Genocidio de les niñes en Palestina

DOSSIER: LES NIÑES EN PALESTINA

Un niño camina entre las ruinas de un edificio destruido por los bombardeos israelíes en Gaza, el 7 de octubre de 2023. UNICEF.

No es broma

Por Mario Hernandez

Cada 28 de diciembre, la Iglesia católica celebra el Día de los Santos Inocentes, en memoria de aquellos niños que fueron asesinados a espada por orden del rey Herodes.

La historia de los Santos Inocentes que se narra en la Biblia dice que el rey Herodes pretendía matar al Niño Dios, luego de que se enterara de su nacimiento a través de los Magos de Oriente, quienes acudieron a su palacio para pedir información sobre el lugar en que habría de nacer el Salvador para ir a adorarlo.

Los antecedentes bíblicos de estos primeros mártires de la Iglesia nos remiten al Evangelio de San Mateo (2, 13-18), quien dice:

“Después de que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, y le dijo: Levántate, toma contigo al Niño y a su madre, y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle.”

Luego de esto, la Sagrada Familia huyó a Egipto, donde Jesús pasó los primeros años de su vida.

En cuanto a la matanza de aquellos niños, los Santos Inocentes, todos eran menores de 2 años pues fue la edad que Herodes fijó; esto ya había sido anunciado por el profeta Jeremías cuando dijo: “Un clamor se ha oído en Ramá (Belém), mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen”.

El profeta se refería al dolor que sentirían las madres ante sus hijos muertos por los soldados romanos, en cumplimiento de la orden de Herodes.

Ninguno de los historiadores de la época menciona el hecho. Entre ellos destaca Flavio Josefo (37-101) por su dedicación a la figura de Herodes I el Grande. ​La brutalidad del episodio está en armonía con el carácter de Herodes, tal como Josefo lo describió en Antigüedades judías (15.3, 3 § 53-56). Josefo presentó a Herodes como un ser patológicamente celoso de su poder: varios de sus familiares fueron asesinados por orden suya, ya que sospechaba que trataban de suplantarlo. No cabe duda de que Josefo quiso describir a Herodes con los tintes más oscuros que le fue posible, y resulta difícil de explicar la ausencia de la matanza de Belén en Josefo, excepto suponiendo que no tuviera noticia alguna de ella.

La ausencia de fuentes alternativas a la Biblia puede deberse a que Belén era un pueblo pequeño y el número de niños varones de menos de dos años podría no haber pasado de 20. ​Biblistas y teólogos de distintas extracciones, como el estadounidense Jack Finegan (1908-2000), ​el alemán Rudolf Schnackenburg (1914-2002), ​y R. T. France (1938-2012) ​apoyan la historicidad del hecho o dicen que no hay nada que imposibilite que Herodes ordenase eso. ​

Lo que los historiadores anteriormente mencionados afirman no es que el relato sea un hecho histórico, sino solamente que «posee cierta verosimilitud», como «ejemplo clásico del genocida abuso del poder».​

En cualquier caso, no hay documentación que respalde la historicidad del hecho, sino, al contrario, Herodes murió en el 4 a. C. y el censo de Quirinio mencionado en Lucas fue 9 años después, en el año 6 d. C., por lo que Herodes el Grande no pudo haber tenido rol alguno en los acontecimientos que rodearon al nacimiento de Cristo. ​

En España e Hispanoamérica es costumbre realizar en esta fecha bromas de toda índole.

Es tradición que los periódicos publiquen páginas enteras de noticias cómicas, con la advertencia de que es Día de los Inocentes, que van desde las que son una obvia mofa a cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector desprevenido.

En algunas zonas de América es importante no prestar ningún bien, sea objeto o dinero, pues el prestatario es libre de apropiarse de los bienes. Este tipo de festejo ha venido a menos en años recientes y ya no es usual que la gente pida prestado con la esperanza de que el prestador no recuerde la fecha y se le pueda hacer mofa con la muy popular frase: «Inocente palomita que te dejaste engañar» o su versión ampliada: «Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se puede prestar».

La historia registrará el asesinato de niñes palestinos

“Es previsible que más niños pierdan la vida debido a las condiciones inhumanas que soportan, sin protección alguna contra el frío”, dijo el director regional de Unicef para Oriente Medio y el Norte de África, Edouard Beigbeder.

El domingo, un bebé de apenas un mes de vida, identificado como Jumaa Al-Batran, murió en Gaza debido a temperaturas extremadamente frías, lo que marca la quinta muerte infantil en menos de una semana, con miles de familias obligadas a vivir en tiendas de campaña improvisadas en medio del actual genocidio israelí.

Al-Batran falleció temprano esta mañana y el estado de salud de su hermano gemelo, Ali, empeoró a causa del frío, que se intensifica al ambos vivir en una tienda de campaña en Deir al-Balah, en el centro de Gaza.

Anteriormente, fuentes médicas informaron que, debido a las gélidas temperaturas agravadas por la grave falta de recursos en la región sitiada, otros cuatro recién nacidos en los últimos días, de edades comprendidas entre los 4 y los 21 días, también perdieron la vida.

Sobre esta situación, el director regional de UNICEF para Oriente Medio y el Norte de África, Edouard Beigbeder, mencionó que “trágicamente, es previsible que más niños pierdan la vida debido a las condiciones inhumanas que soportan, sin protección alguna contra el frío”.

“Estas muertes, que podrían haberse evitado, evidencian las condiciones desesperadas y el deterioro que enfrentan las familias y los niños en Gaza”, sostuvo Beigbeder.

Las familias en Gaza han tenido que verse obligadas a buscar refugios para vivir debido a la constante amenaza de ataques israelíes en el enclave. Muchos de estos refugios no cuentan con las condiciones adecuadas para vivir, ni alimentos suficientes ni acceso a atención médica.

Los niños pequeños que viven en tiendas de campaña o refugios improvisados, los cuales son incapaces de protegerlos del frío y están en riesgo de sufrir congelación e hipotermia. Para los recién nacidos, bebés y niños y niñas con problemas de salud, el riesgo es todavía mayor, recoge un comunicado de la ONU.

