La apuesta de Israel de exportar su doctrina de asesinato del Líbano a Irán le salió mal. Las rápidas represalias de Teherán y sus profundas reservas estratégicas han puesto al descubierto los límites del poder israelí, y pueden arrastrar a Washington a una confrontación regional que no puede permitirse ni controlar totalmente.

Por Ali Salehian, The Cradle. Traducción: Indymedia Argentina.
El bombardeo de la madrugada del 13 de junio del Estado de ocupación israelí -el ataque más abierto en territorio iraní en décadas- fue diseñado para repetir sus éxitos pasados en Líbano. No funcionó.
Ese viernes por la mañana, aviones de combate israelíes lanzaron múltiples ataques por todo Irán: 60 civiles murieron en una torre residencial, varios científicos nucleares de alto nivel y altos mandos militares fueron asesinados, y se atacaron emplazamientos clave de defensa aérea e infraestructura nuclear.
Edificio residencial de la Guardia Revolucionaria Islámica en Teherán, Irán, tras el ataque con misiles de Israel en la madrugada del 13 de junio, donde murieron varios oficiales de alto rango junto a numerosas familias. Video: Middle East Spectator – MES
Los ataques supusieron una escalada de alto riesgo, calcada en parte de la campaña israelí de septiembre de 2024 en Líbano, donde una serie de asesinatos coordinados eliminó a la cúpula de la unidad de élite Radwan de Hezbolá y, en última instancia, al propio secretario general Hassan Nasrallah y a su presunto sucesor, Hashem Safieddine.
Un modelo fallido
Este plan de “conmoción y pavor” (“shock and awe”) tuvo cierto éxito en Líbano, donde la inteligencia israelí había logrado una profunda penetración. En Teherán, sin embargo, se encontró con una nación mucho más resistente.
Mientras el presidente estadounidense Donald Trump exigía en voz alta que Irán abandonara sus derechos de enriquecimiento nuclear, aplicó un enfoque de “zanahoria y garrote” de sanciones de “máxima presión”, amenazas militares y negociaciones para tratar de persuadir a Teherán de que aceptara sus demandas unilaterales durante las conversaciones indirectas.
Este patrón se había repetido anteriormente en el conflicto entre Ucrania y Rusia tras el estancamiento de las negociaciones, con operaciones en el interior de Rusia y ataques contra bombarderos estratégicos rusos.
Durante meses, Teherán había calculado el modelo de ataque de Hezbolá a Israel como un escenario probable para un ataque contra Irán. En consecuencia, se tomaron medidas para sustituir rápidamente a los comandantes en tal caso. Sin embargo, al menos desde el punto de vista táctico, Israel consiguió conmocionar a Irán con sus ataques, en su mayoría resultado de operaciones internas de infiltración y sabotaje.
Teherán responde con rapidez
Pero la respuesta de Irán no se hizo esperar. En 72 horas, Teherán había lanzado tres importantes operaciones de represalia. Se restablecieron las defensas aéreas del país, se volvieron a desplegar unidades de aviones no tripulados y se reabastecieron puestos de mando clave. Pronto proliferaron en Internet imágenes de objetivos israelíes alcanzados por munición iraní, lo que puso de manifiesto tanto la recuperación operativa de Teherán como su mensaje estratégico.
Filmación muy cercana del impacto de un misil iraní en Tel Aviv el 14 de junio de 2025. Fuente: Middle East Spectator – MES
La respuesta ofensiva y defensiva de Irán fue tal, que Trump, inicialmente exultante por las acciones de Israel y tratando de ofrecer a Irán una “segunda oportunidad” de negociación -incluso contemplando posiblemente la idea de unirse a una guerra con victoria segura contra la República Islámica- volvió a una postura declaradamente neutral, tratando de poner fin rápidamente a las tensiones.
