La pandemia del Covid-19 ha afectado a más de 476 millones de indígenas en el mundo. Más de 70.000 han sido afectados en América, 23.000 de ellos viven en los 190 pueblos originarios de la cuenca del Amazonas, donde se ha registrado más de un millar de fallecimientos. Ya antes de la emergencia global las comunidades originarias carecen de servicios básicos y sufren situaciones arraigadas de desigualdad, discriminación, estigmatización y racismo. En la jornada dedicada a esos pueblos, el titular de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llama a atender sus necesidades y respetar sus derechos inalienables, que implican inclusión social, acceso a la educación, al trabajo, a la vivienda y a la salud.
Mediante la Resolución 49/214, del 23 de diciembre de 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió que el Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebraría cada año el 9 de agosto. La fecha conmemora la primera reunión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre poblaciones indígenas en 1982.
En 2004, la Asamblea proclamó un Segundo Decenio Internacional, del 2005 al 2015, con el tema “Un decenio para la acción y la dignidad”.
En el marco de la pandemia del Covid-19, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) difundió los siguientes comunicados.
Hacer realidad los derechos de los pueblos indígenas implica incluirlos en la respuesta al COVID-19
La pandemia del coronavirus ha afectado a más de 476 millones de indígenas en el mundo. Ya antes de la emergencia global las comunidades originarias carecían de servicios básicos y sufrían desigualdad y racismo. En la jornada dedicada a esos pueblos, el titular de la ONU llama a atender sus necesidades y respetar sus derechos inalienables, que implican la inclusión y el acceso a la salud.
“A lo largo de la historia, los pueblos indígenas han sido diezmados por enfermedades traídas de otros lugares, frente a las que no tenían inmunidad”, recordó el Secretario General de las Naciones Unidas y llamó la atención sobre la precariedad en la que viven esas comunidades en la actualidad.
Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, subrayó en un mensaje de video para el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, celebrado cada 9 de agosto, que ya antes de la pandemia de COVID-19, esos pueblos originarios “hacían frente a situaciones arraigadas de desigualdad, estigmatización y discriminación”.
Esas condiciones aunadas a la pobreza y exclusión de los planes de respuesta a la emergencia han afectado a 476 millones de indígenas en el mundo desde el inicio de la pandemia.
Conocimientos tradicionales
La ciencia ha demostrado que existe un vínculo entre el daño al medio ambiente y las emergencias sanitarias. Los indígenas también lo han notado, lo percibieron desde tiempos ancestrales.
Gracias a sus conocimientos tradicionales y su relación con el mundo natural, saben desde hace mucho tiempo que la degradación de la naturaleza tiene el potencial de desencadenar enfermedades.
Los pueblos indígenas poseen una fuente de conocimientos que podrían ayudar a reequilibrar la relación de los seres humanos con la naturaleza. Sin embargo, la mayor parte de ellos carece de acceso o tiene acceso insuficiente a servicios básicos como la salud, el agua limpia y el saneamiento, lo que los hace más vulnerables.
El titular de la ONU destacó, además, que las personas indígenas trabajan principalmente en oficios tradicionales o en la informalidad.
Se refirió también a las mujeres de esas comunidades, que por ser las encargadas de alimentar a sus familias padecen la suspensión del quehacer económico ya que no pueden comerciar sus artesanías o productos agrícolas.
En cuanto a los niños, Guterres enfatizó su falta de acceso al mundo virtual que se está utilizando para las actividades educativas en vista del cierre de las escuelas.
Las amenazas y la violencia han sido una constante de la historia moderna para los pueblos indígenas, que son despojados de sus tierras y recursos y, en ocasiones, asesinados cuando defienden sus derechos.
No obstante, han demostrado que cuando cuentan con autonomía, la seguridad alimentaria no es un problema para ellos y que pueden mantener los cuidados de salud primaria con sus cultivos y medicinas tradicionales.
Garantías inalienables
En esta jornada internacional, Antonio Guterres conminó a los países a asignar recursos para atender las necesidades de esos pueblos y respetar sus garantías inalienables en el marco de la pandemia y en el futuro.
“Hacer realidad los derechos de los pueblos indígenas implica garantizar su inclusión y participación en las estrategias de respuesta al COVID-19 y de recuperación posterior. Se les debe consultar respecto de todas las iniciativas orientadas a reconstruir con más solidez y recuperarnos mejor”, puntualizó.
Afirmó que la ONU trabaja con los pueblos originarios desde el comienzo de la pandemia para ayudar a proteger su salud y a integrarlos a las medidas de protección social.
“El sistema de la ONU sigue decidido a hacer realidad la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y a apuntalar la resiliencia de esos pueblos”, enfatizó el Secretario General.