Genocidio contra les niñes en Gaza

“Los niños de Gaza pasan frío, están enfermos y traumatizados (…) En este momento, más del 96 % de las mujeres y los niños de Gaza no pueden satisfacer sus necesidades nutricionales básicas”, dijo la especialista en comunicación de Unicef, Rosalía Bollen, en una conferencia de prensa en Ginebra

Bollen relató que, en una visita a Palestina, se encontró con Saad, un niño de cinco años que perdió la vista en un bombardeo y sufrió heridas en la cabeza y quemaduras. «Cuando lo conocí esta semana, me dijo: ‘Mis ojos se fueron al cielo antes que yo’», contó la especialista.

«A medida que nos acercamos al final del año, un momento en el que el mundo se esfuerza por celebrar la familia, la paz y la unión, en Gaza la realidad para más de un millón de niños es el miedo, la privación absoluta y un sufrimiento inimaginable», agregó la funcionaria de la organización.

Algunos medios de comunicación señalaron el martirio de más de 17 000 niños durante los [aproximadamente] 15 meses de la agresión genocida del régimen sionista en Gaza.

La cadena Al Jazeera citó a Rosalía Bollen, una especialista de Unicef, diciendo que el 96 % de las mujeres y los niños en Gaza no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias vitales, y los niños padecen enfermedades y carecen de ropa de invierno.

Cementerio de niños

Un año después del genocidio en Gaza y del intensificado ataque militar y por parte de los colonos en Cisjordania, los niños han sido el grupo más sistemáticamente atacado por Israel en toda la Palestina histórica.

Cada año, por esta época, el nuevo año escolar ya está en plena marcha en la Franja de Gaza y los estudiantes universitarios arrancan el primer semestre. Pero desde octubre del año pasado, no sólo no hay más escuelas, sino que toda la educación en la Franja de Gaza ha sido diezmada. Esto sin mencionar el asesinato sistemático de niños durante la guerra. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que Gaza se había convertido en un “cementerio de niños” sólo un mes después del inicio de la guerra genocida. A eso se suman los efectos a largo plazo sobre la salud y la salud mental que sufrirán los niños como resultado de la exposición a enfermedades, desnutrición crónica y una violencia implacable.

Aunque la persecución a los niños de Cisjordania ha sido insignificante en comparación con Gaza, estos también han sido blanco de las fuerzas israelíes y de los colonos con una regularidad alarmante. Desde el 7 de octubre, los asesinatos y mutilaciones de niños palestinos a manos de las fuerzas israelíes y de los colonos se han disparado, según los grupos de Derechos Humanos, y han provocado la muerte de al menos 140 menores palestinos menores de 18 años en el espacio de 11 meses, a un ritmo de un niño asesinado cada dos días.

A pesar de que, comprensiblemente, los efectos de la guerra de Israel en Gaza han acaparado la atención mundial, las violaciones israelíes contra la infancia palestina tanto en Cisjordania como en Gaza han dejado claro que Israel ha lanzado una guerra contra toda una generación en el conjunto de Palestina.

El 29 de julio, el ministerio de Educación gazatí anunció que 39.000 estudiantes de secundaria de la Franja de Gaza no se habían presentado al examen Tawjihi este año, y que 10.000 de ellos habían muerto junto con 400 profesores de escuela.

La Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno afirmó que, desde el comienzo de la guerra contra Gaza, el ejército israelí había destruido completamente 125 escuelas y universidades y parcialmente 336 escuelas y universidades.

El asalto a la educación se refleja en el ataque genocida a todos los demás sectores que hacen que la sociedad de Gaza funcione, desde la atención sanitaria a los sistemas alimentarios y las instalaciones de gestión de residuos. Pero una de las partes más insidiosas del ataque contra el sector educativo es que pretende borrar el futuro de los niños.

Sharif Alaa, uno de los muchos estudiantes originarios de al-Shuja’iyya, en la ciudad de Gaza, afirma: «Estas sillas, estas mesas, se utilizaban para aprender. «Las mañanas de la escuela se llenaban de himnos nacionales… Ahora, las aulas se utilizan como dormitorios donde viven varias familias, y la gente enciende leña en ellas para cocinar su comida. Esto ya no es una escuela».

El 1 de agosto, la UNRWA puso en marcha un programa educativo para que los niños recuperaran las fases del año escolar que habían perdido. Como mínimo, pretendía proporcionar un espacio seguro para que los niños jugaran, aprendieran, crecieran y se reencontraran con viejos amigos. «En su primera fase, UNRWA ampliará las actividades de apoyo psicosocial en curso, centrándose en las artes, la música y los deportes, así como la sensibilización sobre los riesgos de los artefactos explosivos», explica UNRWA en un comunicado de prensa.

«Los niños de Gaza están traumatizados y conmocionados», dice Scott Anderson, director de UNRWA en Gaza, en el comunicado. «Estamos lanzando hoy el programa de vuelta al aprendizaje para ayudar a los niños a seguir adelante y simplemente ser niños».

En Cisjordania, las condiciones de seguridad de los niños palestinos se han ido deteriorando incluso un año antes del 7 de octubre.

Según un estudio publicado por Defense for Children International-Palestine (DCIP) el 9 de septiembre, las fuerzas israelíes o los colonos mataron al menos a 140 menores palestinos de 18 años en el espacio de 11 meses, a un ritmo de un niño muerto cada dos días.

Una de las últimas víctimas fue Bana Baker Laboum, de 13 años, asesinada el 6 de septiembre durante un ataque de colonos israelíes a su pueblo de Qaryout, al sureste de Nablus. La mataron dos días antes del comienzo del curso escolar.

Según testimonios de su familia y vecinos, Bana estaba en su dormitorio cuando los colonos israelíes arrasaron la parte sur del pueblo, abriendo fuego contra casas palestinas. Una de las balas la alcanzó en el pecho. Fue hospitalizada en el hospital Rafidia de Nablus, donde más tarde la declararon muerta. En la escuela de Bana en Qaryout, un retrato de ella en el centro de una corona de flores ocupaba su lugar en el banco de su clase.

