El lunes por la mañana, un trabajador petrolero perdió la vida y otros tres resultaron heridos tras una explosión en un pozo operado por la empresa Medanito en Rincón de los Sauces, provincia de Neuquén. Pocas horas después, en el conurbano bonaerense, un operario del Ferrocarril Sarmiento falleció al caer de un techo mientras trabajaba en la Estación Castelar.
A últimas horas de este martes, se conoció un nuevo siniestro en el que perdió la vida otro trabajador petrolero, en este caso en la provincia de Chubut. Fue en una torre ubicada en Valle Martín mientras realizaba tareas para la empresa Pecom del grupo Pérez Companc.
Todos estos hechos son consecuencia de la precariedad que se extiende por todos los ámbitos laborales y que el gobierno macrista pretende profundizar con el argumento de “modernizar las formas de trabajo“.
El obrero petrolero Marcelino Ariel Sajama perdió la vida en una explosión ocurrida tras el fallo de una válvula de achique en un equipo de Clear Petroleum, prestadora que realizaba operaciones en un pozo operado por Medanito en el área Aguada del Chivato, a veinte kilómetros de Rincón de los Sauces, según informa el portal regional La Mañana de Neuquén.
Se trata de uno de los pozos ubicados en la formación geológica de Vaca Muerta donde se realizan operaciones de fractura hidráulica (fracking, en inglés), técnica repudiada en todo el mundo por ser altamente contaminante e incrementar la actividad sísmica.
Vaca Muerta es también uno de los sectores donde el gobierno de Cambiemos logró su primer avance importante en materia de Reforma Laboral. En enero de 2017 fue anunciado con bombos y platillos el “Convenio Vaca Muerta” y lo suscribieron, entre otros, el presidente Mauricio Macri, los entonces ministros de Trabajo, Jorge Triaca, y de Energía, Juan José Aranguren, el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra, y su par de los petroleros jerárquicos, Manuel Arévalo.
El Convenio Vaca Muerta, fuertemente flexibilizador, no sólo recortó conquistas económicas de los trabajadores, sino que aumentó su “productividad” al extender las jornadas laborales y sobrecargarlos de tareas. Lo cual redundó en un aumento exponencial de los siniestros.
La muerte del lunes es la segunda del 2019 y la sexta en un año en el área, según informa el portal La Tecla Patagonia. Sólo en los últimos 20 días hubo otros tres accidentes, consigna el mismo medio.
Las consecuencias del acuerdo firmado por Pereyra son tan graves que este lunes no le quedó más remedio que llamar a una medida de fuerza de 24 horas, sin mayores consecuencias reales. A pesar del poder acumulado en los años que lleva atornillado al sillón, Pereyra necesita empezar a cubrirse ante los trabajadores petroleros, a quienes ya no les alcanza con el argumento de que hay que cuidar los puestos de trabajo mientras caen como moscas.
Mientras se cumplían las últimas horas de la medida de fuerza convocada por el gremio de Pereyra, se conoció que en la provincia de Chubut perdió la vida Hugo Labra Rojas, de 53 años. El obrero estaba realizando tareas de mantenimiento eléctrico en una torre en la zona de Valle Martín para la empresa PECOM Servicios Energía del Grupo Perez Companc, que difundió la noticia en un escueto comunicado que no brinda mayores detalles.
Muerte en el Sarmiento
En el conurbano bonaerense, el ferroviario Sebastián Carranza, falleció al caer desde un techo donde trabajaba en condiciones precarias en la estación Castelar.
Tras difundirse la noticia, desde las primeras horas del martes la Seccional Haedo de la Unión Ferroviaria, conducida por Rubén “Pollo” Sobrero, llamó a un quite de colaboración y paro total de actividades por 24 horas desde las 0 horas del miércoles, con concentración en Castelar.
“Por la muerte del compañero Carranza, exigimos que los culpables paguen por este hecho”, declaró Sobrero al convocar a la medida de fuerza, y señaló: “Esto no es un accidente, esto es algo que se podía haber evitado y solamente por negligencia de la empresa hoy tenemos un compañero menos”.
La flexibilización y precarización en las condiciones de trabajo es impulsada como política de Estado por el gobierno macrista en todos los ámbitos y empeora una situación que ya era grave.
En 2018, una persona perdió la vida en los mal llamados “accidentes de trabajo” cada 20 horas, tal como informó el espacio Basta de Asesinatos Laborales en diciembre último.
Sumado al desfinanciamiento y abandono de controles sobre las empresas en todos los niveles del Estado, una política que el macrismo aplica de facto desde que gobernaba sólo la Ciudad de Buenos Aires y que luego llevó a la Provincia de Buenos Aires y al Estado Nacional, le suma el impulso a la Reforma Laboral en sus diversos formatos: acuerdos sectoriales y proyectos de ley.
Bajo el argumento de “modernizar las formas de trabajo“, el principal objetivo del gobierno es flexibilizar al máximo las condiciones laborales. Los resultados de esa política ya están a la vista. Si continúa avanzando, sólo empeorarán.
[…] Por IndyTrabajadores/as. […]