Las brigadas policiales en Buenos Aires y CABA operan sin identificación ni control adecuado, lo que les permite involucrarse en actividades delictivas y ejercer violencia en barrios vulnerables. En las zonas en las que actúan, la discriminación y la violencia policial se extienden y generan una desconfianza extrema hacia todas las fuerzas, construida por años de abusos.
Matías Paredes había salido de un boliche en la zona de Constitución, en Mar del Plata. Había ido con dos amigos a la presentación del plantel y la camiseta de Alvarado, el equipo del que era hincha. Cuando regresaban a sus casas, dos autos sin ninguna identificación, con policías de la Bonaerense de civil, los persiguieron y les dispararon al menos siete tiros. Dos de ellos le dieron a Matías. Murió unos minutos después. El asesinato de Matías muestra la confianza en la impunidad que tiene la policía cuando se trata de jóvenes de barrios populares. Las brigadas de las comisarías marplatenses actúan sin que se las pueda identificar y sin que se conozca con claridad las funciones que cumplen.
Matías tenía 26 años, era albañil ceramista y trabajaba en la construcción. Tenía cinco hermanos y una hija de 3 años. Vivía en el barrio de Bosque Grande, en la periferia de Mar del Plata. Esa noche volvía en auto con sus amigos cuando una camioneta negra los comenzó a seguir. Unos metros después, en un semáforo, se les cruzó otro auto sin identificación. Los jóvenes pensaron que los iban a robar y aceleraron. En ese momento sintieron los primeros disparos. Después de varias cuadras de persecución, llegaron a la zona de Bosque Grande.
Al ver a Matías herido los vecinos se acercaron. Recién ahí vieron que quienes los venían persiguiendo eran policías. Estos empezaron a gritar para apartarlos del lugar y comenzaron a disparar balas de goma. En ese segundo episodio fue herido Emanuel, el amigo de Matías que manejaba el auto. “Nunca nos dieron la voz de alto, es mentira lo que dicen los policías. Pensamos que nos querían asaltar y nos fuimos del lugar”, explicó Emanuel sobre lo que sucedió el jueves 6 a la madrugada.
Lo que ocurrió con Matías recuerda el crimen de Lucas González, de 17 años, ejecutado por policías de la Ciudad en noviembre de 2021. Esa vez, un auto sin identificación de una brigada de Barracas le disparó a jóvenes que salían de entrenar en un club de fútbol. En julio de 2023, un tribunal condenó a prisión perpetua a los tres policías acusados. Los jueces sostuvieron en su fallo que los policías “fueron a la caza” de Lucas y sus amigos y que actuaron “motivados por odio racial”.
Las fuerzas de seguridad tienen pendiente regular y controlar la actividad de las brigadas que históricamente intervienen sin ninguna identificación, de manera ilegal y, muchas veces, son parte de dinámicas delictivas de las zonas en las que actúan, especialmente en los barrios más empobrecidos.
Las brigadas, tanto en la provincia de Buenos Aires como en CABA, utilizan la posibilidad que tienen de no vestir uniforme –porque supuestamente realizan tareas de investigación– para otros fines como recaudar y regular de manera ilegal el delito. Por esas razones, en las zonas en las que actúan, la discriminación y la violencia policial se extienden y generan una desconfianza extrema hacia todas las fuerzas, construida por años de abusos.