En declaraciones a la cadena local palestina Fajer TV entre lágrimas, una compañera de clase de Bana dijo que «estaba en su habitación preparando sus libros, y había planeado salir más tarde ese mismo día para comprar más cosas para el inicio de curso.» Su profesora de inglés y supervisora del grupo de niñas exploradoras de la escuela, la describió como «una niña muy educada, alegre y aficionada a los libros». Su padre, Amjad Baker Laboum, dijo a Palestine TV que «miro a sus compañeras de clase y veo a Bana en cada una de ellas».

Ya en diciembre de 2023, UNICEF informó de que el asesinato de niños palestinos en Cisjordania, incluido Jerusalén Este, había alcanzado «niveles sin precedentes». En las últimas 12 semanas de 2023, Israel ya había matado a 83 niños palestinos en Cisjordania, más del doble que en todo 2022, que ya se consideraba uno de los años más mortíferos para los niños palestinos. Más de 576 niños resultaron heridos en el mismo periodo.

«Vivir con una sensación casi constante de miedo y dolor es, tristemente, demasiado común para los niños afectados», declaró UNICEF. «Muchos niños informan de que el miedo se ha convertido en parte de su vida cotidiana, con muchos que pasan miedo cuando caminan hacia la escuela o están jugando fuera con la amenaza de tiroteos».

Desde principios de 2024, las muertes y mutilaciones de niños no han hecho más que aumentar con cada nueva campaña militar israelí. En el último gran asalto israelí a ciudades de Cisjordania, bautizado como «Operación Campamentos de Verano» a finales de agosto, las fuerzas israelíes mataron a 11 niños y menores, de entre 13 y 17 años. La mayoría de ellos procedían de Tulkarem, Tubas y Yenín, donde se concentra la mayor parte de las operaciones militares israelíes en Cisjordania desde octubre del año pasado.

«Las fuerzas israelíes están matando a niños palestinos con brutalidad y crueldad calculada en todo el territorio palestino ocupado», afirmó en un comunicado el director del DCIP, Jaled Quzmar. Said Abu Eqtaish, también del DCIP, afirmó que «ni una sola persona ha rendido cuentas por el asesinato de estos niños, lo que envalentona a las fuerzas israelíes para seguir matando impunemente».

Las muertes y mutilaciones son sólo la parte más visible del impacto de la violencia israelí en los niños palestinos de Cisjordania. «El rendimiento escolar de los niños ha descendido drásticamente, ya que muchos de ellos no han ido a la escuela con regularidad debido a las repetidas redadas», declaró a Mondoweiss Nehaya al-Jundi, madre y directora del centro de rehabilitación de niños discapacitados del campo de refugiados de Nur Shams. «Muchos sufren distracción, miedo incontrolado y micción involuntaria, y para los discapacitados mentales es más duro, porque no entienden lo que ocurre a su alrededor». Nur Shams ha sido una de las zonas más afectadas por la implacable campaña militar israelí del pasado agosto, que causó la destrucción generalizada de la infraestructura civil del campo.

«Mi hija entiende lo que ocurre en el campo, lo que hace difícil protegerla de la realidad», dijo Al-Jundi. «Aunque se adapta y comprende, no puede ocultar su miedo, que es constante». «Para nosotras, las madres, es difícil proteger a nuestros hijos del trauma, porque nosotras mismas estamos traumatizadas», añade.

«El trauma más difícil para los niños es la falta de seguridad, incluso dentro de sus casas, ya que muchos de ellos han presenciado redadas en sus hogares y la detención, e incluso el asesinato, de miembros de su familia». Mientras la represión israelí contra los palestinos de Cisjordania sigue intensificándose ante la expectativa de que se repita el «modelo Gaza», los niños palestinos siguen siendo el sector más vulnerable a la violencia israelí, soportando la mayor parte de su impacto.

Según el informe del DCIP, un 20% de los niños asesinados en Cisjordania entre 2000 y 2024 lo fueron después del 7 de octubre. Mientras tanto, los niños palestinos de la Franja de Gaza siguen siendo asesinados a diario, y las masacres no muestran signos de detenerse. Los que sobreviven se ven privados de educación, expuestos a enfermedades y al hambre, huérfanos sin padres supervivientes y traumatizados. El resultado ha sido un año de guerra contra los niños que ha convertido a Palestina en el lugar más precario del mundo para vivir la infancia.

El 96% de los niños de Gaza teme una muerte inminente y la mitad quiere morir

Por BRETT WILKINS

El genocidio israelí ha dejado decenas de miles de niños muertos, mutilados, desaparecidos o huérfanos, y cientos de miles más desplazados

En medio de un implacable genocidio israelí que ha causado una destrucción física y psicológica monumental en Gaza, un informe publicado esta semana reveló que casi todos los niños en el asediado enclave palestino creen que su muerte es inminente y casi la mitad de ellos quieren morir.

El Centro de Capacitación Comunitaria para la Gestión de Crisis, con sede en Gaza, apoyado por War Child Alliance, encuestó a más de 500 niños palestinos en Gaza en junio pasado y descubrió que el 96% de ellos teme una muerte inminente, el 92% no acepta la realidad, el 79% sufre pesadillas, el 77% evita hablar de eventos traumáticos, el 73% muestra signos de agresión, el 49% desea morir a causa de la guerra y muchos más “muestran signos de retraimiento y ansiedad severa, junto con una sensación generalizada de desesperanza”.

“Este informe deja al descubierto que Gaza es uno de los lugares más horrorosos del mundo para los niños”, afirmó la directora ejecutiva de War Child UK, Helen Pattinson, en un comunicado. “Además de la destrucción de hospitales, escuelas y hogares, se ha dejado un rastro de destrucción psicológica que han causado heridas invisibles, pero no por ello menos destructivas, en niños que no tienen ninguna responsabilidad por esta guerra”.

El genocidio israelí de 434 días contra Gaza ha dejado decenas de miles de niños muertos, mutilados, desaparecidos o huérfanos, y cientos de miles más desplazados por la fuerza, hambrientos o enfermos. Los médicos y otras personas, incluidos voluntarios de los EE UU, han documentado muchos casos en los que han llegado a la conclusión de que los francotiradores israelíes y otras tropas han disparado deliberadamente a los niños en la cabeza y el pecho.

“El daño causado a los niños de Gaza va más allá de las estadísticas. Detrás de cada número hay un nombre, una vida y un futuro que se está extinguiendo antes de que pueda siquiera comenzar”, dijo Iain Overton, director ejecutivo del grupo británico Action on Armed Violence, en respuesta al nuevo informe.

