Mauricio Pérez, “la rebelión de su raza”

Está en la primera línea, es uno de los más bajos del grupo, se lo ve tieso, serio, hundido dentro del uniforme del presidio. La foto fue tomada en Ushuaia en 1932, antes de partir hacia Buenos Aires en el transporte Pampa; antes del fin. En la imagen, a sus pies, alguien tecleó el número cuatro. El historiador roquense Tránsito Toledo cuenta, en Historia de la fundación y progreso de General Roca, que “Mauricio Pérez, [era] un indiecito inteligente y fiel, que llevando dentro la rebelión de su raza se embanderó en las primeras luchas de justicia social y por ello fue llevado a la cárcel muriendo lejos de su pueblo natal”.1

Pocas palabras le dedicó Toledo al tipógrafo y militante de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), que murió en Buenos Aires tras enfrentar el encierro en las cárceles de Villa Devoto y Ushuaia. A pesar de lo breve, y del tono paternalista, esa mención es uno de los pocos testimonios hallados sobre el “buen operario”, “personalmente muy bueno y correcto”, que nació en Gral. Roca en el seno de “una humilde familia local”.2

Mauricio Pérez tiene rostro, cuerpo, no es solo una foto y un puñados de palabras. Su historia es también historia colectiva. Mauricio Pérez es el rostro, el cuerpo, la foto y el puñado de palabras en el que están representados otros y otras. “Aquí también los ‘indios’, los ‘gallegos’ y los ‘gringos’, se han hundido en estrecho y fraternal abrazo, para marchar unidos como un solo hombre bajo el rojo pendón de la F.O.R.A. Comunista, la conquista de ese ideal sacrosanto de amor, de justicia, de libertad y de fraternidad”, escribía Rafael Alcaraz, en 1923, al referirse a la Sociedad de Oficios Varios de Cipolletti.3

En menciones fugaces Toledo y Alcaraz incorporaron a los indios al universo de los que crearon el Alto Valle del Río Negro. No solo la inmigración europea y asiática conformó la clase obrera y forjó la riqueza valletana, algo tan obvio como solapado. Aunque no incorporaron a los indios solo en su condición de explotados, lo hicieron también en cuanto actores de la lucha emancipatoria. Algo excepcional, porque las y los indios (al igual que las y los negros) poco aparecen en las historias obreras de Argentina de fines del siglo xix y de las primeras décadas del xx. Incluso el discurso anarquista en el país en aquellos tiempos, atravesado por la tensión civilización o barbarie, fluctuaba entre la admiración por la figura icónica del indio que había defendido su territorio, a pesar de la disparidad de fuerzas, y la imagen negativa, sinónimo de atraso; pasando, claro, por una serie de matices.

El Centro Socialista

Con el fin de la 1ra Guerra Mundial (1914-1918) se reactivó la economía, agro-exportadora, y se redujo la desocupación, creciente desde el inicio de la conflagración. El nuevo escenario permitía recobrar fuerzas al movimiento obrero, plantear sus demandas y superar el lastre de la represión sufrida en 1910, en el marco de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, que desarticuló sindicatos y organizaciones revolucionarias. Otro acontecimiento de trascendencia mundial también marcaba el pulso del resurgir de la organización obrera, y la época: el triunfo de la revolución de los soviet en Rusia.

El norte de la Patagonia no estaba ajeno a ese proceso, se incrementaron la sindicalización y las huelgas en la zona Atlántica, en el puerto de San Antonio Oeste, y el Alto Valle, vinculada principalmente a la construcción del dique Contralmirante Cordero y los canales de irrigación. El clima de ebullición social también permitía a otros actores desplegar sus fuerzas. En 1917 se conformaron centros socialistas en Viedma y San Antonio Oeste, mientras que en enero de 1919 fue fundado en Neuquén el Centro Obrero y en mayo el Centro Socialista de Gral. Roca. Mauricio Pérez participaba de esa ebullición.

