Por David Brooks, La Jornada | La sensación de estar en una realidad paralela es constante en un país que aún se esconde detrás de sus mitos, pretende no ver las consecuencias de sus políticas y decisiones colectivas y tiene una enorme capacidad para justificar casi cualquier cosa, desde guerras hasta el uso de tortura, armas, matanzas, odio y temor. Es una sensación cotidiana que nutre una tolerancia increíble ante tanta evidencia –hoy día tan efectivamente difundida hasta el último rincón del país por las redes sociales– de cosas que no sólo violan, sino hasta se burlan de lo que pretende ser el país.
Miembros de Resistencia, organización civil que integra a grupos que pugnan por la justicia y la libertad, se manifestaron ayer en la ciudad de Nueva York contra el presidente Donald Trump. Foto: Ap.
Estos son sólo algunos ejemplos que se reportaron en días recientes:
Los videos de las declaraciones preliminares de un par de ex sicólogos militares que fueron obligados a testificar como parte de una demanda legal federal interpuesta por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en nombre de dos ex detenidos y la familia de otro que murió en un centro de detención estadounidense son escalofriantes. Bruse Jessen y James Mitchell, en tonos muy profesionales, describen las técnicas de tortura que diseñaron e implementaron para interrogar a los detenidos en sitios clandestinos de la CIA en los meses posteriores al 11-S. Aquí explican cómo elaboraron y aplicaron las técnicas –incluyendo el famoso waterboarding, colgar a la gente de los brazos, encerrarlos en un ataúd, golpearlos contra paredes, sujetarlos a temperaturas extremas y más. Nada nuevo, más que escuchar sus voces tranquilas y justificar todo como cumpliendo órdenes (aunque estaban en esos momentos trabajando de contratistas independientes y su negocio ganó 81 millones de dólares por sus servicios). El juicio está programado para septiembre. Aunque se ha reportado ampliamente sobre el uso de estas técnicas, que estos dos expertos en tortura expliquen sus métodos, que han sido ahora prohibidos y fueron calificados de tortura bajo leyes y convenciones internacionales, de nuevo está en frente de todos. (nytimes.com/ interactive/2017/06/20/us/cia-torture.html)
Desde la elección de Trump, 20 estados están elaborando o ya promulgaron nuevas leyes para limitar y hasta suprimir actos de protesta. Algunos incluyen medidas punitivas, como hasta cinco años de cárcel para aquellos que obstaculicen calles o carreteras durante marchas y manifestaciones, la prohibición de máscaras o disfraces, una que criminaliza gritos no respetuosos contra funcionarios públicos, la expulsión de estudiantes de universidades públicas por participar en actos de protesta violentos y hasta otorgar inmunidad a conductores de vehículos que atropellen a manifestantes.
Seis integrantes del Consejo Presidencial sobre Sida, establecido en 1995, han renunciado. Afirman en una carta abierta, publicada en Newsweek, que ya no pueden participar en algo que pretende ofrecer asesoría a un presidente a quien simplemente no le importa. Denuncian que el gobierno actual no tiene estrategia para abordar la epidemia de VIH/sida.
Después de que alguien atacó a un policía en el aeropuerto de Flint, Michigan, y oficiales lo calificaron de posible atentado terrorista, Michael Moore envió un tuit: ¿Un terrorista en Flint? GM (General Motors) mató a 70 mil empleos en Flint. El capitalismo lanzó a miles de sus hogares. El gob Snyder envenenó a cada niño de Flint. ¿Terrorismo? Moore se refiere a la clausura de la gran planta automotriz en Flint (su pueblo natal, donde trabajó su familia y tema de su primer documental, Roger & Me, como también a la devastación económica de ese pueblo y, más recientemente, al hecho de que bajo un plan del gobierno estatal para ahorrar fondos se cambió el sistema de agua potable a uno que contenía un alto nivel de plomo.
Un nuevo informe del Centro para el Control de Enfermedades (CDC, agencia federal) registra que 19 menores de edad mueren o son heridos por armas de fuego cada día en este país. El total anual es de casi mil 300 decesos y casi 6 mil heridas no fatales. La tasa al año es de dos de cada 100 mil menores de edad, pero es el doble para afroestadounidenses. El Congreso ha prohibido al CDC usar fondos federales para promover o recomendar el control de armas.
Una nueva investigación reveló que extremistas derechistas estadounidenses han planeado o cometido casi el doble de los atentados terroristas que los identificados como extremistas islamistas en este país en los pasados nueve años. Los investigadores señalan que esto muestra la irracionalidad de las políticas de Trump sobre el terrorismo islámico como la máxima amenaza de seguridad al país (www.revealnews.org/article/home-is-where-the-hate-is/).
El número de muertes por sobredosis de droga probablemente superó 59 mil personas en 2016 (las cifras aún son preliminares), el incremento más alto jamás registrado, según cálculos del New York Times. Eso es un total mayor en sólo un año que todos los estadounidenses que perecieron en las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán, combinadas. El factor central es la adicción a los opiáceos. Hoy día, las sobredosis de drogas son la causa principal de muerte entre estadounidenses menores de 50 años. Se calcula que más de 2 millones de estadounidenses son adictos a opiáceos y otros 95 millones usaron drogas antidolor que, en muchos casos, llevan a la adicción.
La guerra más larga de la historia del país ahora será ampliada en Afganistán, hay más noticias sobre un incremento de muertes civiles en operaciones antiterroristas estadounidenses, cada día hay noticias de madres o padres migrantes esposados, encadenados y encarcelados en frente de sus hijos, se registra un incremento en los crímenes de odio antisemitas, antimusulmanes y contra migrantes por todo el país.
Vida, libertad y la búsqueda de la felicidad es el lema oficial con que se fundó el país, junto con su código de derechos constitucionales. No es que sea totalmente falso, sino al defenderlo se tendría que proclamar que toda esta otra realidad es intolerable. Por lo menos se debe confesar que hay un choque.
Y mientras se resuelva el choque, lo menos que el resto del mundo debe esperar es que este país ya se quite ese curioso disfraz de juez planetario.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/06/26/opinion/025o1mun#texto