Segunda reunión de trabajo entre los gremios aeronáuticos y funcionarios de Aerolíneas Argentinas y los ministerios de Salud y Transporte.
Los trabajadores del sector aeronáutico, en el foco de la atención ante la crisis mundial por el coronavirus, aguardaban anoche la confirmación por parte del Gobierno de que quedarán exceptuados de la obligación de mantenerse en cuarentena por 14 días una vez vueltos a la Argentina desde un país considerado de riesgo por circulación y contagio de la infección. Los pilotos aéreos y los tripulantes de cabina tendrán un capítulo especial de la reglamentación de los protocolos del Ministerio de Salud para la atención de los casos sospechosos.
Ayer se concretó una reunión informativa en Aerolíneas Argentinas con la participación de todos los gremios de la aviación junto a funcionarios de los ministerios de Salud y Transporte. Fue la continuidad de otro encuentro el miércoles en el que había comenzado alizar vuelos a países con presencia de coronavirus, por un lado, y evaluar mecanismos de reducción del daño económico que representará para la línea de bandera y Austral el recorte drástico de servicios internacionales.
En Aerolíneas Argentinas calcularon que al menos la mitad de sus recursos son provenientes de los vuelos internacionales, y el resto se reparte entre los regionales (Brasil, Chile, Uruguay, Perú y Bolivia) y los de cabotaje. Con la decisión del Gobierno de suspender desde el martes todos los vuelos a destinos de riesgo, en particular de Europa y Estados Unidos, la prestación internacional de la línea quedará reducida a Cancún, Punta Cana y Colombia.
A cargo del encuentro estuvieron ayer el presidente de Aerolíneas y Austral, Pablo Ceriani, la subsecretaria de Calidad, Regulación y Fiscalización del Ministerio de Salud, Judit Díaz Bazán, y el jefe de Gabinete de la cartera de Transporte, Abel De Manuele. Por los gremios asistieron los titulares de las dos entidades de pilotos, Pablo Biró (APLA) y Cristian Erhardt (UALA, Austral), el del personal en tierra, Edgardo Llano (APA) y el de los jerárquicos de líneas aéreas (UPSA), Rubén Fernández. Más tarde, y fuera del bloque de sindicatos, estuvo el jefe de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), Juan Pablo Brey.
La funcionaria de Salud detalló a dirigentes y delegados los pasos tomados hasta ahora en la prevención del coronavirus y para la detección y abordaje de casos sospechosos. Adelantó, además, el criterio que quedaría plasmado más tarde en un decreto según el cual el tráfico aéreo se mantendría sin mayores cambios hasta el lunes y que a partir del día siguiente la línea de bandera sólo haría vuelos para repatriar a los argentinos que se encontraran en el extranjero, y para devolver a sus países de origen a los turistas.
Funcionarios y sindicalistas coincidieron en trazar un diagnóstico sombrío para el futuro inmediato de la actividad, en general, y de Aerolíneas y Austral, en particular. “Estamos preocupados por la afectación del coronavirus al trabajador y de todos modos queremos dar el servicio y las garantías como profesionales. Mientras eso esté vamos a hacer lo que nos corresponda para que los aviones sigan volando. Es una situación muy compleja y entre la debacle en la que nos dejó el gobierno anterior, y el agregado del coronavirus, nuestra empresa de bandera queda en una situación extrema”, le dijo anoche a este diario Erhardt, titular de UALA.
En la propia empresa reconocieron lo inminente de la crisis aunque alegaron estar ocupados en atender las urgencias y los inconvenientes de los pasajeros. Explicaron que por la crisis adelantaron la implementación de una línea de WhatsApp para pasajeros y entre todas las inquietudes de los clientes recibieron en un solo día 19 mil consultas.
Respecto de la cuarentena, obligatoria para los pasajeros regresados a la Argentina de destinos con circulación y contagio de coronavirus, los gremios aeronáuticos les pidieron a los funcionarios una reglamentación que los exceptuara de tener que cumplirla sin atenuantes. El caso prototípico que mencionaron es el de un piloto o tripulante de cabina obligado a convivir encerrado en su domicilio durante 14 días con un familiar con una enfermedad crónica o una condición de edad que lo convirtiera en población de riesgo.