Silvia Yulis se fue del país cuando la dictadura golpeaba con fuerza. En agosto de 1976 llegó a México y allí se quedó junto a otros exiliados hasta que en 1979 decidió regresar. Como parte de la Contraofensiva realizó tareas de prensa y publicidad durante algunos meses y luego regresó a México. En el camino perdió a muchos compañeros y compañeras a quienes recordó durante la última audiencia del juicio.
Hacia mediados de los ’70, Silvia Yulis era una veinteañera militante de Montoneros. Estudiaba Letras en la Universidad de Buenos Aires y, como muchos de su generación, soñaba con cambiar el mundo. Para el abogado de los represores, Hernán Corigliano, “soñar con cambiar el mundo” resuena como una alarma, se dirige a Yulis y le pregunta:
—¿Por qué medios?
—Por los medios que la humanidad ha tratado, haciendo política… queriendo cambiar las cosas, como hoy —contesta Yulis sin perder la calma.
La estrategia de la defensa, a lo largo de las once audiencias desde que empezó el juicio, es siempre igual: sostenida en la teoría de los demonios intenta discriminar entre aquellas víctimas inocentes que fueron alcanzadas por los excesos de un Estado represor y las culpables, merecedoras de castigo por haber optado por oponerse al orden imperante, por haber elegido el camino de las armas. Parados desde esta mirada maniquea, esgrimen sus interrogaciones, que no por repetidas ni trilladas pierden la torpeza con la que sostienen su fundamentación:
—¿A cuántas elecciones se presentó la organización Montoneros?
La fiscal Gabriela Sosti se opone a la pregunta y subraya el desconocimiento del defensor sobre la historia:
—Estábamos en dictadura. No había elecciones.
—La procedencia de la pregunta no me parece acertada —resume el presidente del Tribunal-. Y el defensor reacomoda la pregunta:
—¿Usted sabe cuál era el ideal de la organización?
—No puedo responder por todos. Como cualquier partido político ayer y hoy buscábamos una vida mejor para nosotros y para la sociedad. No se me ocurre preguntarle a San Martín por qué cruzó los Andes buscando liberar América.
Los 12 de TEA
Yulis viajó a Córdoba en 1974 para continuar sus estudios. Sin embargo, la intensa represión y el asesinato de tres compañeros muy cercanos en junio de 1976 (Jorge Diez, Anita Villanueva y Carlos Oliva) precipitaron su salida de la provincia y regresó nuevamente a Buenos Aires para salir del país en agosto de 1976.
Se instaló en México donde tomó contacto con la organización y muchos de los militantes e intelectuales nucleados en el Comité de solidaridad con el pueblo argentino (COSPA) y la Casa argentina de solidaridad (CAS). Como integrante de prensa en la conocida casa Alabama, donde funcionaba la militancia montonera, conoció a Jorge Gullo, José María Luján (el gallego Willy), Federico Frías (Lucio), Daniel Cabezas, Nora Hilb, Bonasso, Berger. También a Alfredo Berliner (el poeta) y su pareja, Susana Solimano (la Chana); con esta última y su hijo Martín, y con Susana Muñoz y su hijo Lucas, Yulis convivió en la colonia del Valle desde mediados de septiembre de 1977 hasta octubre de 1978. Durante su testimonio, Yulis irá recuperando otros nombres en su memoria, como quien busca traer a la persona querida al nombrarla: “De Gastón Dillon, recuerdo su cara y su sonrisa, tenía 19 años; Mariana Guarignoli, Julio César Genoud”.
Cuando se largó la convocatoria para regresar a la Argentina con el propósito de resistir a la dictadura, Yulis aceptó. “El exilio fue tremendo para nosotros. Me sentía en falta con los compañeros que se quedaban acá, que no tuvieron la posibilidad de salir como la tuve yo”, reflexiona.
Se integró al primer grupo de Contraofensiva junto al negro Hugo, su compañera y Yacaré. Salió de México el 18 de febrero de 1979 con Yacaré. Pasaron por Guatemala y Río de Janeiro, donde se encontró con Regino González (Gerardo) quien encabezaría el grupo. Los 12 de TEA se distribuyeron en grupos de 3 personas en distintos puntos del país: Córdoba, zona sur, zona norte y Capital Federal.
