Muerte a las pymes: en lo que va del año cerraron más de 12.000

El presunto rebote económico se apoya en la banca y el agro, mientras las pymes atraviesan una crisis a niveles de la pandemia. Daniel Rosato, titular de IPA, pronosticó “una catástrofe social generada por el desempleo” si el Gobierno no toma medidas para el sector.

Ilustración: Marcelo Spotti

Por Gladys Stagno

“El crecimiento económico que se está manifestando sólo beneficia a sectores que no generan valor agregado, ni riquezas genuinas”. La definición sobre la situación económica reinante provino del presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, luego de que el informe mensual que realiza el Observatorio de esa institución mostrara que en 2025 cerraron 12.259 pequeñas y medianas empresas.

La explicación que surge del estudio es que se trata de una consecuencia directa de las políticas llevadas adelante por la gestión de La Libertad Avanza: la apertura de importaciones y las inequidades impositivas para la competitividad local, generaron una pérdida casi récord de unidades productivas, al ritmo de la destrucción vivida en la pandemia de COVID-19.

En esa línea, Rosato le reclamó al Gobierno “una definición sobre el modelo de país que necesitan los argentinos”. En otras palabras, una respuesta al sector productivo que no para de sangrar.

Bonanza para pocos

El informe del Observatorio IPA, a cargo del economista Federico Vaccarezza, refleja una realidad dispar, que contradice los festejos gubernamentales. Y así, si bien el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) refleja un crecimiento interanual del 5,6 %, un dólar estable y una inflación a la baja, hay un entramado productivo que no logra salir del pozo.

“El rebote ha sido sectorialmente desigual: lidera la intermediación financiera (+29,3 %), mientras que todavía persiste el rezago en sectores intensivos en empleo”, advierte el documento. Las pequeñas y medianas empresas industriales, núcleo del empleo registrado y la agregación de valor nacional, permanecen en los márgenes del modelo.

La industria manufacturera muestra una leve recuperación, pero lo hace “sobre niveles bajos y contra una base de comparación muy deprimida (abril 2024: -16,5 %)”. De hecho, el uso de la capacidad instalada apenas alcanzó el 56,6 % en abril, a lo que se suma una advertencia metodológica: “El nivel de actividad en las pymes manufactureras consultadas se encuentra considerablemente por debajo de las cifras de actividad relevadas del INDEC”.

Crisis de desempleo

Las señales de alerta no se agotan ahí. La destrucción de empleo formal continúa, aunque más lenta que el año pasado. En marzo se perdieron 74.811 puestos respecto al mismo mes de 2024. “La contracción se concentró en sectores públicos e intensivos en mano de obra: Administración Pública (-31.792), industria (-18.172) y construcción (-14.413)”, precisa el informe.

Esa caída de empleo tiene un correlato directo en la merma de unidades productivas: a  junio de este año, existen 499.371 empresas registradas, en contraste con las 511.630 que había el año pasado.

“Pero el dato más preocupante está en la comparación del 2025 con el pico de mortandad durante la pandemia (registrado en 2021, cuando apenas sobrevivieron 489.366 firmas), ya que en la actualidad existen apenas unas 10.000 compañías más que cuando la crisis sanitaria había obligado al cierre de 17.281 unidades productivas, según datos surgidos de la Superintendencia de Riesgo del trabajo (SRT)”, sostiene un comunicado emitido por el Observatorio.

“El cierre de unidades productivas se ve con claridad en la caída del empleo”, aseguró Rosato, y pronosticó “una catástrofe social generada por el desempleo, si es que se mantienen las condiciones que están obligando a los sectores productivos a achicar puestos de trabajo registrados ante la caída impactante del consumo”.

Un golpe al mercado interno

Como es de esperarse de un sector que vive del mercado interno, la caída del consumo —que ya lleva 16 meses— impactó de lleno en las pymes.

Aunque las ventas en supermercados subieron un 8,9 % interanual en abril, el informe señala que “el rebote se apoya sobre una base de comparación históricamente baja (abril 2024: -17,6 %), lo que relativiza el alcance real”. En el canal mayorista, el panorama es aún peor: caída del 2,9 % interanual y 3,2 % mensual.

Las expectativas no ayudan: solo el 21,9 % de los gerentes de supermercados cree que las ventas mejorarán. “La mayoría anticipa estancamiento o deterioro”, informa el IPA. En otras palabras, se vende más porque antes se vendía muy poco.

Por su parte, el boom importador termina de encender las luces rojas. En mayo, el superávit comercial cayó a US$ 607 millones, frente a los US$ 2.655 millones de un año atrás. “Las exportaciones bajaron 7,4 % por menores cantidades, mientras las importaciones crecieron 29,4 %”, resume el informe.

“Excepto por el complejo de Vaca Muerta, no hay ningún otro rubro en la economía argentina con la capacidad de expandir las ventas externas en el corto/mediano plazo”, advierte el IPA, que además denuncia “la ausencia de líneas de financiamiento público y privado a las exportaciones –principalmente a las industriales”.

Por su parte, Rosato exhortó: “Las condiciones macroeconómicas son importantes, pero demasiado insuficientes para que las fábricas argentinas puedan competir contra empresas extranjeras que importan en sus productos beneficios a través de subsidios, financiamiento barato y un plan para generar trabajo en sus países. Es ahora en donde el Gobierno debe demostrar si tiene un plan para el sector productivo o piensa dejarlo morir, porque el ritmo de destrucción de empresas es alarmante”.

Ilustración: Marcelo Spotti

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