La doctora Carol Zavaleta, investigadora del Programa de Adaptación de la Salud Indígena al Cambio Climático de la Universidad Cayetano Heredia, sostiene que la pandemia ha desnudado la fragilidad del sistema de salud pública hacia las comunidades indígenas. Sostiene que ante el avance del Covid-19 la ciencia puede unirse al conocimiento indígena, con el fin de que la estrategia sanitaria hacia estos pueblos incorpore un diseño multidisciplinario e intercultural.
Carol Zavaleta es médico e investigadora de la Universidad Cayetano Heredia. Foto: Archivo personal
Las graves afectaciones que esta pandemia está provocando en la población son evidentes, pero lo que podría suceder con las comunidades indígenas es aún más preocupante. La carencia de servicios básicos, las otras epidemias como el VIH en Amazonas, la reducida esperanza de vida y la poca información que existe de infecciones previas agravan la situación.
OjoPúblico conversó con la doctora Carol Zavaleta Cortijo, investigadora del Programa de Adaptación de la Salud Indígena al Cambio Climático de la de la Universidad Cayetano Heredia. La experta considera necesario impulsar el análisis de datos desagregados de poblaciones vulnerables y que el Estado tenga una estrategia multidisciplinaria y intercultural para atender a estas comunidades ante el avance del Covid-19.
-¿Cuál es el grado de vulnerabilidad de la población indígena frente al Covid-19?
Existe una vulnerabilidad biológica, social y cultural. En la biológica, mirando la información que existe de pandemias previas como la H1N1, vemos que en ese caso la tasa de muertes en las poblaciones indígenas era más alta, tanto en la Amazonía, como en países como Canadá y Estados Unidos. Respecto a otras pandemias existe muy poca información. En la parte social, los servicios públicos en estas comunidades son muy precarios. Debemos entender que la comunicación no es la misma, los conceptos de salud-enfermedad no son los mismos. El Estado poco a poco se ha ido adaptando a la interculturalidad en educación, en salud, pero aún nos falta más.
En la parte cultural, me llama la atención que esta pandemia está afectando generalmente a los mayores de 65 años. En los pueblos indígenas la esperanza de vida es menor, entonces hay menos abuelitos. El mismo director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hablaba acerca de cómo esta pandemia afecta el conocimiento de la humanidad, que son los ancianos, los sabios. Es lo mismo en los pueblos indígenas, pero a ellos incluso les queda menos sabios. Entonces existe también un riesgo de pérdida de conocimiento. Por ejemplo, ahora la principal respuesta de los pueblos ha sido aislarse, y eso es parte del conocimiento indígena; son medidas epidemiológicas. Si esos abuelos y líderes son los que están en riesgo, también hay un riesgo cultural.
-¿Eso significa que la afectación puede ser mayor de la que estima el Estado?
Lo que pasa es que el Estado está tomando las cosas como una emergencia, así que ve el tema a lo grande, y no lo focalizado, cuando los pueblos indígenas tienen características que los hacen diferentes. Tenemos que mirar esta situación desde diferentes aspectos, ahí es donde la gente que ha trabajado en la Selva o en los Andes tiene mucho que aportar, sería importante considerar la experiencia de otros profesionales, no solamente de salud, sino también de las ciencias sociales.
-¿Cuál cree que debe ser la estrategia del Estado para proteger a las comunidades indígenas?
Creo que se tiene que empezar por lo que los pueblos ya están haciendo: ellos han tomado sus medidas de control epidemiológico antes que el resto del país, entonces hay que mirar ese conocimiento, trabajar con las redes que ya existen en las comunidades.
El Estado puede empezar a reconocer que ese conocimiento es válido, trabajar con los líderes. Existen profesionales indígenas que pueden recoger la información de cómo las comunidades están interpretando los mensajes, por ejemplo, ¿cómo están interpretando la presencia de las Fuerzas Armada? ¿Se genera ansiedad entre las comunidades? La estrategia tiene que ser multidisciplinaria. Las comunidades indígenas tienen una forma de entender la salud no solo física, sino también emocional y espiritual. Independiente de las religiones en la Amazonía, ellos tienen su propia espiritualidad que la viven con el bosque y la naturaleza. Ese tipo de conocimiento no debe ser una cuestión mística para la ciencia, debería ser un conocimiento que puede integrarse con la ciencia.
-¿Para diseñar la estrategia sanitaria no sería importante tener datos desagregados sobre pueblos indígenas y poblaciones vulnerables?
Sí, definidamente, porque no sabemos cómo responde su sistema inmunológico. Esos datos son importantes porque no podemos hacer aseveraciones que pueden ser alarmistas. Tenemos que utilizar la información de manera responsable y generar hipótesis para el futuro, pero teniendo información que sea de buena calidad. Y para eso necesitamos mirar la etnia. Y la etnia no quiere decir solo una cuestión genética, tiene que ver también con dónde viven, qué tipo de acceso a salud tienen, qué tipo de alimentos consumen, qué zonas tienen tasas más altas de diabetes, de hipertensión. Covid-19 es una oportunidad para que en el postpandemia reconozcamos el tipo de etnicidad, es importante para planear la salud pública del país.
-¿Cómo podría impactar el Covid-19 en comunidades que tienen otro tipo de amenazas, como el caso de Amazonas que tiene una alta tasa de VIH?
