Palestina
Jerusalén Oriental: racismo sionista en carne viva
Rolando Astarita
http://rolandoastarita.blog/
En lo que sigue cito y reseño la nota “Demolición de casas en Jerusalén Oriental: “Nos castigan por lo de Gaza”, de la enviada especial de La Nación, Elisabetta Piqué, publicada el 25/10/2023. En ella da testimonio de la destrucción, por medio de una topadora, de la humilde vivienda de 40 metros cuadrados donde vivía Ahmed Hmedat, electricista, de 35 años, junto a su mujer y dos chicos de 5 y 6 años, en el barrio de Tsur Baher, en la parte suroriental de Jerusalén, y muy cerca del muro de cemento que separa esta parte de Cisjordania.
“No tengo más casa, la semana que viene mi mujer dará a luz y no sé qué voy a hacer” dice Ahmed desesperado. Aunque la pesadilla hecha realidad que acaba de presenciar es parte de una política de derribo de casas de palestinos en la parte oriental de Jerusalén, denunciada por varios organismos internacionales y que se remonta a varias décadas atrás”.
Ahmed dice a la corresponsal que desde que comenzó la guerra “los árabes que vivimos en la parte oriental de Jerusalén, ocupada, cambió todo: la policía es más agresiva, hay violencia en los checkpoints y quieren vengarse con nosotros”. Ahmed está alejado de la política. La periodista señala que “la práctica de destrucción de casas e incluso escuelas en Jerusalén Oriental es una política regular desde que asumió Benjamín Netanyahu”, aunque se intensificó. La Municipalidad de Jerusalén sostiene que estas construcciones son ilegales, ya que se levantaron sin los permisos de edificación. Pero se trata de autorizaciones imposibles de obtener para los solicitantes palestinos de la ciudad que, ante la dificultad burocrática, se ven obligados a construir sin papeles”.
Más adelante: “Cuando en 1948 Israel declaró su Estado… el oriente de Jerusalén quedó en manos jordanas, mientras que el nuevo Estado judío estableció su capital al occidente de la ciudad. Los dos lados quedaron divididos hasta la Guerra de los Seis Días en 1967. En esa guerra Israel ocupó la zona oriental. Declaró que la ciudad entera era su capital y en 1980 anexó Jerusalén Oriental, algo que nunca fue reconocido por la comunidad internacional. En las últimas décadas se fueron multiplicando allí asentamientos de colonos y una política de demoliciones. En 2019 la ONG Peace Now detalló que entre 1991 y 2018 solo un 16,5% de los permisos en Jerusalén (9536 de 57.737) fueron adjudicados a barrios palestinos, que ven cómo van avanzando construcciones israelíes en su tierra.
Ahmed está entre quienes construyeron igual, sin permiso, una pequeña casa en 2014. Desde hace 7 años estaba con abogados litigando para tratar de regularizar la situación y pagaba todos los meses los impuestos municipales. Por eso nunca se imaginó que, aunque en su barrio en los últimos meses fueron demolidas al menos otras 145 casas, le tocaría a él, de un día para otro, la pesadilla de quedarse sin techo.
“Vinieron ayer a las 21, con mapas y decretos, y de muy mal modo me dijeron que a las 9 de la mañana vendrían con las topadoras a derriban mi casa”, cuenta. Como… las autoridades incluso cobran el servicio de la demolición (unos 24.000 dólares) Ahmed les suplicó que le dejaran a él derribar la casa. … Pero ni siquiera me dejaron hacer eso, y además, tendré que pagar su servicio”, acusa.
B’Tselem sobre la política israelí en Jerusalén Oriental
Lo que sigue lo hemos tomado de la página web de B’Tselem, Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados. Citamos y reseñamos extensamente el informe sobre Jerusalén Oriental porque es clave comprender que el racismo, el apartheid, es una política sistemática del Estado de Israel contra los palestinos.