“El fracaso del mundo a la hora de proteger a los niños de Gaza es un fracaso moral de escala monumental”, añadió. “Debemos actuar con decisión y compasión para garantizar que se escuchen las voces de estos niños y se proteja su futuro”.

En octubre, la organización benéfica Oxfam Internacional, con sede en el Reino Unido, afirmó que el año de ataques israelíes contra Gaza ha sido el año de conflicto más mortífero para las mujeres y los niños en cualquier parte del mundo en las últimas dos décadas. Hace un año, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia calificó a Gaza como “el lugar más peligroso del mundo para ser un niño”. A principios de este año, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, añadió por primera vez a Israel a su llamada “Lista de la vergüenza” de países que matan y hieren a niños durante las guerras y otros conflictos armados.

“La comunidad internacional debe actuar ahora, antes de que la catástrofe de salud mental infantil que estamos presenciando se convierta en un trauma multigeneracional, cuyas consecuencias la región tendrá que afrontar durante décadas”, subrayó Pattinson. “Un alto el fuego debe ser el primer paso inmediato para permitir que War Child y otras agencias respondan de manera efectiva al intenso daño psicológico que están sufriendo los niños”.

Al referirse a la complicidad de aliados como EE UU, Alemania y Gran Bretaña, que proporcionan armas y cobertura diplomática a Israel, el parlamentario progresista del Reino Unido, Jeremy Corbyn, escribió en las redes sociales en respuesta al nuevo informe: “Todos y cada uno de los proveedores de armas a Israel tienen sangre en sus manos, y el mundo nunca los perdonará”.

Denuncian el asesinato en Gaza de cerca de 13.000 estudiantes

El ministerio de Educación de Palestina informó a través de sus redes sociales que, desde el comienzo de la agresión israelí el 7 de octubre de 2023 hasta este martes 17 de diciembre de 2024, un total de 12.799 estudiantes han sido asesinados y al menos otros 20.942 han sido heridos por Israel en la Franja de Gaza y Cisjordania ocupada.

La gran mayoría de estos niños, adolescentes y jóvenes fueron asesinados por la ocupación en la Franja de Gaza, con un total de 12.681 estudiantes palestinos muertos y 20.311 heridos.

Mientras, en Cisjordania ocupada se reportan 118 estudiantes mártires, 631 resultaron heridos y 538 fueron arrestados.

Asimismo, 598 profesores y administradores fueron asesinados y 3.801 resultaron heridos en la Franja de Gaza y Cisjordania, y más de 158 fueron detenidos en Cisjordania, de acuerdo con datos de la institución educativa.

El ministerio de Educación también informó que 425 escuelas gubernamentales, universidades y sus edificios, y 65 afiliados al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (OOPS), fueron bombardeados y vandalizados en la Franja de Gaza.

Además, un total de 788.000 estudiantes han sido privados del acceso a las escuelas y universidades en el enclave.

De acuerdo a un informe de las Naciones Unidas, emitido en septiembre pasado, al menos 45.000 niños de seis años fueron privados del derecho de comenzar los estudios primarios, la gran mayoría de ellos han tenido que desplazarse de sus hogares debido al genocidio israelí en Palestina ocupada y se enfrentan a una batalla diaria por la supervivencia.

Al respecto de esta situación, la directora Regional de Unicef para Oriente Medio y el Norte de África, Adele Khodr, mencionó que “los niños de la Franja de Gaza han perdido sus hogares, sus familiares, sus amigos, su seguridad y su rutina”.

“También han perdido el refugio y el estímulo que les proporcionaba la escuela, lo que pone en peligro su brillante futuro a causa de este terrible conflicto”, agregó Khodr.

Los niños enfrentan graves consecuencias psicológicas en Gaza

El estudio, titulado Estudio de evaluación de las necesidades de los niños con discapacidad, heridos, separados o no acompañados, fue realizado por el Centro de capacitación comunitaria para la gestión de crisis (CTCCM) con el apoyo de la War Child Alliance.

“Nos reunimos con niños heridos, separados de sus padres y discapacitados y con sus cuidadores para escuchar sus comentarios sobre el costo de la guerra en sus vidas. Lo que compartieron fue devastador, pero lamentablemente no sorprendente. Este estudio refuerza lo que hemos visto, oído y presenciado durante más de un año. Los niños están traumatizados por esta guerra y debemos responder”, dice un portavoz y coordinador técnico del proyecto CTCCM en Gaza.

Los resultados de este estudio son contundentes. Los cuidadores informan que el 96% de los niños sienten que la muerte es inminente y casi la mitad cree que morirán a causa de la guerra. Muchos niños presentan síntomas de agresión, miedo, retraimiento y ansiedad severa, junto con una sensación generalizada de desesperanza. Años de desplazamiento, pérdida y bombardeos incesantes han dejado a los niños psicológicamente marcados y a sus familias en circunstancias desesperadas.

La encuesta, realizada a 504 hogares, revela que el 88% de las familias han sido desplazadas varias veces y el 21% se ha visto obligada a mudarse seis o más veces. La mayoría de las familias viven con menos de 122 euros al mes y tienen que hacer frente al aumento de los precios de los alimentos y los productos básicos debido al bloqueo en curso y a las restricciones a la ayuda humanitaria. Mientras tanto, el 80% de los sustentadores de familia están desempleados, lo que refleja las devastadoras consecuencias económicas de la guerra.

“Para los niños de Gaza, ningún lugar es seguro. Han visto sus hogares destruidos, sus seres queridos asesinados y sus escuelas convertidas en escombros. Ni siquiera las llamadas zonas de evacuación se salvan de los bombardeos. La salud mental de los niños de Gaza está bajo ataque constante”, afirma Rob Williams, director ejecutivo de War Child Alliance.

Las conclusiones del informe* subrayan que la comunidad internacional debe actuar con urgencia. Es imperativo que se declare un alto el fuego para permitir la entrega sin restricciones de la ayuda humanitaria. Los suministros esenciales, incluidos los suministros médicos y los suplementos nutricionales, deben llegar de inmediato a quienes los necesitan. Es necesario intensificar el apoyo psicosocial y de salud mental para abordar el trauma generalizado que sufren los niños y sus familias.

