El caso de Comarsa. El basurero petrolero más grande de la Patagonia está inmerso en graves hechos de contaminación garantizados por la connivencia estatal que hasta hoy sostiene su impunidad.
Este informe es un trabajo conjunto entre Taller Ecologista, La Izquierda Diario y el Observatorio Petrolero Sur. Es el análisis de las 1184 fojas que contienen las actas de las inspecciones realizadas a Comarsa por técnicos y técnicas de la Municipalidad de Neuquén, la Subsecretaría de Ambiente de Neuquén y la Secretaría de Ambiente de Nación entre 2013 y 2021.
Demostramos que los Estados provincial, nacional y algunos municipios tuvieron conocimiento de los graves hechos que se cometieron y se cometen en las dos plantas de tratamiento de la compañía, y que no se tomaron medidas para impedirlos. Por el contrario, se facilitó el accionar de Comarsa y de las empresas generadoras de este tipo de residuos peligrosos.
Este trabajo se divide en tres etapas: una infografía con datos, un mapa de actores y una línea de tiempo y el desarrollo del análisis.
La documentación que sistematizamos en este informe fue remitida por la Subsecretaría de Ambiente en respuesta a dos pedidos de información pública del diputado provincial del PTS – Frente de Izquierda, Andrés Blanco. Son 1184 fojas que contienen las actas de las inspecciones realizadas a Comarsa entre 2013 y 2021. Los archivos también contienen el historial de las infracciones constatadas por el órgano de aplicación, así como los registros del programa de trazabilidad de residuos, incorporado recién en 2017; los estudios de emisiones de gases de los hornos pirolíticos y los manifiestos de la cadena de custodia.
Es urgente
La explotación de Vaca Muerta implica la multiplicación de perforaciones de fracking, que a su vez necesitan otros insumos, como centenares de miles de toneladas de arenas, millones de litros de agua (que obtienen fundamentalmente de los ríos Neuquén y Negro) y miles de litros de químicos. Los cuantiosos niveles de intervención (muchos pozos tienen entre 4 y 6 kilómetros de extensión) generan impresionantes cantidades de residuos. Buena parte de los líquidos que cada pozo produce son descartados en “pozos sumideros”. Es decir pozos que llegan a formaciones permeables del subsuelo donde esos millones de litros son depositados. Por otro lado, los residuos sólidos, semisólidos y parte de los líquidos son tratados en basureros petroleros.
“Residuos petroleros” refiere fundamentalmente a cutting (lodos de perforación), flowblack (agua de retorno del fracking), entre otros desechos. Estos, además de contener los químicos utilizados en todo el proceso de perforación y fractura, suelen traer las sustancias alojadas en subsuelo, como metales pesados –mercurio, cromo, plomo, cadmio, arsénico, etc.– o materiales radiactivos de origen natural –uranio, torio, radio y radón. La Asociación de Abogados Ambientalistas de Argentina realizó una denuncia penal contra Comarsa, los funcionarios y las empresas petroleras en diciembre de 2020. La presentación judicial acusa al basurero petrolero por envenenamiento, adulteración o contaminación de un modo peligroso para la salud, suelo, agua, atmósfera y el ambiente en general. Incluye también la responsabilidad de funcionarios públicos y de las empresas petroleras generadoras del residuo.
Fuente: https://opsur.org.ar/2021/06/09/informe-la-basura-del-fracking-en-vaca-muerta/
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¿Contaminan el suelo, el aire y las napas (que al igual que los ríos fluyen hacia el mar)?
¡No les importa!
Ellos hacen su negocio, y cuando el negocio se acaba dejan el territorio devastado y se van.
Aunque el territorio llegue a ser la totalidad del planeta. Ellos ya están bizqueando hacia Marte.
Pero nosotros lo permitimos, ¿eh?, no omitamos esa parte de la historia.
Incluso, una y otra vez, votamos a los amanuenses que lee abren las puertas.
La Argentina y muchos otros países son zonas de sacrificio.
Pensemos en las centrales nucleares: siempre la energía nuclear es carísima si no se miran solo los 30 o 40 años de rendimiento operativo. Vistas con proyección a varios siglos son un vertedero de dinero y un géiser de dolores de cabeza: las centrales en sí y las minas de donde se extrajo el combustible nuclear.
Pero, además, en Atucha, a 100 km de la megalópolis, y a orillas del río que la nutre, es insensato y criminal.
Tenemos urgencia por resolver la penuria de casi la mitad de la población. Debemos dejar de votar a los patrones o a sus mayordomos. Ya con eso tenemos una batalla gigantesca.
Pero también tenemos que preservar el país para que nuestros descendientes tengan dónde vivir. Y eso, como dice la nota, también es urgente.