Durante 3 meses realizaron actividades de prensa y publicidad mediante interferencias a programas de televisión, en el marco de las Tropas especiales de agitación (TEA). “Traíamos mensajes grabados en el exterior por Obregón Cano, Croatto, Mendizábal o de la conducción –explica Yulis-. Con Chana interferimos programas de gran audiencia de canal 13, desde un hotel en Constitución. Uno fue en apoyo a la huelga general convocada para el 27 de abril. Otro fue para el 11 de marzo, aniversario de la asunción de Cámpora. También en Villa Adelina. En total habrán sido 20 o 30”.
Durante ese tiempo también se vio con Sara Zermoglio (Charo), quien le daba información o instrucciones; era el contacto entre los miembros de la conducción que estaban dentro del país, Horacio Mendizábal y José María Luján (Willy), y Gerardo. Pero había, además, otro motivo que enlazaba a estas mujeres: Martín, el hijo de Horacio Mendizábal y Susana Solimano, la Chana. Yulis era la encargada de entregar a Martín el tiempo que pasaba con su padre y con su actual pareja, Sara Zermoglio, Charo. Hubo dos citas más donde Yulis le planteó su decisión de volver a México.
La mayoría de los integrantes logró salir del país a los 3 meses, cumplidas las acciones. Algunos, por diferentes motivos, se fueron antes. Yacaré desistió de continuar apenas ingresó al país. Quedaron Chana, el poeta y Gerardo. Los tres fueron secuestrados.
“La última vez que vi a Gerardo, estaba por llegar su mujer, Consuelo –dice Yulis antes de quebrarse al contar el desenlace de Chana-. Chana era una compañera que decidió llegar hasta las últimas consecuencias. Seguir, contra viento y marea”.
Una gran familia
Yulis regresó a México a finales de julio de 1979. Desde allí se enteró del secuestro de Regino González (Gerardo) y de su mujer e hijas, el 14 de septiembre. Y días después, del asesinato de Horacio Mendizábal y Armando Croatto. De Chana, no recuerda cuándo la mataron. Pero sigue sin entender el accidente automovilístico fraguado en donde viajaba junto al Poeta, Diana Shartz y Julio Suárez (ex diputado por San Luis). “No entendí la conexión –dice-. Ellos no estaban vinculados”.
Yulis dejó de militar activamente hacia 1980. “No fue fácil. De pronto pasamos de la militancia a buscar a los compañeros. Y no supimos nada de ellos hasta que sus propios hijos e hijas empezaron a buscar su propia historia –explica-. Con Martín (Mendizábal) me reencontré en 1995, después de años de intentar saber qué había sido de su vida, gracias a una gestión de Abuelas de Plaza de Mayo, que me contactó con Diana Zermoglio y Benjamín Ávila”. Eran los hijos de aquella generación veinteañera los que ahora tenían veintitantos años. En el mundo del revés, son los hijos los que buscan a sus padres.
“Lo que consiguieron con la brutalidad del accionar de la dictadura fue que, incluso con las diferencias, armemos una gran familia. Tenemos una confianza y un afecto que nos une para siempre. Nosotros militábamos porque queríamos cambiar el mundo y eso nos llevó a enfrentarnos con situaciones extremadamente dolorosas. Más allá del aporte que pueda hacer con mi declaración –finaliza Yulis- me siento conforme de estar hoy acá. Nosotros siempre quisimos saber qué había pasado con nuestros desaparecidos. Ellos (los imputados) tienen el privilegio de tener un juicio justo, incluso tienen el privilegio de no estar acá escuchando tristes relatos. Nuestros compañeros fueron torturados, tirados al mar, desaparecidos y los chicos, 40 años sin saber qué fue de su padre, de su madre, sin tener una tumba donde ir a dejar una flor. Ojalá esto sirva para sanar tantas heridas. Ojalá alguno tenga el valor de decir algo, mínimamente. Dónde están”.
Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com