En junio de 1967, inmediatamente después de la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza, Israel anexó unos 70.000 dunams [un dunam equivale a 1000 metros cuadrados] de tierra de Cisjordania a los límites municipales de Jerusalén, y aplicó allí la ley israelí en violación del derecho internacional. El territorio anexado excedió en mucho el tamaño de Jerusalén bajo dominio jordano (aproximadamente 6000 dunams), abarcando unos 64.000 dunams más. La tierra adicional pertenecía, en gran parte, a 28 aldeas palestinas… El área anexada hoy es hogar de al menos 350.000 palestinos y unos 209.000 colonos israelíes [los datos son a enero de 2019],
Los nuevos límites municipales de Jerusalén fueron trazados en gran medida de acuerdo a preocupaciones demográficas, entre ellas principalmente dejar fuera áreas densamente pobladas de palestinos a fin de asegurar una mayoría judía en Jerusalén. Siguiendo esta lógica, Israel incluyó algunas tierras que pertenecían a aldeas cercanas a Jerusalén dentro de la jurisdicción municipal de la ciudad, pero dejó a los propietarios fuera de ella.
En junio de 1967 Israel realizó un censo en el área anexada. Los palestinos que en ese momento estuvieron ausentes perdieron su derecho a volver a su hogar. A los que estaban presentes se les dio el status de “residente permanente” en Israel, un status legal dado a nacionales extranjeros que quieren vivir en Israel. Sin embargo, a diferencia de los inmigrantes que eligen libremente vivir en Israel y pueden volver a su país de origen, los residentes palestinos de Jerusalén Oriental no tienen otro hogar, ni status legal en ningún otro país, y no eligieron vivir en Israel. Es el Estado de Israel el que ocupó y anexó la tierra en la que viven.
La residencia permanente confiere menos derechos que la ciudadanía. Habilita a quien la posee a vivir y trabajar en Israel y recibir beneficios sociales bajo la Ley de Seguro Nacional y seguro de salud. Pero los residentes permanentes no pueden participar en elecciones nacionales –ni como candidatos ni como votantes- y no pueden competir por ser alcaldes, aunque se les permite votar en elecciones locales y competir por el Consejo de la ciudad.
Los residentes permanentes deben presentar pedidos para “reunificación familiar” por esposas que no son residentes. Desde 1967 Israel ha mantenido una estricta política sobre pedidos de palestinos para “reunificación” con esposas de otras partes del West Bank, de Gaza o de otros países. En julio de 2003 el Knesset aprobó una ley que impide que esas esposas reciban la residencia permanente, por fuera de excepciones extremas. La ley niega a los palestinos de Jerusalén Oriental que son residentes permanentes de Israel la posibilidad de vivir en Jerusalén Oriental con esposas de Gaza o de otras partes de la Franja Occidental, y niega a sus hijos el status de residencia permanente.
La política israelí en Jerusalén Oriental está orientada a presionar a los palestinos a irse, dando forma así a una realidad geográfica y demográfica que sofocaría cualquier intento futuro de desafiar la soberanía israelí allí. Los palestinos que dejan Jerusalén Oriental debido a esta política o por otras razones, se arriesgan a perder su residencia permanente y los beneficios sociales. Desde 1967 Israel ha revocado la residencia permanente a unos 14.500 palestinos de Jerusalén Oriental.
En tanto los vecinos judíos de Jerusalén y los bloques de colonos en las afueras gozan de un desarrollo masivo y reciben fondos sustanciales, Israel hace todo lo posible para impedir el desarrollo en las áreas palestinas. Como parte de esta política, desde 1967 el Estado ha expropiado más de un tercio de la tierra anexada a Jerusalén – 24.500 dunams, la mayoría propiedad privada de palestinos- y construido 11 vecindarios en ellos, destinadas solo a habitantes judíos. Bajo la ley internacional, el status de estos vecindarios es el mismo que el de las colonias israelíes en la Franja Occidental.