COVID-19 y la resiliencia de los pueblos indígenas
Si bien los orígenes exactos de COVID-19 aún no se han confirmado, los investigadores conocen bien el vínculo entre el daño ambiental y las pandemias. Pero hay otro grupo de expertos que se han estado preocupando por la amenaza de una pandemia incluso antes de COVID-19: los pueblos indígenas. Gracias a sus conocimientos tradicionales y su relación con el mundo natural, saben desde hace tiempo que la degradación del medio ambiente tiene el potencial de desencadenar enfermedades.
A medida que luchamos contra la propagación de la pandemia, es más importante que nunca salvaguardar a estos pueblos y sus conocimientos. Sus territorios albergan el 80% de la biodiversidad del mundo y pueden enseñarnos mucho sobre cómo reequilibrar nuestra relación con la naturaleza y reducir el riesgo de futuras pandemias.
Además, los pueblos indígenas están buscando sus propias soluciones a esta pandemia. Están tomando medidas y utilizando los conocimientos y prácticas tradicionales, como el aislamiento voluntario y el cercamiento de sus territorios, así como medidas preventivas, difundidas y abordadas en sus propias lenguas.
Una vez más, nos muestran su capacidad de readaptación. Es por ello que el tema de este año con motivo de la celebración de su Día Internacional es “COVID-19 y la resiliencia de los pueblos indígenas”, ocasión para la cual preparan un evento especial que incluirá un panel de discusión sobre las formas innovadoras en que los pueblos indígenas continúan demostrando resistencia y fortaleza frente a la pandemia mientras se enfrentan a graves amenazas contra su supervivencia.
Sus retos son nuestros retos
Las comunidades indígenas se enfrentan a una serie de desafíos de base, y la desafortunada realidad es que los efectos de la pandemia de COVID-19 empeoran aún más estos problemas.
Estos pueblos experimentan un acceso deficiente a la atención sanitaria, tasas significativamente más altas de enfermedades transmisibles y no transmisibles, falta de acceso a servicios esenciales, saneamiento y otras medidas preventivas clave, como agua limpia, jabón, desinfectante, etc. Asimismo, la mayoría de las instalaciones médicas locales cercanas, si es que las hay, suelen estar mal equipadas y carecen de personal. Incluso cuando los pueblos indígenas pueden acceder a los servicios de salud, pueden enfrentarse al estigma y la discriminación. Un factor clave es asegurar que en esas instalaciones se presten servicios en lenguas indígenas y, según proceda, en función de la situación específica de los pueblos indígenas.
Los estilos de vida tradicionales de los pueblos indígenas son una fuente de resiliencia, pero este momento pueden representar una amenaza para evitar la propagación del virus. Por ejemplo, la mayoría de los pueblos indígenas organizan periódicamente grandes reuniones tradicionales en sus comunidades para conmemorar acontecimientos especiales como, cosechas, ceremonias de llegada a la mayoría de edad, etc. Algunas familias indígenas también viven en viviendas multigeneracionales, lo que les pone en peligro, especialmente a los ancianos.
Además, los pueblos indígenas que ya se afrontan a la inseguridad alimentaria, como resultado de la pérdida de sus tierras y territorios tradicionales, se enfrentan a retos aún más graves en el acceso a los alimentos. Con la pérdida de sus medios de vida tradicionales, que a menudo se basan en la tierra, muchos pueblos indígenas que trabajan en ocupaciones tradicionales y economías de subsistencia, o en el sector no estructurado se verán afectados negativamente por la pandemia. La situación de las mujeres indígenas, que suelen ser las principales proveedoras de alimentos y nutrición para sus familias, es aún más grave.
Para dar a conocer las necesidades de estos grupos de población, cada 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Especialmente ahora, nos necesitan. Especialmente ahora, realmente los necesitamos.
“El coronavirus representa una amenaza crítica para los pueblos indígenas”
Más de 70.000 indígenas han sido afectados por la pandemia de COVID-19 en América, 23.000 de ellos viven en los 190 pueblos originarios de la cuenca del Amazonas, donde se ha registrado más de un millar de fallecimientos.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos advirtió este viernes que la diseminación de la pandemia de coronavirus se está cobrando un alto precio en forma de víctimas entre los miembros de los pueblos indígenas y que la enfermedad, junto a los desafíos medioambientales, representa una gran amenaza para estas comunidades.
En su mensaje para el Día Internacional de los Pueblos Indígenas que se celebra el próximo 9 de agosto, Michelle Bachelet denunció que estas comunidades, habitualmente ubicadas en lugares remotos, se enfrentan a múltiples dificultades como un acceso inadecuado a los servicios de salud, agua potable y saneamiento básico en los casi 90 países donde habitan.
