El expolicía Mario Alfredo Sandoval fue arrestado este miércoles en París. Unas horas antes, el Consejo Constitucional le informó que rechazaba la apelación que interpuso para que anule su dictamen favorable de extradición. La medida, que debe llevarse a cabo en el plazo de siete días, fue solicitada en 2012 por el juez Sergio Torres, tras imputarlo en el secuestro y desaparición de Hernán Abriata, en 1976. Las instituciones argentinas pertinentes concluyeron las gestiones para que Interpol Argentina lleve adelante el procedimiento de traslado del imputado.
El Consejo Constitucional de Francia ratificó el miércoles su fallo de mayo de este año en favor de la extradición de Mario Alfredo Sandoval, alias “Churrasco”, solicitada en marzo de 2012 por el juez Sergio Torres, entonces titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 12, de la ciudad de Buenos Aires, quien lo imputó por delitos de lesa humanidad.
Durante la tarde, el represor fue detenido en su domicilio de Nogent Sur, en las afueras de París, y llevado a la prisión de Bois d’Arcy.
Sandoval reside en Francia desde 1985 y en 1997 obtuvo la ciudadanía de ese país. Para evitar su extradición, esgrimía esta nacionalidad, obtenida muchos años después de los hechos que se le imputan.
Este jueves, el expolicía presentó ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) una medida cautelar con el fin de que se suspenda su extradición a la Argentina, según informó a EFE la Corte Europea. En casos donde la extradición o expulsión de una persona es inminente, el Tribunal de Estrasburgo suele tomar una decisión rápida. Tal decisión, no modifica lo resuelto por el Consejo Constitucional de Francia.
Mientras la defensa de Sandoval corre por su libertad, la Justicia Argentina inició el procedimiento de extradición. En pocos días, el represor se encontrará en una Unidad del Servicio Penitenciario Federal.
“Hernán hubiera hecho lo mismo por nosotros”
Carlos Loza fue compañero de cautiverio de Hernán Abriata en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Acompañado por la familia del joven detenido- desaparecido, ha sido un impulsor incansable de la extradición de Sandoval a la Argentina, como también de diversos juicios de lesa humanidad que se llevan adelante en el país.
A mediados de diciembre de 1976, Carlos Loza fue secuestrado y llevado a la ESMA junto con tres compañeros de militancia, Oscar Repossi, Rodolfo Picheni y Héctor Güelfi. Allí compartieron veinte días de cautiverio con Hernán Abriata en un sector denominado “Capuchita”, donde pudieron conversar y establecer un compromiso inquebrantable: quien saliera de allí con vida debía comunicarse con la familia de cada uno.
La primera semana de enero de 1977, Loza y sus compañeros recibieron la noticia de que serían liberados y Hernán “trasladado”. En la jerga de los represores, el “traslado” significaba el camino hacia la muerte.
“En estos días recordé que hace cuarenta y tres años nos conocimos con Hernán en el altillo de la ESMA. Es un recuerdo imborrable y eterno que tenemos de nuestro cautiverio” afirma Carlos Loza . Agrega que “De esos momentos más terribles de nuestras vidas, rescato la construcción del valor de la solidaridad y del compañerismo que generamos”, y considera que “si Hernán era quien quedaba con vida, él hubiera hecho lo mismo por nosotros”.
“Junto a la familia de Hernán, también desarrollamos el valor del compañerismo – continúa-. Eso trasciende el horror que vivimos ahí adentro porque estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de hacer justicia y para que los compañeros estén presentes en nuestras luchas”.
Loza concluye que “Después de casi ocho del pedido de extradición, hemos logrado el objetivo de traer a Sandoval a nuestro país. Durante estos años se presentaron dificultades pero también encontramos la solidaridad de compañeros y organizaciones, tanto en el país como en el extranjero, que nos respaldaron en cada lucha y acción que emprendimos”.
“Tal vez encontremos algo de paz”
“Estos cuarenta y tres años de impunidad se terminaron con la detención del genocida responsable del secuestro y desaparición de Hernán” sostuvo Laura Abriata, hermana del joven desparecido, y agregó: “Con este acto de justicia, tal vez encontremos algo de paz, sobre todo mi mamá que ya tiene 93 años. Pero ello no se hubiera logrado -finalizó- sin el aporte de los compañeros de cautiverio de mi hermano y de la lucha colectiva”.
Los hechos
Mario Alfredo Sandoval fue oficial subinspector de la Policía Federal durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983). Durante la noche del 30 de octubre de 1976 comandó el grupo de tareas que allanó la casa de la Avenida Elcano al 3200 de la ciudad de Buenos Aires, donde vivía Hernán Abriata con su esposa. Los uniformados se lo llevaron con la promesa de que al día siguiente la familia tendría “información”. El joven tenía 24 años de edad, estudiaba arquitectura y militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Fue llevado a una quinta y luego a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde permaneció bajo condiciones inhumanas según testimonios de detenidos que compartieron cautiverio con él. Luego fue “trasladado” y continúa desaparecido.
Tres días después del secuestro, los padres del joven y su esposa, Mónica Dittmar, presentes esa noche, denunciaron los hechos ante la Justicia mediante un Habeas Corpus. El 21 de diciembre de ese año, el juez interviniente dictó el sobreseimiento provisorio de Sandoval. La causa estuvo demorada hasta principios de 1984 y se reinició en mayo de ese año. Con posterioridad pasó a la Cámara Federal.
En diciembre de 1983, el presidente de la Nación Raúl Ricardo Alfonsín creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Ante la misma, Mónica Dittmar declaró que un grupo de hombres llegó a su domicilio en la madrugada. Sandoval, vestido con ropa de fajina color verde, se presentó con su apellido, mostró un carnet de identificación y dijo que era oficial inspector de Coordinación Federal. Antes de secuestrar a Hernán, le dijo que el procedimiento era “de rutina” y que al día siguiente recibiría “información”. Algo que nunca llegó por parte del Estado argentino.
En marzo de 2012, el juez Sergio Torres, quien llevaba adelante la “Causa ESMA” donde se investigan delitos de lesa humanidad cometidos contra más de 800 víctimas, según la última cifra, requirió a Francia la extradición del represor para su juzgamiento en Argentina por su participación en delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar. Por ser la detención y desaparición que más pruebas tiene la causa contra Sandoval, la Justicia se centró en el caso de Hernán Abriata.
A partir de esta medida, el represor usó todos los recursos existentes para evitar su extradición. Por su parte, la abogada Sophie Thonon-Wesfreid, representante del Estado argentino en la causa, cumplió un rol central para que Sandoval pueda ser juzgado en nuestro país.