Inmediatamente después de la anexión, Israel canceló todos los planes jordanos para las áreas anexadas, pero dejó los destinados al resto de la Franja Occidental. Esto creó un vacío de planificación que llevó algún tiempo llenar. Solo en los 1980 la Municipalidad de Jerusalén elaboró planes para todos los vecindarios palestinos en Jerusalén Oriental. La característica más chocante de estos planes fue la designación de amplios pedazos de tierra como “áreas escénicas abiertas” donde está prohibido el desarrollo. En 2014, después de otras varias enmiendas hechas a los planes a lo largo de años, esas “áreas escénicas” representaban aproximadamente el 30% de la tierra en los vecindarios palestinos. Solo un 15% de la tierra en el área de Jerusalén Oriental (aproximadamente el 8,5% de la jurisdicción municipal) es zonificada para el uso residencial de residentes palestinos, aunque los palestinos representan el 40% de la población.
Otra medida que ha empleado Israel para limitar la cantidad de tierra disponible para los palestinos es declarar parques nacionales en los cuales el desarrollo está totalmente prohibido. Hasta la fecha [enero 2019] se han declarado cuatro parques nacionales en Jerusalén Oriental, dentro de los límites municipales de la ciudad, incluyendo la tierra que es propiedad privada de palestinos o tierra que está dentro o es adyacente a áreas de vecindarios palestinos y villas. La Municipalidad de Jerusalén está planeando más parques en Jerusalén Oriental.
El inusualmente elevado número de parques nacionales en Jerusalén Oriental, algunos de los cuales no contienen nada de importancia arqueológica o natural, indica que… el propósito de esos parques no es la conservación. Por el contrario, son un instrumento para cerrar grandes extensiones de tierra en Jerusalén Oriental para objetivos políticos, tales como asegurar la contigüidad solo judía desde la Vieja Ciudad al área planeada de colonización E1, con creciente presencia judía en Jerusalén Oriental. (…)
Sin reservas de tierra para el desarrollo, la población palestina en Jerusalén Oriental –que ha crecido más de cinco veces desde 1967- permanece confinada dentro de vecindarios crecientemente poblados. De acuerdo a estadísticas reunidas por el Instituto de Jerusalén para la Investigación Política, en 2015 la densidad de población en los vecindarios palestinos dentro de los límites municipales de Jerusalén era casi el doble que en los vecindarios judíos: en promedio, de 1,9 personas por cuarto y 1 persona por cuarto, respectivamente.
Dada esta realidad, los palestinos no tienen otra elección que la de construir sin permisos. La Municipalidad de Jerusalén estima que entre 15.000 y 20.000 unidades de viviendas fueron construidas, hasta 2004, sin permisos en los vecindarios palestinos. Un número desconocido ha sido construido desde entonces, incluyendo edificios muy juntos y de varios pisos. Las autoridades israelíes ordenan la demolición de estas estructuras… Miles de palestinos de Jerusalén Oriental viven bajo la constante amenaza de sus viviendas y negocios. En muchos casos las autoridades hacen efectiva esta amenaza u obligan a los residentes a demoler ellos mismos las viviendas. Desde 2004 hasta fin de diciembre 2018 las autoridades israelíes demolieron 803 viviendas en Jerusalén Oriental.
Al mismo tiempo, las autoridades animan a cientos de colonos a establecer su residencia en vecindarios palestinos, echando a los palestinos de sus hogares. (…) … un total de 2800 colonos viven en los vecindarios palestinos en Jerusalén Oriental. Estos enclaves de colonos han alterado los vecindarios en los cuales están establecidos, haciendo insoportables las vidas de los residentes palestinos. Estos tienen que lidiar con procedimientos legales destinados a sacarlos de sus hogares, con invasión de su privacidad, presiones financieras y hostigamiento diario de los colonos. Todo esto lleva a confrontaciones violentas entre palestinos y colonos. Las incursiones de colonos también han traído una mayor presencia de la policía, de la policía de frontera y personal de seguridad privada pagada por el Estado, que usa la violencia contra los residentes palestinos, los amenazan y arrestan adolescentes… (…)
El informe dice que desde principios de los 1990, durante la primera intifada, las autoridades israelíes prohibieron a los palestinos de otras partes de Cisjordania entrar en Jerusalén sin un permiso especial. Además la policía israelí estableció puntos de control en las entradas de varios vecindarios palestinos en la ciudad. Estas restricciones debilitaron la posición de Jerusalén Oriental como centro regional.
