Si bien existe un antecedente de 1954, para muchos la primera edición de Festival Internacional de Mar del Plata fue en 1959. Desde ese primer momento, la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) realizó tareas de seguimiento, registro y archivo de información sobre los filmes y los artistas que se presentaban. Toda la información se reunió en un único legajo que tiene documentos desde 1959 hasta 1968 y en donde se detalla con especial interés el contenido ideológico de las producciones. Hoy, mientras se realiza el 33º Festival, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) expone estos documentos que ya habían sido parte de una publicación anterior: El ojo que espía.
El legajo 12.218 de la Mesa Referencia está compuesto por 263 fojas que reúnen toda la información producida entre 1959 y 1968 por los agentes de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) sobre el Festival internacional de cine de Mar del Plata. Volantes, gacetillas y materiales de difusión, crónicas e informes de seguimiento e inteligencia; en su totalidad, estos documentos configuran un exhaustivo registro anual de las ediciones del festival.
Como parte de sus misiones de auscultación político ideológica en el campo de la cultura, la DIPPBA registró el alojamiento y los movimientos de las distintas comitivas internacionales, reunieron y clasificaron material de difusión del festival y realizaron informes de inteligencia sobre el contenido ideológico de filmes nacionales y extranjeros en proyección. Esta preocupación se advierte desde el primer momento y los agentes informantes prestaron espacial atención a las comitivas de los países del otro lado de la “cortina de hierro”.
El 11 de marzo de 1959, en un memorando al jefe de la delegación de inteligencia de Mar del Plata, la dirección central ordena que “se ejerza la vigilancia necesaria a efectos de que las mencionadas delegaciones se concreten pura y exclusivamente a la finalidad para las que se les dio la visa solicitada, debiendo comunicar de inmediato a esta Dirección cualquier transgresión en tal sentido”. En el cumplimiento de esa orden, se realizó un particular seguimiento de las comitivas de Hungría, Checoslovaquia y Polonia.
En los días siguientes, casi como si fuese un parte diario, el subcomisario Horacio Ochando, jefe de la delegación de inteligencia de Mar del Plata, remitirá información sobre los lugares de alojamiento y movimientos de estas delegaciones: quiénes los visitaban, adónde iban, en qué autos se movían. Incluso, los agentes de la DIPPBA consiguieron hacerse con una libreta de anotaciones de los invitados polacos: Ochando sugiere la conveniencia de traducir las anotaciones ya que -cree- “hallaríanse en clave”.
En la edición de 1954, una formación de El Marplatense trasladó a las delegaciones artísticas que participaron de la muestra. Ese fue el comienzo de tradicional Tren de las estrellas: el ferrocarril trasladaba a los artistas nacionales e invitados internacionales desde Capital Federal hasta Mar del Plata. El viaje de 1959 fue accidentado.
El memorándum 186 que integra también el legajo 12.218 informa sobre el atentado a las vías del ferrocarril Roca, por donde debía pasar el tren. La DIPPBA detalla el listado de pasajeros y algunos pormenores del viaje y del atentado: “El Jefe de la Estación Camet se trasladó hasta el lugar de donde había partido el estruendo, constatando que en una alcantarillar había sido colocado un artefacto explosivo —presumiblemente una bomba— que produjo la rotura de parte de un pilar de ladrillo ubicado en el lado oeste y el levantamiento de unos cinco metros de vías”. El hecho obligó a modificar el último tramo del recorrido, y las celebridades debieron llegar en auto a la ciudad donde comenzaba el primer festival.
En las sucesivas ediciones, los agentes informantes mantendrán la particular atención en las delegaciones de los países del otro lado de la “cortina de hierro”, pero la inteligencia no recae sólo en ellos. Los artistas nacionales y los miembros del jurado también fueron vigilados; existen en el legajo múltiples memorando requiriendo información sobre los antecedentes de estas personas: en su mayoría, las respuestas llegaban con los datos filiatorios y, cuando existía, se mencionaban “antecedentes ideológicos” como simpatías con países comunistas o sus filiaciones políticas.
La otra pata de estas acciones de inteligencia fueron los informes el contenido ideológico de filmes que se presentaban. “El argumento muestra al actor principal como un fanático miembro de un grupo de terroristas, con marcada tendencia nacionalista […] Sin hacer mención expresa se deja entrever en el argumento una inclinación favorable al grupo ‘Tacuara’”, dice el informe de inteligencia que analiza el film El ojo de la cerradura de Leopoldo Torre Nilsson, durante la edición de 1966.
Dos años después, Torre Nilsson volverá a estar en los informes de la DIPPBA: Los traidores de San Angel fue uno de los únicos tres film nacionales que se proyectaron. Esta edición, la novena y última de la que tiene registro la DIPPBA, estuvo marcada por el rechazo de los actores argentinos en virtud de la escasa inclusión de las películas nacionales. Los agentes de inteligencia hablan de “boicot” y se permiten concluir que esto significó que “las delegaciones extranjeras recogieran una impresión muy lamentable”.
El rastro de las acciones de inteligencia sobre el Festival internacional de cine de Mar del Plata se pierde en 1968. Ese legajo concluye como empezó 9 años antes: maximizando el interés por los países soviéticos, por el movimiento de la delegaciones dentro y fuera de las actividades previstas, y por sus posibles contactos con dirigentes comunistas locales.
Fuente: http://www.andaragencia.org/el-cine-que-miraba-la-dippba/