En medio de esta devastación, War Child y sus socios han intervenido para brindar asistencia vital. Desde que comenzó la guerra, sus esfuerzos han llegado a más de 180.000 personas, incluidos 118.000 niños. Esto incluye provisiones de emergencia como alimentos, agua potable, kits de higiene, ropa de abrigo y mantas.

War Child, CTCCM y otros socios, que reconocen la grave crisis de salud mental que atraviesan, han comenzado a abordar el trauma que han experimentado más de 17.000 niños. Programas como primeros auxilios psicológicos, versiones adaptadas de TeamUp y actividades recreativas en espacios adaptados a los niños están proporcionando momentos de alivio en medio del caos. Estas intervenciones son vitales, ya que ayudan a los niños a procesar sus emociones y a encontrar resiliencia frente a un estrés inimaginable. War Child también está atendiendo las necesidades de los niños no acompañados y separados, un grupo especialmente vulnerable. Hasta el momento, más de 580 de estos niños han recibido apoyo directo y se están realizando esfuerzos para ponerlos en contacto con servicios esenciales y cuidadores.

Las infancias después de Gaza

Por Tania Aruzamen Z.

A diferencia de otras especies que nacen con habilidades para sobrevivir casi de inmediato, los humanos llegamos al mundo en un estado temprano de desarrollo, necesitando años para crecer y aprender. Esta dependencia permite que el cerebro se desarrolle plenamente, facilitando aprendizajes fundamentales como el lenguaje y las relaciones sociales. Así, el cuidado y el amor que reciben los niños son esenciales para su desarrollo físico, emocional y social. Pensamos a menudo (diría siempre) en esta condición; en esta necesidad inherente a la infancia de ser acompañados y protegidos ante cualquier circunstancia que ponga en peligro sus vidas.

Me cuesta mucho escribir esto, precisamente porque debo abordar un aspecto fundamental de la vida: la niñez. Al hablar de infancias, pienso en seres indefensos que están iniciando su tránsito por la vida, personas que necesitan nuestros cuidados.

Hace más de un año, escuché en una entrevista radial a un experto en infancias que hablaba sobre el genocidio en curso. Decía: «¿Qué ocurre cuando un niño pierde a sus padres y queda solo intentando comprender su entorno? Los niños necesitan a sus padres para dar sentido a lo que ven y sienten: las circunstancias, el refugio, la muerte… Durante los primeros años de vida, hasta aproximadamente los cinco, los niños preguntan constantemente porque buscan entender el mundo. Si un niño no tiene a quien le responda, a quien le dé un marco para procesar las imágenes y emociones angustiantes, su salud se ve profundamente afectada, tanto a nivel emocional como integral, pues carece de herramientas para enfrentar su realidad.» Era un doctor que trabajaba en Gaza, y que veía a diario a cientos de infancias llegar solas o con sus padres heridos al hospital Nasser, en el Sur de la franja de Gaza.

Recuerdo claramente la primera vez que vi a un niño morir; lo recuerdo muy a menudo y de manera vívida. Un niño con heridas de escombros sobre su cuerpo y quemaduras producidas por fósforo blanco yacía en el suelo de un hospital, tras el bombardeo de su hogar. Su respiración era acelerada, su pequeña barriguita se inflaba y soltaba el aire cada vez con más fuerza, hasta que esa pancita dejó de moverse. El niño había muerto de dolor, por las heridas y, ante todo, había muerto solo. No había nadie que le explicara los horrores del genocidio, nadie que le dijera al menos una mentira, como nos gustaría creer; no había nadie que llorara mientras él moría ni nadie que buscara reanimarlo. Murió solo en el suelo de un hospital. Tenía alrededor de cinco años. Recuerdo bien el shock al ver esas imágenes; recuerdo partirme en llanto, gritar de rabia, y días de depresión y ansiedad provocados por esa imagen.

Hasta hoy he visto al menos cien de estas escenas; he sido testigo de toda clase de atrocidades en vivo y en directo. He visto niños morir, recién nacidos abandonados en hospitales atacados y destruidos, he visto niños sin cabeza, cuyos cuerpos fueron devorados por perros. He visto manos, pies, espaldas, cabezas de niños asesinados; he visto a niños muertos abrazados a sus madres y a otros fallecidos por falta de alimentos. He sido testigo de niños asesinados por balas y drones mientras jugaban a la pelota o patinaban. He visto todo, y mientras pienso que no veré algo peor, me sorprende ver lo que sigue… He presenciado niños quemados vivos mientras dormían en refugios. Podría relatar cada una de estas muertes como la primera, pero no puedo.

Hemos estado tan expuestos a la muerte de niños que he llegado a identificar claramente los últimos momentos de vida de un niño, sus últimos esfuerzos por seguir con vida antes de que su existencia se apague para siempre, aún peor, hemos naturalizado la muerte de niños. Ha pasado con tal frecuencia ante nuestros ojos que, cuando asesinaron a Hind Rajab, hubo protestas en todo el mundo; sin embargo, además de ella, miles y miles de infancias han sido asesinadas en situaciones similares, con la misma maldad. La hemos normalizado tanto que ya no nos escandaliza la muerte de un niño a menos que esta sea extremadamente trágica, a menos que sea algo que no hayamos visto hasta ahora.

Hannah Arendt nos habló de la banalidad del mal, no como la ridiculización de los actos de maldad, sino como la capacidad de convivir con esta hasta que se vuelve normal, algo que consideramos inevitable y con lo que aprendemos a lidiar. Cerramos los ojos ante esta realidad porque nos resulta cómodo; permitimos que la maldad se despliegue ante nosotros mientras preferimos engañarnos y refugiarnos en nuestra comodidad. Personalmente, he llegado a naturalizar tanto el asesinato de infancias en este último año que puedo identificar perfectamente los espasmos antes de morir; los he visto tantas veces que ya no me conmuevo como la primera vez. Simplemente los identifico y digo: «Ese niño se está muriendo».  Alejarme de lo abstracto de la muerte y poder reconocer ese momento es algo que nunca les perdonaré. Poder verlo y seguir haciéndome el desayuno me convierte a mí también en un ser despreciable; me convierte en alguien que observa y aprende de esto desde la comodidad y la seguridad que disfruta Europa a costa de la sangre de niños palestinos.

