Este miércoles, la Cámara de Diputados y Diputadas dio media sanción por unanimidad al proyecto de expropiación de Cromañón para crear un espacio de memoria para toda la ciudadanía. Las familias de los pibes y pibas fallecidas, sobrevivientes y amistades aguardaron la votación desde los palcos en medio de una convulsionada sesión parlamentaria.
Redacción: Julieta Galera. Edición: Pedro Ramírez Otero. Fotos: Mesa Unidad Cromañón.
Tras una bochornosa sesión en la que la política partidaria quiso usufructuar la victoria que se vaticinaba, fue aprobado por unanimidad el proyecto de expropiación y declaración de utilidad pública de Cromañón y el Santuario de Once, ubicados en Mitre al 300 en el barrio de Balvanera, para construir un espacio de memoria.
La media sanción del proyecto es el resultado contundente de casi 18 años de lucha colectiva. Fue presentado por la Mesa Unidad Cromañón —integrada por nueve colectivos de víctimas, sobrevivientes y familiares de víctimas de Cromañón—, redactado por la diputada Paula Penacca, del Frente de Todos, y firmado por diputados y diputadas de once bloques.
De izquierda a ultraderecha, con argumentos que iban desde la anticorrupción hasta el anti-Estado, todos los bloques habían adelantado su voto positivo y confluyeron en el reconocimiento a la lucha colectiva de las y los jóvenes sobrevivientes y de las familias de las víctimas fatales de Cromañón; en la importancia de la transversalidad de la ley en este momento político; y en la relevancia de que el espacio donde funcionó el boliche República de Cromañón, que terminó en una masacre que dejó 194 víctimas fatales y más de 4.500 víctimas sobrevivientes, se convierta en un espacio de memoria colectiva como reparación simbólica.
La Mesa Unidad Cromañón consensuó este proyecto transversal sin banderas políticas. Las diferencias entre las organizaciones existen, pero todas comparten la convicción que también es consigna: “ni las bengalas ni en rock and roll, a los pibes los mató la corrupción”. También comparten que, en la figura de Aníbal Ibarra, exjefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la corrupción política quedó impune.
Y este fue el punto clave que tomaron los bloques de la alianza Juntos por el Cambio, Evolución Radical y Avanza Libertad para convertir el recinto en un “gallinero”, mientras la diputada Penacca, autora del proyecto, argumentaba su voto.
Lo que comenzó como una jornada llena de expectativas positivas, de emoción a flor de piel y de esperanzas —porque en los pasillos se vaticinaba que la expropiación tendría media sanción—, en un momento se tiñó de “incertidumbre” y “miedo” porque la política partidaria mostró su peor cara y, en vez de respetar y honrar al colectivo de víctimas de Cromañón, no pudo evitar anteponer su divismo, el oportunismo político y la grieta.
Al respecto, Sabrina Klein, del colectivo “Ni olvido ni perdón”, dijo: “Nosotros presentamos un proyecto no partidario. La última parte la vivimos con tensión porque sentimos que podíamos quedar fuera otra vez. Y ya el cuerpo no resiste. Yo voy por mi segundo cáncer peleando… es una falta de respeto lo que pasó”.
En la Cámara de Diputados y Diputadas se vivió un momento bochornoso en el que todo el arco político, a excepción del Frente de Izquierda – Unidad (FIT-U), hizo prevalecer su “miseria política”. La sesión se le fue de las manos a la diputada Cecilia Moreau, presidenta de la Cámara Baja, con una oposición que parecía que en cualquier momento podía abandonar el recinto. Con mucha hipocresía, porque en este tema no hay grieta. Las dos fuerzas políticas principales del país son parte del problema. Mientras unos cargan con el peso de haber escudado en sus filas al principal responsable político de la Masacre de Cromañón, Aníbal Ibarra; otros, que han arribado a la vida política institucional carroñando Cromañón, desoyeron durante años muchos de los reclamos de derechos de las víctimas sobrevivientes y familias de víctimas de Cromañón y le dieron la espalda dos veces al proyecto de expropiación en la Legislatura porteña, que nunca fue tratado y perdió estado parlamentario.
En ese sentido, Fabiana Puebla, del “Movimiento Cromañón”, expresó: “La última parte se vivió con mucho nerviosismo. A mí me sacó cuando se empezaron a pelear, es una falta de respeto a los familiares y sobrevivientes que estábamos ahí. Los trapitos se los tienen que guardar y lavar afuera”.
Finalmente, se votó. La expropiación obtuvo media sanción, los bloques de Juntos por el Cambio, Evolución Radical y Avanza Libertad abandonaron sus bancas y, al perderse el quórum, la sesión se levantó.
José Zamudio, de la agrupación “Los pibes de Cromañón”, de Isidro Casanova, dijo al respecto de la votación: “La verdad fue histórico para nosotros. Veníamos a buscar el resultado, pero después de tantas vueltas, del run-run, de las tensiones políticas en el recinto, viendo a todos los familiares y sobrevivientes en los balcones, siento vergüenza de todos los diputados de la oposición y el oficialismo. Y eso que hay casi 200 muertos en el medio. Ojalá que en senadores el resultado también sea el mismo para lograr la expropiación que tanto venimos buscando hace más de 17 años”.
“Esto es un logro groso. Tenía muchos nervios y ahora estamos con energía renovada, con muchas ganas y fuerza para seguir luchando igual porque esto no terminó”, manifestó Bernabé Galera, sobreviviente e integrante de la organización “30 de diciembre”.
“Por suerte, prevaleció la memoria. Siento que se viene un camino de mucho laburo, pero sé que va a llegar a la Cámara Alta con el mismo compromiso que se tomó acá y esperamos que en el senado voten a favor”, culminó Brenda Re, integrante del “Movimiento Cromañón”.