En 2022, durante la segunda Intifada, Israel comenzó la construcción de la Barrera de Separación en el área de Jerusalén, la mayor parte de ella en la forma de un elevado muro de concreto, que en algunas partes pasa por hogares palestinos. El muro fue completado en 2016. La barrera aisló completamente a Jerusalén Oriental del resto de Cisjordania.
La barrera se construyó siguiendo en todo lo posible los límites municipales que Israel declaró en torno a Jerusalén en 1967, a fin de asegurar el control sobre la tierra anexada. La barrera atraviesa comunidades palestinas, de manera que decenas de miles de palestinos con status de residentes permanentes que se habían mudado a suburbios de Jerusalén Oriental fueron dejados del otro lado del muro, separados del resto de la ciudad. La construcción de la barrera trastornó abruptamente sus vidas, obligándolos a cruzar por los puestos de control cada vez que quieren entrar en la ciudad.
Como resultado, muchos residentes permanentes se mudaron de vuelta dentro de los límites de la ciudad, elevándose los precios inmobiliarios y provocando un apiñamiento masivo de gente.
Refiriéndose a dos áreas que fueron aisladas, y en las que viven 140.000 palestinos, incluyendo un número no conocido de residentes de Cisjordania, el informe dice que los residentes de esos vecindarios pagan impuestos municipales y otros impuestos, pero la Municipalidad de Jerusalén y los ministerios del Gobierno evitan entrar en esas zonas e ignoran sus necesidades. Como resultado se han convertido en tierra de nadie. Las autoridades no proveen servicios municipales básicos como recolección de basura, mantenimiento de calles y educación; y hay gran escasez de aulas de clase y de instalaciones para el cuidado de la salud. Los sistemas de agua y cloacales no satisfacen las necesidades de la población, pero las autoridades no hacen nada para repararlos. Además los residentes padecen restricciones extremas para su desplazamiento debido a los puntos de control que los separan del resto de la ciudad. En otras tres áreas la ruta de la barrera de hecho expande la ciudad sin cambiar formalmente los límites municipales.
El informe también dice que los palestinos de Jerusalén Oriental deben pagar impuestos como cualquier habitante de la ciudad, pero no reciben los mismos servicios. La Municipalidad de Jerusalén evita deliberadamente invertir en infraestructura y servicios en los vecindarios palestinos. Un ejemplo: la Municipalidad tiene solo cuatro oficinas de servicios sociales en los vecindarios palestinos, y 19 en los vecindarios judíos, a pesar de que en los primeros el 76% de los residentes y el 83,4% de los niños viven bajo la línea de la pobreza.
Naturalmente, a los defensores del Estado de Israel los hechos, las denuncias, los testimonios, no les mueven un milímetro. “Los que critican a Israel, los que cuestionan al sionismo, no pueden ser otra cosa que antisemitas y nazis”. Es el bestial argumento de políticos (los Massa, los Macri, los Wolf, las Carrió, las Bullrich, los Milei y sigue la lista) y periodistas (los Viale, los Morales Solá, los Gelblung, los Novaresio, los Bonelli, los Leuco, y sigue la lista) para defender el racismo sionista en carne viva. A esto le llaman lucha por la democracia. ¿Hay límites para el cinismo?
fuente: http://rolandoastarita.blog/2023/10/26/jerusalen-oriental-racismo-sionista-en-carne-viva/
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también editado en https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2023/10/26/palestina-jerusalen-oriental-racismo-sionista-en-carne-viva/