Al mismo tiempo razonó que “su estilo de vida comunitario puede incrementar la probabilidad de contagio, aunque en todo el mundo hemos visto ejemplos inspiradores de cómo las comunidades indígenas han tomado medidas basadas en su fuerte organización interna para limitar la propagación del virus y reducir sus impactos”.
Una situación que, según la Alta Comisionada, no se produce entre los indígenas que habitan en áreas urbanas donde “usualmente sufren pobreza multidimensional y las afectaciones se agravan por la severa discriminación, que incluye el acceso a la salud”.
Más de 70.000 contagios en el continente americano
Bachelet cifró en más de 70.000 el número de personas indígenas afectadas por la pandemia del COVID-19 en las Américas, e incluyó entre ellas a las 23.000 repartidas entre los 190 pueblos indígenas en la cuenca del Amazonas, donde se ha registrado más de un millar de fallecimientos.
Estas muertes suponen un alto costo para estas comunidades ya que incluyen a varios indígenas de edad avanzada que poseían un profundo conocimiento de las tradiciones ancestrales de estos pueblos. Un ejemplo es el caso del jefe Aritana del pueblo Yawalapiti, muerto esta semana en Brasil.
La Alta Comisionada explicó que en la cuenca del Amazonas, que abarca territorio de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y la Guyana Francesa, viven más de 420 pueblos indígenas cuyas tierras son constantemente dañadas y contaminadas por la minería ilegal, la explotación forestal y la agricultura de tala y quema.
“A pesar de las regulaciones que restringen el movimiento y la actividad económica, muchas de estas actividades ilegales han continuado en los meses recientes, junto con los movimientos de los misioneros religiosos, que también exponen a las comunidades a un alto riesgo de infección”, destacó.
Igualmente subrayó que las comunidades indígenas que viven en condiciones de aislamiento voluntario pueden tener poca inmunidad a la infección del virus, creando situaciones de riesgo.
Citó también la vulnerabilidad de los pueblos indígenas expulsados de sus tierras, un abuso que afecta en especial a los que viven en territorios transfronterizos.
¿Cómo han de enfrentarse a la pandemia los pueblos indígenas?
Bachelet recordó que el pasado mes de junio publicó una Nota de Orientación sobre los derechos humanos de los pueblos indígenas en el ámbito de la pandemia del coronavirus.
“En general, la pandemia hace evidente la importancia de garantizar que los pueblos indígenas puedan ejercer sus derechos de autonomía y de autodeterminación”, manifestó.
Por último, recordó la importancia de hacerles partícipes de la formulación e implementación de políticas públicas que les afecten, a través de sus entidades de representación, líderes y autoridades tradicionales.
“Se trata de salvar vidas y proteger las preciosas redes de cultura, lenguaje y conocimiento tradicional que nos conecta con las raíces profundas de la humanidad”, enfatizó la Alta Comisionada.
Los pobres e indígenas tienen más probabilidad de morir si se enferman de COVID-19, advierte la OMS
Así como invierten millones para protegerse del terrorismo, los Gobiernos deben invertir más en la salud universal y garantizar el acceso a todos sus ciudadanos, señala la agencia sanitaria de la ONU. Las desigualdades y el racismo se están cobrando las vidas de los más vulnerables durante la pandemia de COVID-19, advierten los expertos, que también aconsejan contra el “nacionalismo de las vacunas”.
La pobreza, el racismo y la desigualdad hacen que los más vulnerables, entre ellos los pueblos indígenas, tengan menos posibilidades de sobrevivir si se enferman de COVID-19, denunció este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los datos recogidos hasta ahora en diferentes países apuntan a grandes diferencias tanto en el nivel de contagio como en la gravedad de la enfermedad según el nivel socioeconómico y la raza.
El director de emergencias de la OMS, Michael Ryan, señaló que es necesario contar con datos desagregados recopilados más “sistemáticamente”, aunque recordó que está claro que “estos factores en particular conducen a malos resultados”.
“Todavía no se sabe si tu etnia o genética te hace más susceptible al COVID-19. Lo que no está en duda es que si por tu etnia, si porque eres indígena, si porque vives en la pobreza, si has vivido durante años sin un buen acceso a los servicios de salud, si tienes enfermedades previas como diabetes e hipertensión derivadas del estilo de vida causado por la pobreza, el resultado es mucho peor y el acceso a los servicios sanitarios es mucho más lento, más tarde y con menos nivel de sofisticación”, explicó Ryan
En el caso de los indígenas, el experto aseguró que tanto los que viven en sus territorios tradicionales, como los de la cuenca del Amazonas o los de los barrios urbanos, tienen menos acceso a la salud y, por lo tanto, un mayor riesgo de contraer la enfermedad y sufrir complicaciones.