“Bajo los más halagüeños auspicios, constituyóse el martes último un centro socialista obrero en este pueblo”, comienza la breve nota publicada en Río Negro el 29 de mayo de 1919. “Flotaba en el ambiente de este pueblo y la colonia el deseo de mancomunar ideales encaminados a imponer orientaciones en un orden de ideas determinado y de establecer lazos de unión entre la clase trabajadora basados en la comunión de intereses y ansias de mejoras que persiguen. Por eso ha surgido el centro sin mayor esfuerzo, casi espontánemente”, aseguraba el semanario roquense. El periódico reproducía el manifiesto con que el Centro Socialista se presentaba en sociedad. El texto hacía referencia a los vientos de cambio que soplaban en Europa y arengaba: “Todos los que trabajan, sin distinción alguna, deben aprestarse para la reorganización que se aproxima en forma de emancipación del trabajador del yugo capitalista, como una mejor comprensión de la distribución y compensación del trabajo. Por ello se lucha en la presente agitación mundial”. Si la prosa parecía incendiaria, enseguida ahuyentaban fantasmas: “Excluímos la violencia; somos trabajadores. No seremos enemigos de orden; deseamos, al contrario, un orden más humano”.4

Según Toledo, “los iniciadores del movimiento socialista, si bien la mayoría era gente de trabajo, no revistaban como simples trabajadores u obreros, sino que habría profesionales, técnicos especializados, mecánicos y operarios diversos, gozando en su mayoría de posibilidades y medios de vida, actuando con la aspiración de orientar a los trabajadores en su lucha por mejorar las condiciones de trabajo, salarios y jornales que compensaran la dura labor que realizaban”.5 Esa composición se verifica al rastrear las ocupaciones de los firmantes del manifiesto, por cierto todos varones, entre los que aparecen Fernando Rajneri, director del periódico Río Negro, y Mauricio Pérez, tipógrafo de ese medio.

Toledo menciona también que al movimiento socialista se unieron “ciudadanos con méritos y capacidad para la acción”, que propusieron desarrollar “tanto la actividad gremial como la política, estableciéndose dos corrientes”. Los fundadores propugnaban “por la preparación del campo gremial para luego emprender la política”, sin embargo, “la agrupación se orientó a la acción política permanente”, lo que motivó el retiro del núcleo fundacional. En marzo de 1921 el Centro sufrió una segunda ruptura, a instancias de un grupo de afiliados se sometió a votación la desafiliación del Partido Socialista y la incorporación al Partido Comunista.6 A partir de entonces la agrupación se llamó Centro Comunista. Mauricio Pérez no es citado en la nota que Río Negro le dedicó a esa ruptura, es posible ya militara en la FORA.

Rojo pendón

Toledo sostiene que Pérez estuvo “entre los fundadores de las sección local [de la FORA] en el año 1918”.7 Probablemente haya integrado el núcleo inicial, pero, con certeza, la fundación no fue en 1918. En mayo de ese año en Ing. Huergo jornaleros anarquistas promovieron una huelga en las obras de riego y sufrieron una dura derrota,8 quedaron tan desarticulados que no pudieron concretar la apertura de una sociedad de Oficios Varios en Contralmirante Cordero, cuya puesta en marcha era inminente.9 Por otra, en la prensa anarquista las referencias a sociedades obreras valletanas aparecen a partir de 1921.10

No hallamos referencias a intervenciones de Mauricio Pérez en actos, asambleas o huelgas, que sí existen de otros militantes foristas de Roca como Mariano Rubio, Juan Hernández Lázaro o María Méndez, por ejemplo. En mayo de 1922 integró el Subcomité Pro Presos Sociales en representación de Oficios Varios de Roca, donde se desempeñó como tesorero, y según Toledo, también fue secretario de la sociedad obrera, dato que no pudo ser corroborado.11 Sí integró el cuadro filodramático Floreal, grupo de teatro de aficionados desde el que realizaban labor de propaganda a partir de la selección de obras que ponían en escena. Según Río Negro, Pérez tenía dotes actorales.12

