Ceremonia y celebración por los frutos de la resistencia comunitaria

Punta Querandí festejó el último triunfo de su lucha, la inscripción de su personería jurídica, con una importante convocatoria: más de un centenar de personas compartieron una jornada que se vivió como un reencuentro íntimo a causa de la participación de referentes y organizaciones que acompañan los reclamos desde hace mucho tiempo.

Cobertura fotográfica: Nicolás Parodi

El cierre del mes de la Pachamama se realizó el domingo 27 de agosto en la Comunidad Indígena Punta Querandí, en el límite de Tigre y Escobar, epicentro de los barrios privados responsables de la destrucción de enterratorios ancestrales y de miles de hectáreas de humedales continentales.

La ceremonia fue guiada por la referenta de la Comunidad Tres Ombúes de La Matanza, la quechua Delia Claros, y el abuelo qom Santiago Chara del Consejo de Ancianos de Punta Querandí. Justamente ambas comunidades se caracterizan por ser multiétnicas y acaban de lograr la inscripción de sus personerías jurídicas en el Registro Provincial de Comunidades Indígenas (REPROCI).

«Además de celebrar a la Pachamama celebramos unidas la obtención de la personería jurídica luego de muchos años de insistencia», manifestaron desde Tres Ombúes a través de sus redes sociales.

Para Punta Querandí, la inscripción de la personería permite avanzar en la transferencia definitiva del territorio con título colectivo, tal como se acordó en 2020 con el Municipio de Tigre mediante un Convenio de Propiedad Comunitaria, acuerdo que cerró una extensa disputa con una empresa inmobiliaria que pretendía convertir el lugar en un amarradero para yates.

Los discursos ponderaron el esfuerzo a lo largo del tiempo de Punta Querandí y el precedente del reconocimiento de la plurietnicidad como realidad organizativa de los pueblos indígenas. También hubo varias referencias a la indiferencia social y política que sufren los hermanos y hermanas del Tercer Malón de la Paz de la provincia de Jujuy que se encuentran desde el primero de agosto en la Plaza Lavalle frente a la Corte Suprema de Justicia. Y, además, se advirtió de la amenaza que implica el avance electoral de la ultraderecha negacionista de los derechos humanos y los derechos de los pueblos originarios.

Desde el Ayllu Mink’akuy Tawantinsuyupaq, la vecina de Escobar, Kusi Ñawi, agradeció a la Pacha «el amor, el progreso y la ‘minka’ que veo crecer hace mucho en Punta Querandí» y celebró que «recibieron este aval del Estado pero es algo que ya está caminado hace mucho».

Respecto a ese reconocimiento a las comunidades pluriétnicas, la hermana expresó: «Nuestra realidad urbanizada es que venimos de familias originarias forzadas a la migración, relocalizadas, y lo que hoy nos sostiene es encontrarnos con hermanos así sean quechua, mapuche o guaraní, nos sostiene en esa historia de avasallamiento. Es muy importante la unidad en esa resistencia».

Otro triunfo que valoró Kusi es la enseñanza gratuita de las lenguas originarias guaraní, quechua, qom y moqoit con el financiamiento del Municipio de Tigre como parte de una política de revitalización impulsada por las comunidades.

Varias personas de los inicios de la lucha estuvieron presentes, como Luis Cancelo, Liliana Leiva, Lucía Surban y Valentín Callamullo. También fueron parte referentes indígenas del territorio como Cintia López y su hija Anahí Gutiérrez, de la Comunidad Qompi de Garín; y el artesano qom Amancio Rojas, vinculados a la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar.

«Hay que resaltar la tremenda tarea que se ha hecho acá de resistir en este enclave rodeado de barrios privados, este triunfo es inconmensurable», comentó Martín Nunziata, histórico defensor de los humedales del Delta.

El delegado del Pueblo Guaraní en el Consejo de Participación Indígena (CPI), Alejandro Borjas, vecino de La Matanza, definió que estar en Punta Querandí es «reintegrarnos con todo ese cariño que nos caracteriza como una gran familia». Agregó que «nuestros dioses nos han regalado un hermoso día» y llamó a «seguir caminando hacia la carpeta técnica» en relación al relevamiento territorial de la Ley 26.160 que debe realizar el INAI en todos los territorios comunitarios.

