En total la desocupación afecta a 1.750.00 personas, pero además el número de gente al que no le alcanzan sus ingresos es aún mayor.
Según el análisis que hace el Indec sobre 31 aglomerados urbanos, la desocupación durante el último periodo del 2018 llegó a 9,1% lo que representa 400.000 desocupados nuevos en un año, es decir más de mil desempleados por día.
El total de personas afectadas por esta situación es de 1.750.000, y el estudio del Indec no analiza lo que sucede con el trabajo rural ya que las estadísticas están hechas sobre los centros urbanos.
Una de las zonas más afectadas fue el conurbano bonaerense, donde la desocupación llega a 11,4% frente al 9,2 de un año atrás, es decir que 644.000 personas son desocupadas. Pero las tasas más altas fueron las de Rosario y Mar del Plata con un 12,8%.
La situación es aún peor si se tienen en cuenta otros indicadores. Por ejemplo la tasa de subocupación (es decir personas que tienen trabajos precarios o parciales) alcanza al 12%, y de ese grupo las personas que siguen buscando otros trabajos son el 8,7% mientras que las que ya se encuentran desesperanzadas y no buscan mas son el 3,3%.
Por otro lado, el 17,3% de las personas que se encuentran ocupadas continúan buscando otros trabajos, ya que los ingresos no alcanzan. Por lo tanto, si se suman las cifras de los subocupados y de los ocupados que buscan otra labor, se entiende que el 29,3% de la población encuentra insuficiente lo que gana y por eso debe buscar otras alternativas.
Por su parte, los grupos más afectados por la desocupación son las mujeres y las/los jóvenes. El 21,4% de las que tienen entre 14 y 29 se encuentran sin trabajo, mientras que en el caso de los varones del mismo grupo etario la cifra es de 15,4% es decir una diferencia de 6 puntos porcentuales.
En el caso de las personas adultas, la diferencia entre varones y mujeres se reduce pero igual sigue existiendo. De esta manera, el 6,8% de las que tienen entre 30 y 64 años son desocupadas, y en el caso de ellos son un 5,4%.
Estas diferencias se deben en gran parte a que las mujeres encuentran mayores dificultades a la hora de compatibilizar las labores domesticas y las tareas de cuidado de hijos/as y mayores, con una jornada laboral en el mercado formal de trabajo. Esta situación genera desigualdad y discriminación, ya que las responsabilidades del hogar deberían ser compartidas, debido a que no hay ningún factor biológico que determine que son ellas las que deben hacerlas.
De todas maneras, todas las estadísticas son alarmantes y desalentadoras si se tiene en cuenta que la economía continuará cayendo, y algunos analistas ya prevén que en el 2019 la desocupación alcanzará los dos dígitos.