En el Alto Valle el pico de actividad de las organizaciones de la FORA fue entre 1920 y 1923, en los años siguientes sufrió una fuerte sangría por la represiones policiales y el hostigamiento de la Liga Patriótica Argentina,13 los enfrentamientos al interior del movimiento anarquista y la paralización de las obras de irrigación, que garantizaban la afluencia de obreros que sostenían los sindicatos. Oficios Varios de Cipolletti, primero, y el de Allen, luego, cerraron sus puertas y toda la actividad se concentró en Gral Roca. En los años siguientes en la localidad se conformaron sociedades de resistencia de obreros panaderos, ladrilleros y albañiles, pero fueron experiencias de corta vida. El proselitismo de la forista perdió terreno y cayó en una larga agonía, interrumpida por la masiva adhesión que consiguió en 1927 la campaña contra la ejecución de los anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomé Vanzetti en EEUU. El golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930 fue el tiro de gracia para la organización obrera anarquista valletana.

Uriburu, Villa Devoto, Ushuaia

En los primeros días de 1931 se sucedieron allanamientos y detenciones de militantes anarquistas en Río Negro, un despliegue represivo que no guardaba relación con las reducidas fuerzas que tenía el forismo en ese territorio nacional. El 19 de enero comenzaron las detenciones en Cipolletti y se extendieron en tiempo y en espacio, concluyeron los primeros días de febrero y llegaron hasta Río Colorado.14 El 29 de enero Río Negro deslizó que a raíz de atentados explosivos perpetrados en Buenos Aires, el Gobierno Provisional había “ordenado que se lleve a cabo una campaña en toda la República contra los elementos anárquicos”. “Según versiones que tienen fundamento se ha procedido a la detención de varios individuos que profesan ideas ácratas” tanto en Gral. Roca como en poblaciones vecinas.15 El 12 de febrero el periódico roquense brindó más detalles, en el operativo detuvieron a diecinueve personas, la mayoría – según consignaba – tenía antecedentes policiales y eran conocidas figuras peligrosas.16 De acuerdo a la versión policial, incautaron propaganda contra el Gobierno Provisional, “libros de química y textos sobre materiales explosivos”.17

Toledo afirma que fue muy recordada la detención de Mauricio Pérez, aunque no explica por qué.18 ¿Porque había nacido en el lugar, a diferencia de sus compañeros de desgracia? ¿Porque no volvió? Fue trasladado a la cárcel porteña de Villa Devoto y alojado en el cuadro 3 bis, reservado para militantes anarquistas y comunistas, y tiempo después lo embarcaron rumbo a Ushuaia, a la Penitenciaría Nacional. Formó parte de la segunda remesa de presos enviada en el transporte Chaco hacia el encierro austral.19 ¿Por qué lo trasladaron? Fue el único de los detenidos en Río Negro que corrió esa suerte, dos fueron deportados (uno era Mariano Rubio, que desembarcó en Montevideo y retornó al país), el resto permaneció Villa Devoto hasta su liberación el 20 de febrero de 1932.20

En Tierra del Fuego permaneció una corta temporada. En marzo de 1932 llegó a Buenos Aires y el 13 de junio murió. La Protesta lo afirmó sin ambages, Asesinado por la dictadura. “Murió en el hospital Muñiz donde se atendía de una enfermedad gravísima y que trajo el camarada sobre sus espaldas, como una herencia de la trágica vida en Ushuaia”.21 El periódico reconstruyó el martirologio. “Villa Devoto con sus camas heladas de mosaicos, con su sombra permanente, con sus bazofias nauseabundas. Y después Ushuaia”. Además de las condiciones de encierro, denunciaba otras torturas. “Grande es la fuerza de aquel que cae por militante revolucionario, por consciente. Aguantó a Cernadas [el director del Penal], a Sampedro [el subalcaide] y a sus siervos borrachos. Vino con los arrancados de la muerte, con los compañeros llegados del Sur. Vino y murió”. La Protesta no dudó: “Uriburu, Villa Devoto, Ushuaia: he aquí sus asesinos”.