Ahora bien, me pregunto, les pregunto: ¿Qué pasará con las infancias en el mundo? Somos testigos de que las infancias no son protegidas. Somos testigos de que, de ahora en adelante, los niños son un objetivo de guerra. En Gaza no se aplica la carta de protección a la niñez; no existen los derechos humanos. Los niños son tratados como adultos, como militares. Un ejemplo de ello son los más de 17,000 niños registrados que han sido asesinados por las fuerzas de ocupación, y no se ha dicho nada al respecto. No ha habido una sola sanción ni un solo embargo por parte de países que, al contrario, están dotando de armas a Israel para que siga asesinando atrozmente a más infancias.

Después de Gaza, Las infancias no serán protegidas. No hay convención ni carta que evite su asesinato en masa; Gaza es prueba de ello. No se cumplirá ninguna ley y nadie denunciará a quien se atribuya el derecho de convertirlas en objetivos de guerra. La humanidad ha fallado, pero ¿qué humanidad? Niños, madres, jóvenes, adultos: todos son asesinados cada día y tampoco se hace nada. ¿Qué pasará cuando una potencia con capacidad militar y apoyo imperial decida invadir y asesinar en nuestros territorios? ¿Veremos a nuestros hijos ser asesinados? ¿Nos verán nuestros hijos ser asesinados en completo silencio también? ¿Quién nos protegerá cuando vengan a por nosotros?

Palestina es una muestra de que hemos fallado como humanidad, pero no solo eso; es un nuevo marco de guerra, un nuevo marco de derechos. Marca el inicio de un mundo donde las reglas se aplican selectivamente, donde se pueden asesinar a infancias con total impunidad. Es un mundo donde mandan las potencias coloniales, un mundo alimentado por la guerra, donde la comodidad de unos pocos se sostiene sobre la sangre y los miembros cercenados de niños asesinados.

¿Cómo les explicaré a mis hijos que todo esto es real? ¿Cómo les explico que nuestra tranquilidad se vive a costa de los horrores que se viven al otro lado del Mediterráneo? ¿Cómo les explico que esto puede suceder en nuestro territorio y que su vida también corre peligro? ¿Cómo les explico, mientras intento también explicarme a mí misma cómo podemos ser felices a pesar de tanto sufrimiento?

Las condiciones de vida en Gaza ponen en grave peligro la vida de los niños y recién nacidos

Por Fernando Calero García

De junio a octubre de 2024, casi 11.000 niños menores de 5 años pasaron por el área de urgencias del Hospital Nasser por infecciones del tracto respiratorio superior

Gaza, 26 de noviembre de 2024. – Tras más de un año de implacable guerra y destrucción en Gaza, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) son testigos de cómo las terribles condiciones de vida, los ataques en zonas densamente pobladas, el escaso acceso a alimentos y los repetidos desplazamientos están provocando graves problemas de salud a niños, recién nacidos y madres palestinos.

«Estamos tratando a niños con enfermedades infecciosas, respiratorias y cutáneas. Por supuesto, ya lo veíamos antes de la guerra, pero hoy lo vemos mucho más, y las cifras siguen aumentando».

Afirma el Dr. Mohammad Abu Tayyem, pediatra de MSF que trabaja en el Hospital Nasser, en el sur de Gaza. Allí, cada día, se atiende a más de 300 pacientes pediátricos, lo que se traduce en casi 10.000 consultas al mes. «Vemos hacinamiento en el departamento (de pediatría), incluidos niños con neumonía aguda».

Los equipos de MSF en el hospital Nasser se enfrentan a un número abrumador de pacientes: entre junio y octubre de 2024, 3.421 bebés y niños menores de 5 años fueron tratados por MSF en el área de pediatría para pacientes hospitalizados, con casi una cuarta parte de los casos (22%) relacionados con diarrea y el 8,9% con meningitis. Durante el mismo periodo, 168 recién nacidos menores de un mes y a más de 10.800 niños de entre 1 y 5 años acudieron a urgencias por infecciones de las vías respiratorias superiores. Además, unos 1.294 niños de entre 1 y 5 años ingresaron en el hospital por infecciones de las vías respiratorias inferiores, con un total de 459 casos de neumonía.

Un año de guerra ha diezmado el sistema sanitario

En la llamada «zona humanitaria», donde se hacinan las poblaciones desplazadas, MSF presta atención neonatal, obstétrica y pediátrica en tres clínicas de atención primaria y en el hospital Nasser, que tiene una de las únicas maternidades funcionales del sur de Gaza. De los 36 hospitales de Gaza, sólo 17 seguían funcionando parcialmente el 19 de noviembre (OCHA).

Las madres de Gaza corren riesgos cuando llevan a sus recién nacidos y a sus hijos a los pocos hospitales y centros de salud que quedan. Se ven obligadas a recorrer largas distancias por rutas inseguras a pie o en carros tirados por animales, en zonas polvorientas y densamente pobladas, para llegar a los centros médicos. Este viaje expone a los niños y recién nacidos a un mayor peligro de ser víctimas de un ataque y los expone a un alto riesgo de complicaciones de salud. Incluso después de recibir tratamiento, los recién nacidos y los niños regresan a condiciones de vida insalubres, lo que a su vez provoca un deterioro de su estado de salud y de su capacidad para curarse adecuadamente.

Enfrentadas a unas terribles condiciones de vida, a la escasez de productos higiénicos y alimentos, y sometidas a un estrés constante, un número considerable de madres – ellas mismas desnutridas – dan a luz a bebés prematuros y aumentan el riesgo de complicaciones posparto. Esta crisis se agrava aún más por la grave escasez de suministros médicos y no médicos esenciales en los centros de salud y hospitales.

Las temperaturas más frías conllevan nuevos riesgos para la salud

Las familias viven hacinadas en tiendas de campaña o bajo lonas de plástico y trozos de tela, sin acceso a agua potable, saneamiento o artículos de higiene como jabón y sin tener cubiertas muchas otras necesidades básicas. Las condiciones empeoran con la llegada del invierno y el descenso de las temperaturas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades como infecciones cutáneas y respiratorias, sarna, diarrea aguda e infecciones víricas, especialmente entre los recién nacidos y los niños.