Pero el mensaje de Teherán ha sido claro y coherente: Considera que cualquier agresión israelí es inseparable del apoyo estadounidense. La República Islámica lleva mucho tiempo advirtiendo de que el apoyo logístico, de inteligencia y operativo de Washington posibilita todas las campañas militares de Tel Aviv. Y mientras el derechista primer ministro israelí Benjamin Netanyahu sigue tratando de enredar a Estados Unidos en su agenda de cambio de régimen iraní, Trump y otros parecen cada vez más cautelosos.
Seguridad para todos o para ninguno
Irán ha expuesto claramente su estrategia en caso de un ataque estadounidense: seguridad para todos o para ninguno, lo que significa seguridad marítima, seguridad energética y la seguridad de las bases estadounidenses en Asia Occidental.
Mohsen Rezaei, ex comandante general del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC), declaró en una entrevista reciente que:
“Los líderes de Estado de los Estados Unidos y Europa deben dejar de apoyar ae Israel lo antes posible. Si esto no ocurre, no podemos simplemente ser testigos de que Estados Unidos y otros países sigan suministrando municiones a Israel. Sus aviones entrarán en el cielo y chocarán con nuestros misiles; ya sean aviones británicos, franceses o estadounidenses. Por lo tanto, las dimensiones de la guerra pueden agravarse y nos hemos preparado para ello.”
Y añadió: “Por supuesto, nuestro esfuerzo siempre ha sido no ser el iniciador, pero seremos el finalizador. Si continúa el apoyo a Israel, mi predicción es que quienes participan de este apoyo también podrán verse arrastrados al conflicto.”
Irán posee diversas herramientas defensivas y ofensivas y opciones convencionales y no convencionales, que sin duda reconsiderará seriamente tras el reciente intercambio de fuego pesado.
Como ha dicho Mohammad-Javad Larijani, uno de los principales asesores en política exterior del Líder Supremo de Irán, Alí Jamenei, y secretario del Alto Consejo de Derechos Humanos de la nación:
“Hay una vieja regla en el Golfo Pérsico: si nuestras instalaciones petrolíferas (las de Irán) sufren graves daños, no permitiremos que ningún país de la región utilice su petróleo”.
Hay muchas opciones que Irán puede emplear para ejecutar esa amenaza. El general de brigada Esmail Kowsari, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento, afirmó que “cerrar el estrecho de Ormuz” podría ser fácilmente una táctica en la agenda de Irán.

Interpretación errónea del campo de batalla iraní
Tel Aviv ha asumido erróneamente que su estrategia para el Líbano era escalable. Varios errores de cálculo deblitaron su plan “copiado y pegado” para decapitar a la dirigencia iraní.
En primer lugar, el mando militar iraní es vasto, experimentado y rápidamente reemplazable. A diferencia de Hezbolá, un actor no estatal con recursos más limitados, Irán mantiene profundidad y redundancia en sus fuerzas armadas. El General de Brigada Abolfazl Shekarchi destacó esta capacidad, desestimando las suposiciones israelíes de que unos pocos asesinatos podrían paralizar la defensa nacional.
En segundo lugar, la geografía es importante. El gran tamaño de Irán permite la dispersión estratégica de activos críticos. Los aviones israelíes pueden haber penetrado brevemente en nodos occidentales clave, pero gran parte de la infraestructura iraní sigue establecida en sus territorios orientales y centrales. La doctrina militar del Estado se basa en esa profundidad.
En tercer lugar, aunque el aparato de inteligencia israelí consiguió penetrar en los círculos de mando iraníes, no logró un dominio de espectro completo. La República Islámica conserva la capacidad de llevar a cabo operaciones de contrainteligencia y, en los días transcurridos desde el atentado, la seguridad interna habría desmantelado múltiples células de espionaje, causantes de la mayoría de las recientes explosiones.