“Son muchos los indígenas que viven en zonas periurbanas, y por lo mismo sufren las mismas enfermedades y vulnerabilidades que los demás pobres en las ciudades, pero en muchos países estas poblaciones son una gran proporción de la gente que no tiene acceso a la salud debido a la pobreza y, también hay que decirlo, por el racismo”, declaró.
El doctor Ryan recalcó que todos, sin excepción, deben tener acceso a la salud en América Latina y en el resto del mundo y que se necesita hacer algo más sistemático a largo plazo para reducir la inequidad.
“Estas desigualdades que ocurren y se ven durante periodos largos, al final se ven reflejadas en malos resultados cuando aparecen enfermedades como el COVID-19”, dijo.
La importancia de la invertir en la salud
Al respecto, el director general de la Organización Mundial de la Salud dijo que los eventos de los últimos siete meses son un “recordatorio trágico” de la inseguridad e inestabilidad que la enfermedad puede causar.
Tedros sostuvo que la pandemia “nos ha humillado a todos” al poner a prueba la infraestructura política, económica, cultural y social, y al empujar los límites de los sistemas de salud tanto débiles como fuertes, sin dejar ningún país intacto.
“El mundo gasta miles de millones cada año preparándose para posibles ataques terroristas, hemos aprendido lecciones de la manera difícil. A menos que invirtamos en la preparación para una pandemia y la crisis climática, quedamos expuestos a un daño enorme”, enfatizó.
El director destacó que desde que se creó hace más de siete décadas, la OMS ha trabajado para impulsar acciones colectivas de salud pública internacional para construir un futuro más saludable y seguro para la humanidad.
“Construir todos los sistemas sanitarios y garantizar la salud para todos es nuestra mejor opción para cumplir el objetivo de la seguridad sanitaria mundial”, afirmó.
Hasta la fecha, más de 18.5 millones de casos de COVID-19 han sido reportados a la OMS y se han perdido 700.000 vidas.
“Ningún país se ha salvado. Los países de bajos, medianos y altos ingresos han sido muy afectados. Las Américas siguen siendo el epicentro actual del virus y han sido particularmente afectadas. Solo tres países han reportado más de la mitad de todos los casos”, reiteró.
Tedros subrayó que ningún país puede combatir el virus en soledad y que el mejor camino es creer en la ciencia, e invertir en las soluciones y la solidaridad para superar la pandemia.
“Nunca es demasiado tarde para dar la vuelta a los brotes y muchos países lo han hecho. Nunca es demasiado tarde para cambiar la situación”, añadió.
El experto recalcó que, si bien la salud a menudo se ve como un costo, la primera pandemia de coronavirus en la historia ha demostrado cuan crítica es la inversión para la seguridad nacional.
“La cobertura sanitaria universal es esencial para nuestra seguridad sanitaria colectiva mundial. La reconstrucción de sistemas de salud más sólidos requerirá voluntad política, recursos y experiencia técnica en países de altos y bajos ingresos por igual”, acotó.
El nacionalismo de las vacunas
Para lograr una distribución igualitaria de las vacunas contra el COVID-19, una vez sean desarrolladas debe haber un consenso mundial para que se conviertan en bien público a lo largo del planeta, añadió Tedros.
“Esto es una elección política, un compromiso político, y queremos que los líderes decidan esto, el nacionalismo de las vacunas no es bueno, no nos va a ayudar”, aseveró.
El director de la OMS explicó que declarar la vacuna un bien público mundial tiene sus ventajas.
“Para que el mundo se recupere rápido, se tiene que recuperar junto, porque vivimos en un mundo globalizado y nuestras economías están interconectadas. Compartir vacunas u otras herramientas contra el COVID-19 ayuda a que todo el mundo se recupere de manera más rápida, y a que el daño sea menor”, dijo.
Tedros explicó que cuando los países que tienen los fondos se comprometen a compartir estas herramientas, no están dando “caridad a los demás”, sino que lo están haciendo por ellos mismos, porque cuando el mundo reabra, ellos se van a beneficiar.
“Así es como debe ser, y espero que muchos países lo entiendan y se unan a esta iniciativa”, concluyó.
Fuentes: ONU. https://news.un.org/es/story/2020/08/1478592; https://www.un.org/es/observances/indigenous-day/; https://news.un.org/es/story/2020/08/1478522/; https://news.un.org/es/story/2020/08/1478482