Además, el aumento de los precios debido a la drástica reducción de la ayuda que entra en la franja de Gaza contribuye a que la población no pueda permitirse una alimentación nutritiva, lo que provoca desnutrición, especialmente en bebés y niños. En octubre, MSF registró 314 casos de desnutrición aguda moderada (MAM) y 203 casos de desnutrición aguda severa (SAM) en menores de cinco años.

La entrada sin trabas de ayuda humanitaria en Gaza resulta crucial para aliviar el sufrimiento de las personas atrapadas en la franja. Permitirá paliar la falta de suministros médicos y no médicos esenciales para salvar la vida de miles de personas, incluidos recién nacidos, niños y madres.

«No tengo pañales para mi hijo», dice Yasmin, una madre cuyo hijo recibe tratamiento en el hospital Nasser. «Ni siquiera tengo ropa adecuada para él; tengo que usar una bolsa de plástico, y esto expone su piel a más infecciones y erupciones. Vivir en una tienda de campaña expone a mis hijos a condiciones extremas, y duermen sin siquiera una cama adecuada».

«Este periodo ha sido muy difícil y largo. Ya ha pasado más de un año desde el comienzo de la guerra, y ha afectado mucho a todos, especialmente a los niños que están en la etapa de crecimiento», dice el Dr. Abu Tayyem. «La falta de alimentos nutritivos ha repercutido en la salud y el desarrollo de la inmunidad de los recién nacidos y los niños, haciéndolos más vulnerables a las enfermedades infecciosas».

«Mi hijo siempre está tosiendo. Paso la mayor parte del tiempo en el hospital. Mi hijo no se ríe, no juega, no toma leche. Duerme todo el tiempo. El médico dice que hay que mantenerlo alejado del fuego [para evitar la tos], pero ¿cómo? Todo se cocina al fuego», explica Yasmin.

Para responder a las crecientes necesidades médicas, en Jan Younis, al sur de Gaza, los equipos de MSF dan apoyo al departamento de pediatría del hospital Nasser, que incluye urgencias, la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP), con nueve camas, y la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), que cuenta con 23 camas.

Las actividades de MSF en atención pediátrica, neonatal y obstétrica son sólo una gota en el océano de las grandes necesidades médicas de Gaza. Un alto el fuego inmediato y permanente en Gaza es la única solución para aliviar el sufrimiento de la población gazatí y garantizar el acceso a la atención sanitaria y la ayuda humanitaria.

Las autoridades israelíes bloquean las evacuaciones médicas de niños de Gaza al hospital de MSF en Jordania

Por Guillermo Algar GonzálezMédicos Sin Fronteras

La organización denuncia el rechazo sin explicaciones del traslado de ocho niños, entre ellos un menor de dos años con amputaciones en ambas piernas

El 10 de noviembre, las autoridades israelíes bloquearon, sin dar explicaciones, la evacuación médica de ocho niños que necesitan atención médica, entre ellos un niño de dos años con amputaciones en las piernas, al hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Jordania. MSF denuncia enérgicamente este rechazo. ​

“Es completamente escandaloso e indignante que Israel impida salir de Gaza a niños que necesitan tratamiento esencial. La negativa de Israel a realizar evacuaciones médicas urgentes desafía la razón y la humanidad”, afirma Moeen Mahmood, director de MSF en Jordania 

En los últimos meses, MSF ha solicitado la evacuación médica de 32 niños y niñas y de sus cuidadores de Gaza a Jordania. Sólo se ha autorizado la salida de 6 de ellos. Los largos procedimientos y las denegaciones inexplicables bloquean la prestación de tratamiento médico a niños gravemente heridos en Gaza.

El sistema sanitario de Gaza ha sido desmantelado, lo que se traduce en que quienes necesitan atención médica especializada no tienen adónde ir. Según la OMS, hay al menos 14.000 personas que requieren evacuación médica. Más de 43.000 personas han muerto en Gaza y más de 100.000 han resultado heridas desde el 7 de octubre de 2023 de acuerdo con las autoridades sanitarias de la Franja.

MSF hace un llamamiento a las autoridades israelíes para que garanticen las evacuaciones médicas de los palestinos que necesitan atención médica, incluidos sus cuidadores, asegurando al mismo tiempo que todos los pacientes y sus cuidadores tengan garantizado un retorno seguro, voluntario y digno a Gaza.

Los drones israelíes disparan deliberadamente a los niños de Gaza «día tras día»

Por Dania Akkad

Un cirujano jubilado del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) que acaba de regresar de trabajar en un hospital de Gaza ha declarado que trató a niños «día tras día tras día» que habían sido blanco deliberado de drones israelíes tras los ataques con bombas.

En un desgarrador testimonio ante los diputados británicos el martes 12 de noviembre, Nizam Mamode dijo  que, de todos los conflictos en los que había trabajado, incluido el genocidio en Ruanda, él y otros colegas experimentados en Gaza «nunca, jamás, habían visto nada a esta escala».

Afirmó que al menos una o dos veces al día se producían «incidentes con víctimas masivas», lo que significa que morían entre 10 y 20 personas y hasta 40 resultaban gravemente heridas. Calculó que al menos el 60% de las personas atendidas en esos momentos eran mujeres y niños.

«Los drones descendían y se llevaban por delante a civiles y niños», explicó Mamode a los miembros del International Development Committee en una audiencia centrada en la situación humanitaria en Gaza.

«Esta situación no es algo ocasional. Esto sucedió día tras día tras día sobre niños que decían: ‘Estaba tirado en el suelo después de que cayera una bomba y ese quadricóptero bajó, se cernió sobre mí y me disparó’».

Mamode trabajó en el Hospital Nasser, en el sur de Gaza, durante un mes, entre agosto y septiembre, para la organización benéfica británica Medical Aid for Palestine (MAP).

Explicó que pasó todo el mes en el hospital en parte porque no era seguro desplazarse, pero también porque Israel bombardeó la casa de huéspedes de MAP en el sur de Gaza en enero, un acto que Mamode cree que fue deliberado.