Un policía iraní en moto persigue a una furgoneta cargada de drones suicida de una célula del Mossad operando en territorio de Irán, mientras le dispara, en la noche del 15 de junio de 2025. Posteriormente el conductor fue detenido. Fuente: Middle East Spectator – MES
La versión iraní de la solidaridad como arma estratégica
Pero quizás el error más grave de Tel Aviv radicó en su interpretación de la cohesión interna de Irán. El primer ministro israelí Netanyahu parecía creer que un ataque externo repentino activaría las fuerzas de oposición dentro de Irán, desatando a separatistas, militantes y críticos del gobierno para desestabilizar el Estado. Este cálculo tiene un precedente igualmente mal informado: El ex presidente iraquí Saddam Hussein cometió un error similar en la década de 1980.
Pero la unidad política de Irán frente a las amenazas externas ha quedado demostrada en repetidas ocasiones. Incluso segmentos de la sociedad críticos con la República Islámica han cerrado filas ante la agresión extranjera. Se trata de un nacionalismo forjado no a partir de la propaganda estatal, sino de la memoria colectiva de guerras, invasiones y aislamiento.
Video: El primer ministro israelí Netanyahu afirmando en una entrevista en Fox News este 15 de junio de 2025 que es posible un cambio de régimen en Irán como consecuencia de los ataques israelíes, ya que “ciertamente no cuentan con el apoyo del pueblo”. Fuente. TabZ
En tres breves días, Tel Aviv ha matado a 224 ciudadanos iraníes, la mayoría civiles, y ha reducido a escombros varios edificios residenciales. Ese nivel de provocación tiene consecuencias. En este conflicto, la disuasión de Irán no es sólo militar: es social.
Una guerra aún por decidir
Por ahora, la situación sigue siendo fluida. La campaña de Tel Aviv ha desencadenado una rápida respuesta iraní, tanto retórica como en especie. Pero más que eso, ha expuesto los límites de la doctrina militar israelí cuando se aplica a un actor estatal con defensas profundas -e incluso desconocidas- y una población movilizada.
Video: Impacto de misil hipersónico iraní en Haifa el 15 de junio de 2025. Fuente: Middle East Spectator – MES
Los aliados occidentales de Tel Aviv, que en su momento se contentaron con hacer declaraciones cautelosas durante los meses de ataques del Estado de Israel en Gaza, y sus más recientes ataques contra Irán, han pasado desde entonces a la diplomacia activa. Washington se esfuerza ahora por evitar una conflagración regional. Lo que antes era un apoyo pasivo es ahora una mediación activa, mientras Tel Aviv presiona para que Washington se involucre más en su confrontación con Irán. Netanyahu, por su parte, sigue buscando una guerra más amplia para resolver por la fuerza el asunto nuclear iraní y aspira a un cambio total de régimen. El objetivo de Israel es claramente arrastrar a Estados Unidos a una campaña militar que podría dañar la infraestructura nuclear de Irán y debilitar su fuerza militar.
Pero Teherán ha trazado su línea. Como advirtió el ministro de Defensa iraní, Aziz Nasirzadeh, inmediatamente después de los ataques israelíes:
“Estamos plenamente preparados y apoyaremos a nuestras fuerzas operativas en todo lo que podamos. Estamos preparados para años de combate continuado, y las fuerzas armadas están totalmente equipadas”.
Como en cualquier conflicto, los resultados siguen siendo inciertos. Sin embargo, que esto se convierta en una guerra más amplia o se estanque en otro enfrentamiento regional congelado depende menos de Israel y más de si Estados Unidos está dispuesto a seguir a Tel Aviv hacia el fuego.
Ali Salehian es investigador principal del Grupo de Reflexión sobre Gobernanza y Política, afiliado a la Universidad Tecnológica Sharif, Teherán, Irán. También es doctorando en la Universidad Tarbiat Modarres.
Artículo publicado orignalmente en The Cradle el 16 de junio de 2025. Traducción del inglés y selección de imágenes y videos: Indymedia Argentina.
Fuente: https://thecradle.co/articles/tel-aviv-miscalculates-why-israels-shock-strategy-failed-against-iran