En la imagen se lo ve en primera línea, tieso, serio, hundido dentro del uniforme del presidio. Quizá la foto la tomaron poco antes de retornar a Buenos Aires. Mauricio Pérez tiene rostro, tiene cuerpo, tiene historia, no es solo una foto y un puñado de palabras. Su rostro, su cuerpo, su foto, su historia, le prestan palabras a las no encontradas. terrapalabra

* La imagen donde aparece Mauricio Pérez fue obtenida del Banco de Imágenes Florian Paucke, Archivo General de la Provincia de Santa Fe. Extrañamente en la descripción dice “Empleados del presidio” y la nómina de los confinados.  

Notas

1Toledo, Tránsito L. (1972) “Historia de la fundación y progreso de General Roca, R.N., 1879-1899-1969”. Bahía Blanca, Editorial Gráfica del Sur, p. 234.

2Toledo (1972), p. 278.

3El Delegado [Rafael B. Alcaraz], “Crónicas del interior. Río Negro”, en La Protesta, 23 de abril de 1922, p. 3

4“Solicitada”, en Río Negro, 29 de mayo de 1919.

5Toledo (1972), p. 276.

6“Centro Comunista”, en Río Negro, 17 de marzo de 1921.

7Toledo (1972), p. 277.

8“Huelga en las obras del canal norte”, en Río Negro, 23 de mayo de 1918 y “La huelga en el canal”, en Río Negro, 30 de mayo de 1918.

9“Información necesaria”, en La Protesta, 14 de junio de 1918, p. 4. Ese intento fallido de organización es abordado con más detalles en H. Scandizzo, “La organización obrera anarquista durante la construcción del Alto Valle. Las huelgas en los canales”, folleto de próxima publicación.

10Antonio Vivez, activo militante forista de Cipolletti, en una carta publicada en enero de 1923 afirma que hacía solo dos años y medio que había sociedades foristas en ese territorio. “Carta abierta. Para quien corresponda”, en Ideas, 2da quincena de enero de 1923, pp. 2 y 3.

11“Sub-Comité Pro Presos. General Roca, Río Negro, F.C.S.”, en La Protesta, 09.08.22, pág.4. El organismo, conformado por las sociedades foristas de Roca, Cipolletti y Allen, tenía como finalidad garantizar la defensa de los presos y atender a sus familias. En la región todavía sentían las consecuencias de la represión desatada en Allen a fines de 1921. Más información en “Allen 1921: del soviet a la caza de obreros”. Toledo (1972), p. 278.

12“Floreal”, en Río Negro, 19 de junio de 1923, p. 5.

13En esos tiempos convulsionados también sectores conservadores cerraron filas ante el temor a la avanzada obrera y organizaron la reacción en torno a la Asociación Nacional del Trabajo y la Liga Patriótica Argentina, fundadas en Buenos Aires en 1918 y 1919 respectivamente. En Gral. Roca la LPA se constituyó en mayo de 1919, poco antes que el Centro Socialista. “Liga Patriótica Argentina”, en Río Negro, 22 de mayo de 1919.

14Ver H. Scandizzo, “Los eternos sospechosos”, en terrapalabra.

15Río Negro, 29 de enero de 1931, p. 4.

16Expediente Nº43/1931. Juzgado Letrado de Río Negro. Perno (sic) José s/recurso de habeas corpus. AHRN.

17“Detención de ácratas en el territorio”, en Río Negro, 12 de febrero de 1931, pp. 1 y 3.

18Toledo (1972), p. 278.

19“Más allá de las fronteras: El anarquismo argentino en el período de entreguerras”, Tesis de doctorado, Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Historia Contemporánea, Madrid, 2018, p. 198. En La Protesta del 21 de febrero de 1932 figura que fue trasladado en junio de 1931, sin embargo M. Ramírez (Ushuaia: la ergástula del sur, Claridad, Bs As, 1935), y D. Varone (La memoria obrera, Cartago, Bs As, 1989) sostienen que fue en agosto.

20La Protesta, 27.02.1932. Compañeros de V. Devoto que recuperan la libertad.

21“Mauricio Pérez. Asesinado por la dictadura”, en La Protesta, 16 de junio de 1932, p. 2.

 

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