«Todas esas casas de huéspedes están en los ordenadores del ejército israelí y son designadas casas seguras, así que supongo que fue un ataque deliberado y que el objetivo es disuadir a los trabajadores humanitarios de venir», dijo Mamode.

Mamode atribuyó el mismo objetivo a cinco ataques israelíes contra convoyes de la ONU, uno de ellos durante su estancia en Gaza.

La diputada laborista y presidenta de la comisión, Sarah Champion, pidió a Mamode que aclarara si se refería a francotiradores sin escrúpulos que disparaban contra los vehículos blindados.

«No, no», respondió. «Se trataba del ejército israelí acercándose como unidad y disparando deliberadamente».

Mamode dijo que le habían dado «instrucciones muy claras» sobre qué hacer cuando viajaba en un convoy de la ONU mientras estaba en Gaza.

«Las puertas van a estar cerradas cuando salgan. No desbloqueen las puertas si el ejército les dispara y les ordena salir. No salgan del vehículo», dijo que le habían dicho.

«Era un convoy de la ONU. Lleva la ONU en letras grandes en el lateral y, dos veces por semana, transporta a unos 30 o 40 trabajadores humanitarios de diferentes organizaciones».

Mamode dijo que tuvo que elegir entre dormir en una habitación calurosa dentro del hospital o fuera, en las escaleras, donde hacía más fresco, pero donde los drones «tenían la posibilidad de alcanzarme».

Mamode añadió después: «Mi mayor temor mientras estuve allí era que me mataran los israelíes».

Gusanos en las heridas

El cirujano, de 62 años, se derrumbó tres veces durante su testimonio al proporcionar relatos detallados de sus pacientes, incluida una niña de 8 años que, según dijo, se estaba desangrando durante una operación un sábado por la noche.

«Pedí un hisopo y me dijeron: ‘No hay más hisopos’», dijo, momentáneamente incapaz de hablar.

Mamode explicó que la falta de suministros médicos como consecuencia de que Israel no permite la entrada de ayuda en Gaza incluye guantes estériles, paños y analgésicos, pero también artículos básicos como jabón y champú, lo que provoca condiciones antihigiénicas.

«Vi no sé cuántas heridas con gusanos. Uno de mis colegas sacó gusanos de la garganta de un niño en cuidados intensivos», explicó. «Había moscas en el quirófano aterrizando en las heridas».

A él y a sus colegas les preocupaba especialmente un patrón de heridas -tres o cuatro disparos en el lado izquierdo y derecho del pecho y también en la zona de la ingle- causadas por drones.

«Eso nos pareció una prueba prima facie de que se trataba de un dron autónomo o semiautónomo, porque un operador humano no sería capaz de disparar con ese grado de precisión tan rápidamente», declaró Mamode.

Pero también dijo que los perdigones disparados por la mayoría de los drones eran más destructivos que las balas, que atravesarían el cuerpo. En cambio, los perdigones rebotaban en el interior de los cuerpos.

Un niño de siete años -uno de los que había contado a Mamode que había estado en un bombardeo y luego había sido alcanzado deliberadamente por un dron- llegó al hospital con el estómago colgando fuera del pecho y otras lesiones en el hígado, el bazo, el intestino y las arterias.

«Sobrevivió y salió una semana después», explica. «Si sigue vivo, no lo sé».

«Se lo llevaron y lo mataron»

Cuando un diputado preguntó a Mamode si había visto a Hamás mientras trabajaba, el médico se rio.

«Me río porque fue una pregunta que hice cuando llegué allí. ‘¿Está Hamás en el hospital?’. Se rieron de mí», dijo.

«Me dijeron: ‘Hamás no está. Hay algunos combatientes escondidos en túneles.  Pero Hamas nunca ha estado en el hospital. Todo el mundo odia a Hamás’».

Mamode dijo que, en otras zonas de conflicto, los combatientes suelen entrar armados de forma evidente.

«Nunca vimos nada de eso. Nos dejaban entrar donde quisiéramos en el hospital», dijo.

«Puede que hubiera un túnel debajo. ¿Quién sabe? Pero si Hamás entraba y salía del hospital, habría sido bastante evidente».

Sus colegas palestinos contaron a Mamode que cuando las fuerzas israelíes atacaron el hospital en febrero, matando a miembros del personal y metiéndolos en una fosa común con los pacientes, se habían llevado y detenido a muchos otros colegas.

Entre ellos había un ateo. «Odiaba a Hamás y, antes de la guerra, era muy vehemente sobre esas cosas. Pensaba que el islam era estúpido y que Hamás era estúpido», dijo Mamode que le habían dicho.

«Se lo llevaron y lo mataron. Eso es lo que está pasando. Por lo que veo, da igual quién seas en Gaza. Si eres palestino en Gaza, eres un objetivo», afirmó.

Champion dijo que el testimonio de Mamode era «profundo y profundamente escalofriante».

Y añadió: «Sobre la base de estas pruebas, el Reino Unido debe tomarse en serio la posibilidad de que el derecho internacional humanitario se haya infringido atrozmente en Gaza».

La comparecencia ante la comisión se produjo en el plazo de 30 días que el gobierno estadounidense fijó el mes pasado a Israel para garantizar la entrada de más ayuda en Gaza, y las ONG advirtieron de que la situación en el norte de Gaza es «aún más grave hoy que hace un mes».

Horas después de las declaraciones de Mamode, el gobierno de Biden dijo que no limitaría las transferencias de armas a Israel como había amenazado, afirmando que Israel había dado «una serie de pasos» para atender las demandas que había planteado.

«En este momento no hemos evaluado que los israelíes estén violando la ley estadounidense», dijo el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel. «Vamos a seguir evaluando su cumplimiento de la legislación estadounidense. Hemos visto algunos progresos. Nos gustaría que se produjeran más cambios».

Dania Akkad es redactora-jefe de investigación, especializada en temas relacionados con la mujer, los Derechos Humanos, la energía y la tecnología. En 2022 ganó el premio al mejor reportaje por su investigación sobre la legislación qatarí en materia de nacionalidad y la difícil situación de las mujeres en el emirato en los premios Write To End Violence Against Women.

Fuentes: Resumen Latinoamericano, Al Mayadeen, www.elsaltodiario.com, Telesur, War Children, Rebelión, Voces del Mundo

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