Otra organización presente fue la Comunidad Agroecológica Milpa con sede en Ricardo Rojas que comenzó a vincularse a Punta Querandí en 2019, una relación que fue estrechándose cada vez más con los años. De Milpa tomó la palabra su coordinadora, Valeria Gracia, acompañada por más de diez personas de este espacio, entre ellas Daniel quien al hablar en el acto manifestó su sorpresa al ver que no se cobraba por la comida y había distintas propuestas de música autóctona. «Esto es el paraíso», sintió y aseguró que «este ambiente comunitario tendría que ser en toda la Argentina y seríamos el ejemplo para todo el mundo».

Estos discursos se entremezclaron con un excelente repertorio musical y de danzas: así estuvieron las Comadrejas del Humedal, Savia Ancestral, Machay Folklore, Jamani Sikuris; Clara Luna y Leandro González; y las bailarinas Mariela Condorí, Elizabeth Lascano, Marianela Rueda y su compañero Alejandro de la Vega.

Uno de los artistas, Alejandro de la Vega, compartió: «Estamos muy contentos de haber participado y que nos hayan permitido hacer nuestras humildes ofrendas: una con desde la danza, junto con mi compañera de vida Marianela bailando un ‘huayño’ y un ‘tinku’; y otra con un pequeño aporte al conocimiento de su historia y su lucha, desde el ámbito universitario, a través de un trabajo monográfico realizado para la Universidad Nacional de General Sarmiento, en la que estudio la Licenciatura en Cultura y Lenguajes Artísticos».

Varios oradores hicieron referencias al Malón de la Paz y hubo dos jóvenes voceros de esta gesta histórica, Fernando y Lorena Chorolque de la Comunidad Potrero de la Puna, de Abra Pampa, quienes invitaron a acercarse a la Plaza Lavalle y pidieron «ayuda para viralizar nuestra lucha». La mujer, con mucha convicción, agregó que «todavía no tenemos respuestas pero seguimos en la lucha y vamos a seguir hasta ganar esto».

«No puedo creer cómo los argentinos podemos ser tan indiferentes, los medios ocultan esa resistencia», denunció el isleño Martín Nunziata.

El tema electoral no estuvo ausente en la jornada, ante el crecimiento de las propuestas políticas que abiertamente prometen reprimir los reclamos de las comunidades indígenas.

Kusi Ñawi, quien recuperó el idioma quechua siendo adulta a través de la enseñanza del reconocido mayor indígena Carmelo Sardinas Ullpu, planteó: «No nos podemos quejar de lo que pasó con el voto, pero algo nos está pasando como sociedad sino estamos unificando en nuestras bases».

Y, por último, llamó a no perder el entusiasmo: «Nos quieren quitar la alegría de nuestra resistencia».

FRUTOS DE DOS DÉCADAS DE LUCHA

La conformación de la Comunidad Indígena Punta Querandí se inició a partir de la aparición de restos arqueológicos que hicieron visible la destrucción de enterratorios milenarios por el avance indiscriminado de los barrios privados de “Nordelta” y “Villa Nueva”, los cuales arrasaron los humedales continentales en una zona ancestralmente habitada por querandíes, chanás y guaraníes.

A casi dos décadas de este hecho, se obtuvieron varios triunfos:

En 2020, se firmó con el Municipio de Tigre el Convenio de Propiedad Comunitaria de Punta Querandí y se formó la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar.

En 2021, se concretaron las primeras restituciones y reentierros de restos humanos ancestrales en el Gran Buenos Aires y los cursos de idiomas indígenas financiados por la Intendencia, que además otorgó un local de ventas en el Puerto de Frutos para colaborar en el desarrollo económico de las comunidades.

En 2022, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas aprobó la restitución de 42 ancestros y ancestros del sitio Arroyo Sarandí, espacio milenario destruido en los ’90 por Nordelta, y declaró «sitios sagrados» a Punta Querandí y La Bellaca.

En 2023, el Registro Provincial de Comunidades Indígenas inscribió la personería jurídica de Punta Querandí.

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