Una elección en apariencia poco relevante oculta una trama que involucra a todos los sindicatos del sector y que afecta, además, la relación de ese espacio conflictivo con el Gobierno y, de paso, la disputa por el control de CGT.
La elección dentro de un mes en la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) enfrentará no sólo a la actual conducción del gremio de tripulantes de cabina con una oposición interna sino también con el frente de sindicatos aeronáuticos que busca desbancar a Juan Pablo Brey de la secretaría general que ocupa desde hace ocho años. El comicio, además, será de interés para el Gobierno, que tiene en Brey la única interlocución fluida dentro de la dirigencia del rubro, y para la CGT, adonde los sindicatos del sector aerocomercial ocupan un lugar destacado a pesar de su tamaño relativamente pequeño.
Brey, que va por su segunda reelección tras haber destronado en 2013 a la tradicional “lista Verde” que venía de manejar por dos décadas la AAA -con Alicia Castro primero y Ricardo Frecia, después-, se enfrentará a una nómina encabezada por Paola Benelli y secundada por otras dos mujeres postulantes para los cargos de secretaria adjunta y gremial. La oposición guarda algunos puntos de conexión con las jefaturas previas a Brey pero su propia dirigencia aclara que buena parte de ella está conformada por tripulantes con poco historial dentro del sindicato sobre sus espaldas.
El interés de la Federación del Personal Aeronáutico (FAPA) se percibe en cada tramo de la campaña. Se trata de un sello que nuclea a la mayor parte de los sindicatos aéreos con excepción, en la actualidad, de la AAA. Están las asociaciones de pilotos APLA (la mayoritaria) y UALA (de Austral), la de técnicos aeronáuticos (APTA), la de personal en tierra (APA) y la de jerárquicos (UPSA), así como entidades de menor rango de aeronavegantes y controladores aéreos. Todos ellos apuestan y trabajan por un triunfo de Benelli.
En APLA, de todos modos, aseguraron que su líder, Pablo Biró, encontró en los últimos meses puntos de encuentro con su colega y que se mantendrá prescindente en la disputa. Ambos confluyeron en el Frente Sindical por el Modelo Nacional que impulsó Hugo Moyano como vía alterna para motorizar protestas por fuera de la CGT y ese espacio terminó por limar asperezas.
En tanto, el encono de buena parte de la dirigencia con Brey se remonta al inicio de la gestión de Cambiemos. Así como Moyano fue un inicial aliado de Mauricio Macri, el líder de Aeronavegantes, que ganó el sindicato con el apoyo vital del camionero y de sus hijos, también tuvo un acercamiento privilegiado al nuevo equipo de Gobierno, en particular al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. De hecho el funcionario fue el invitado estelar de la fiesta de fin de año de la AAA en 2016.
Pero más allá de gestos puntuales el gremio se desmarcó del resto en todas las paritarias desde la asunción de Macri aunque al final del camino los arreglos resultaran en general similares. En cada gestión fue clave el rol que cumplió el actual secretario de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio, exfuncionario de confianza de Dietrich en Transporte y, se cree, su actual delegado directo en la cartera de Dante Sica. Aparicio fue sindicado por los gremios aeronáuticos como el máximo saboteador de la FAPA y benefactor de Brey durante su paso por Transporte, aunque desde que arrancó como número dos de Producción y Trabajo viró hacia un perfil más componedor. De hecho, en el último conflicto con el sector en enero pasado el funcionario desactivó protestas a fuerza de promesas, entre ellas la derogación de normas flexibilizadoras y la inminente normalización administrativa de la FAPA, en la actualidad sujeta a una intervención oficial.
Los intentos previos por romper el frente gremial terminaron por soldar una alianza entre los restantes gremialistas: Biró (APLA), Ricardo Cirielli (APTA), Cristian Erhardt (UALA), Edgardo Llano (APA) y Rubén Fernández (UPSA) formaron un bloque homogéneo que se mostró por ahora sin fisuras en cada protesta llevada a cabo por sus respectivos gremios, así como en las negociaciones salariales. Ese grupo cobijó a Benelli y la llevó consigo a las protestas más visibles realizadas en el aeroparque metropolitano o en el aeropuerto internacional de Ezeiza, y pretende ahora ser la llave para una derrota de Brey.
La elección se llevará a cabo entre el 11 y el 16 de abril y estarán en condiciones de votar unos 3.200 empadronados. En los últimos días el proceso se vio empañado por una impugnación que presentó la lista de Brey contra la nómina opositora por haber incluido a una vocal que, según el oficialismo, no cumple con el requisito de un plazo mínimo de dos años afiliación de dos años para presentarse. Detalle: la candidata cumpliría ese período antes de asumir su cargo, en caso de imponerse la lista opositora, y además la conducción actual adelantó seis meses la elección.