Ellos fueron los primeros que cerraron su territorio. Esa fue una medida de emergencia, y en la planificación de la estrategia frente al Covid-19 el Estado debe poner esa variable. La etnia no solo sirve por la cuestión biológica, sino para planear la intervención, si es que son awajún, shipibo, shawi… Hay que saber cómo se va a abordar, cuál es la forma de interpretación que ellos pueden tener y cuál es la historia que ellos tienen con el Estado, porque si miramos la zona de Amazonas, no se trata necesariamente de una historia de paz entre el Estado y las comunidades indígenas.
SE AISLARON. Los pueblos indígenas cerraron sus fronteras para evitar el ingreso de extraños y exponerse al contagio del coronavirus. Foto: Yanua Atamain / Red Investigativa Regional
-Con los casos extendidos en todo el país, ¿hasta qué punto podemos tener la certeza de que no hay personas contagiadas en las comunidades indígenas de la Amazonía?
Lo que estoy leyendo en las directivas del Ministerio de Salud es que el inicio de los síntomas va de 1 a 14 días, entonces si en 14 días esas personas no han desarrollado síntomas, están de alta. Las comunidades tienen tambos, no viven como nosotros en edificios, no van al supermercado, al banco, no tienen zonas de aglomeración, entonces de alguna forma eso representa una protección, su territorio es una protección. Si esas personas no han salido de la comunidad en 14 días y no hay nadie con síntomas, es poco probable que existan casos en las comunidades. Lo más probable es que la enfermedad esté llegando ahora, por eso es bien importante que ahora se refuercen los bloqueos, estamos a tiempo.
-¿Qué actividades son recomendables que las poblaciones indígenas dejen de realizar para protegerse?
Ellos tienen actividades comunitarias como la minga, que tendría que dejar de hacerse. También las reuniones comunales que tienen una vez a la semana. Yo les recomendaría que se eviten reuniones entre familias, que vayan solo de manera independiente a las chacras, está bien que se queden ahí, que escuchen información del Ministerio de Salud, y que no confíen en las redes sociales a menos que sean de universidades, de científicos, de periodistas serios, no del amigo que te pasa la información que dice que las gárgaras de no sé qué les hará bien. También es importante que el Estado les alcance de alguna forma jabón, es una cosa prioritaria y sencilla. Hay que reforzar la idea de lavarse las manos. Este es un momento en que todo el Perú tiene que aprender a lavarse las manos por 20 segundos y dejar de tocarse la cara. Esas dos cosas son importantes.
-Algunos científicos mencionan que la Amazonía reúne las condiciones de depredación y afectación del ecosistema para que en un futuro otra enfermedad o virus sea transmitido de animales al hombre.
Yo creo que sí. La gente de la Amazonía vive separada, no está aglomerada, pero conforme nos acercamos a través de las actividades más intensivas, como la agricultura, la deforestación, la minería ilegal, todo ese tipo de cosas que están creciendo de manera desordenada nos pone en riesgo. En Madre de Dios, por ejemplo, hay estudios sobre la presencia de estos virus en roedores, en murciélagos. Hay una vigilancia, pero esa vigilancia todavía no viene desde el Estado. En ciencia también tendría que reforzarse el trabajo, tenemos que empezar a investigar lo que tenemos. Tenemos que mirar la Amazonía como una oportunidad para el país.
-Antes del Covid-19, el dengue afectaba a miles de personas en todo el país. Lo mismo con otras enfermedades infecciosas, que aún en condiciones normales no son adecuadamente atendidas en los hospitales. ¿Cómo entender este sistema de salud pública sin hablar de inversión en infraestructura, ciencia y tecnología?
Creo que es una de las preguntas más importantes para el Estado. Esta pandemia ha destapado todos los miedos acerca de lo frágil que es el sistema de salud. Lo hemos visto en las zonas urbanas, pero imagínense en las zonas rurales, donde se requiere necesariamente una forma de pensar diferente de lo que es la salud. La salud pública no puede estar solo sustentada en atenciones rápidas y de manera privada, tiene que hacerse una inversión en las regiones, en las localidades. La Amazonía necesita tener un mejor servicio de salud, para enfermedades como malaria, dengue, que todos los años aparecen.
-¿Cree que el post pandemia será una oportunidad para mejorar todo eso que está mal en nuestro sistema de salud?
Sí, pero creo que eso se debe hacer desde ahora. Ya no podemos seguir esperando el post. Este mundo tiene que cambiar hacia prácticas más interculturales y multidisciplinarias, hay muchos profesionales indígenas. Imagínate los conocimientos de dos mundos, eso para mí es único, personas que hayan vivido toda su vida en una comunidad y han podido ir a la universidad, los profesores indígenas, por ejemplo, eso para mí es una oportunidad para reformar el sistema de salud.
-¿Cómo analiza la situación de los pueblos en aislamiento voluntario en el contexto de la pandemia?
Me preocupa. En el Perú los pueblos indígenas han bloqueado sus ingresos para protegerse, pero los pueblos en aislamiento son más vulnerables porque en las zonas de frontera con Brasil nadie está vigilando. El tránsito continúa. Debería haber alguna forma de controlar esa frontera, tan afectada por la deforestación y la minería ilegal. Ahora, con la tecnología, se puede vigilar mejor, con drones u otros tipos de sistemas. Se debería incentivar este tipo de investigaciones en las zonas de frontera.
Fuente: https://ojo-publico.com/1754/el-conocimiento-indigena-puede-integrarse-con-la-ciencia