Desde hace un tiempo, la organización 16 de Oktubre viene recorriendo los penales durante los días de visita para generar un vínculo con las familias que esperan el ingreso a las cárceles. A partir de ese trabajo territorial y el relevamiento de las denuncias, presentaron esta semana un petitorio al ministro de Justicia y Derechos Humanos de Nación reclamando medidas tendientes a reducir los niveles de sobrepoblación y garantizar los derechos de las personas detenidas. El último fin de semana, el referente de la organización Orlando Miranda fue atacado por varias personas cuando volvía de panfletear en la UP 1 de Olmos: “Nosotros no vamos a dejar de visitar los penales, a pesar del amedrentamiento o las amenazas”.
Este martes 13 de agosto, la organización 16 de Oktubre realizó una jornada de protesta frente al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación. La convocatoria, con el acompañamiento de familiares víctimas de violencia estatal, fue la antesala de la entrega de un petitorio al ministro Garavagno por la emergencia carcelaria. “Nos tomaron el escrito, pero nadie nos recibió. Estamos, lamentablemente, acostumbrados a no esperar mucho del Estado y en particular de este gobierno que ha empeorado todos los índices”, dice el referente de la organización Orlando Miranda.
“Uno de los problemas más importantes es el encarcelamiento masivo que posibilita la generación de malas condiciones materiales de detención, falta o deficiente alimentación, desvinculación familiar y social, imposibilidad de acceder a la educación, falta de asistencia sanitaria adecuada, entre otros, y todo ello conlleva a un estado de degradación extrema para quienes viven diariamente dentro de las cárceles”, explican en el petitorio.
En base a la experiencia en el trabajo con personas detenidas y sus familiares, la organización le propuso al Ministerio adoptar una línea de acción que permita reducir los niveles de sobrepoblación en cárceles.
En el escrito, los referentes de la 16 de Oktubre plantean, a su juicio, tres opciones que permitirían revertir, aunque sea en parte, la grave crisis de sobrepoblación en el sistema de encierro. Por un lado, entienden que tanto la Corte como el Tribunal de Casación Penal deberían realizar recomendaciones a los organismos departamentales para el empleo de los mecanismos alternativos a la prisión, previstos actualmente en las leyes procesales y de ejecución de las penas.
En relación a este punto, también proponen reglamentar e, incluso, ampliar la categoría de las personas que están en condiciones de acceder a medidas morigetarorias de la prisión ya sea porque se trate personas procesadas y/o condenadas por delitos de pena baja y, por lo tanto, escasa incidencia para la construcción de la seguridad ciudadana, o bien se trate de personas que tienen cumplida gran parte de la condena.
La última de las recomendaciones tiene que ver con jerarquizar los informes criminológicos, una herramienta de especial relevancia para los tribunales a la hora de decidir sobre la aplicación de una medida morigeratoria. Sin embargo, desde la organización advierten que esos informes funcionan de “manera abiertamente arbitraria” y priorizan la institución penal por sobre los derechos de las personas detenidas. Como ejemplo, señalan que estos informes pueden resultar negativos por la falta de actividades laborales o educativas, sin tener en cuenta que, generalmente, son consecuencias de la propia incapacidad del Estado.
“La sobrepoblación y emergencia carcelaria es una parte del problema. El sistema penal vulnera los derechos desde el momento de la detención hasta que salís, posiblemente en ese recorrido te vulneren sistemáticamente casi todos o todos tus derechos. Son prácticas penitenciarias y judiciales que están naturalizadas y que encontramos en cada nueva denuncia”, agrega Orlando Miranda.
“Dejate de joder en el penal”
El último fin de semana antes de la presentación del petitorio, Orlando fue a la Unidad Penitenciaria N 1 de Olmos. Luego de entregar panfletos de la organización y conversar con las personas que, desde la madrugada, hacían cola para visitar a sus familiares detenidos, Orlando se subió a su moto y emprendió el camino de vuelta por la ruta 36.
En un momento del trayecto observó que un vehículo con las luces altas lo comenzó a seguir e intentó en un par de oportunidades cerrarlo; ante el peligro de la situación, bajó la velocidad de la moto y se tiró a la veda de la ruta. En ese momento bajaron, varias personas del otro vehículo que lo redujeron con facilidad, lo golpearon, lo dejaron sólo en ropa interior y lo subieron al vehículo.
“En lo que, creo, era una camioneta me siguen golpeando y ahí me dicen ‘dejate de joder en el penal vos y tu compañera’, por Daniela que en ese mismo momento estaba en la cola del penal de Varela”, relata Miranda. Luego de darlo vuelta en el vehículo, lo dejaron semidesnudo en un campo en la zona de Berazategui; llegó a una estación donde pudo comunicarse con Daniela para pedir ayuda.
En el hospital constataron con exámenes médicos que heridas y contusiones en el cuerpo; el hecho fue denunciado penalmente. “Ya habíamos sufrido amedrentamiento e intimidaciones pero nunca así. Aunque quieran salirse con la suya, nosotros no vamos a dejar de visitar los penales”, asegura.
Orlando Miranda destaca ese trabajo territorial que realiza la organización en cárceles bonaerenses y del sistema federal. “Vamos a seguir yendo a las colas de los penales para generar ese vínculo con los familiares; son familiares que no están organizados y que nosotros los escuchamos, encuentran un lugar donde poder hablar, donde no sentirse solo. Eso lo aprendí del trabajo de la Comisión Provincial por la Memoria, saber que es un sistema que vulnera sistemáticamente los derechos humanos y que las víctimas no estamos solas”, agrega Orlando. Él es parte de la red de familiares contra la tortura y otras violencias estatales de la CPM.
Fuente: http://www.andaragencia.org/ninguna-amenaza-nos-hara-abandonar-nuestro-trabajo-en-los-penales/