Vidal y Stanley canalizarán la distribución de bolsones de alimentos a través de 4.500 congregaciones evangélicas del GBA. La nueva terminal social religiosa oficial, con pata en el macrismo.
Las Iglesias Evangélicas se preparan para distribuir bolsones de alimentos, provistos por el Gobierno, en el conurbano bonaerense y en otros puntos del país. Los primeros envíos serán canalizados a través de las 4.500 congregaciones que tiene este credo en toda el área metropolitana provincial y su organización fue analizada este viernes por distintos pastores, como Osvaldo Carnival, de la red Argentina Oramos Por Vos, que también comparte con Jorge Sennewald, cercano al PRO y protagonista de un reciente escándalo que implosionó en la Casa Rosada.
En la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) confirmaron a Letra P que este viernes se realizó una reunión de pastores para definir la cantidad de templos involucrados en el norte, oeste y sur del conurbano bonaerense, tres puntos de máxima atención para Cambiemos ante las consecuencias de la crisis económica.
La primera gestión para articular la ayuda social con los pastores evangélicos corrió por cuenta de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y de la ministra de Salud y Desarrollo Social, Carolina Stanley, que recibieron en la Casa Rosada a los pastores Carnival, de la Congregación Catedral de la Fe, al quilmeño Pedro Ibarra y a Sennewald. Durante 20 minutos se sumó el presidente Mauricio Macri, pero la cita quedó empañada por un audio de whatsapp de Sennewald donde confirma el pedido oficial para que participen de la red de contención social estatal, pero contó que a cambio le pidió al Gobierno que frenen la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). La ventilación del lobby religioso generó cortocircuitos dentro del Gobierno, pero el plan oficial para reforzar la contención social ante la crisis, con la ayuda de los credos, sigue en marcha.
Según cifras de Aciera, en el conurbano hay 4.500 congregaciones y en la Ciudad de Buenos Aires hay otras 500. “Nosotros proclamamos la separación de la Iglesia del Estado, todas las obras evangélicas se financian con el diezmo de sus fieles”, explicó a Letra P el pastor Rubén Proietti, titular de Aciera, el mayor agrupamiento del credo.
Ante los coletazos sociales de la crisis, por el veloz traslado de la suba del dólar a los precios, las áreas de desarrollo social de Cambiemos trabajan para “reforzar” la provisión de alimentos a Cáritas Argentina, el organismo asistencial de la Iglesia Católica, y a las iglesias evangélicas, muchas de ellas con comedores financiados en forma autónoma. La provisión alimentaria en manos de los pastores le permitirían a Vidal y Stanley llegar a los sectores más postergados con una intermediación complementaria a la intervención de las organizaciones sociales.
En el caso evangélico, la atención oficial está puesta en tres ejes: la contención alimentaria, el trabajo con adicciones y la presencia en las cárceles. “En el Gobierno lo saben. Hemos tenido gobernadores que nos han felicitado por la recuperación de los adictos, por el trabajo de los comedores y por lo que hacemos en las cárceles. En otro tiempo nos felicitaban por la no reincidencia. Y eso sucede porque la persona que abraza a Jesucristo tiene otro motivo de vida”, sostiene Proietti, mientras recuerda que “a otro gobierno le ofrecimos nuestros templos para hacer una campaña de vacunación. La iglesia no se embandera con ningún partido. Jamás habrá un partido evangélico, pero sí creemos que los nuestros que quieran ir a la política, que vayan”.
LA SITUACIÓN CARCELARIA. En materia penitenciaria la presencia evangélica es una pieza muy valorada en el Gobierno, ante el empeoramiento de la crisis y su impacto en el incremento de la población carcelaria. Según cifras del Servicio Penitenciario Bonaerense, en las 56 cárceles bonaerenses hay 13.532 internos que profesan cultos no católicos. En todas hay pabellones con evangelistas, dentro de un total de presos en unidades y alcaidías que al cierre de este nota llegaba a 41.267 reclusos.
“El líder arma los horarios para rezar, para trabajar, para limpiar, toda la rutina y los roles. Es como un subjefe dentro de la cárcel y tiene vínculo, obviamente, con el jefe del servicio”, explicó una fuente oficial bonaerense a Letra P. Cada pabellón del credo tiene siete reglas principales: respetar a la personas de la misma celda, pabellón y a las autoridades, no gritar en el pabellón y esperar que venga el encargado si necesitan algo. No consumir sustancias prohibidas, no tener elementos para lastimar a nadie, asistir a los cultos y hacer oraciones, trabajar, estudiar y mantener limpio el pabellón.
La situación carcelaria bonaerense es un termómetro de la situación social para el Gobierno, y no pasa inadvertido en el mapa de crisis que coordinan Vidal y Stanley, las dos principales coordinadoras de cuestiones sociales del macrismo desde sus primeros cargos en la gestión porteña, hace una década.
“El pastor Carnival estuvo reunido con otros hermanos porque están organizando cómo canalizar la ayuda social en el conurbano. Lo mismo con los comedores. Va a ser siempre bienvenido, pero es el Gobierno el que ve la seriedad del tema”, detalló Proietti.
Según la Encuesta Sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina del CONICET, en 2008 el 9% de la población era evangélica y ese porcentaje habría subido al 11%. Proietti sostiene que esa estimación está desactualizada y la cantidad de adeptos sería el doble.