Este viernes el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata aprobó por unanimidad la restitución de tres hombres integrantes del Pueblo Wichí que se encuentran en las colecciones del museo platense. Estos casos demuestran las condiciones de explotación y esclavitud a la que eran sometidos los pueblos originarios en los ingenios de azúcar.
Foto: Marco Bufano
13/12/2019
Los restos de estos tres miembros de comunidades Wichí permanecen en el Museo de La Plata registrados en el catálogo de la división como:
“Esqueleto Nº 1773, asesinado por los soldados del coronel Fontana en 1881. Colección Spegazzini. El señor Spegazzini conocía a este individuo personalmente”.
“Cerebro de un Cacique Wichí, Nº 6847, de 40 años, asesinado a tiros el 11 de julio de 1921 en la calle principal del ingenio Ledesma. Viaje R. Lehmann-Nitsche, 1921”.
“Esqueleto Nº 1774- Indio Mataco (mataco significa animal de poca monta o insignificante en castellano antiguo), masculino, Chaco Occidental. Fallecido al principio del año 1906 en San Pedro de Jujuy. Desenterrado por el doctor William Paterson, médico del ingenio “La Esperanza” en San Pedro de Jujuy y quien conocía personalmente al indio y lo había tratado. Viaje R. Lehmann-Nitsche y C. Bruch, agosto 1906”.
Este pedido de restitución se realizó en base del trabajo del Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación de Antropología Social) titulado “El Familiar del ingenio La Esperanza al Museo de La Plata, 1906”.
El antropólogo del Instituto Nacional de asuntos Indígenas (INAI), Fernando Miguel Pepe, estuvo presente en la sesión del Consejo Directivo expresó su satisfacción por la aprobación unánime. Al finalizar habló con Info BLANCO SOBRE NEGRO.
“En base al caso del ingenio La Esperanza se basa el libro El Familiar que cuenta un mito que usan los terratenientes europeos en toda América para ocultar la plusvalía. El mismo aseguraba que el dueño del ingenio se enriquecía porque hizo un pacto con el diablo y sacrifican un obrero por año en ofrenda al diablo. Ese mito todavía tiene fuerza en las comunidades en la actualidad”, explicó el especialista.
Y agregó: “Esto está muy ligado con lo que pasó luego en la dictadura militar y el famoso apagón en el ingenio Ledesma en el que desaparecen 40 trabajadores y el médico de ingenio que había sido intendente Luis Arédez. La única que se animó a hacer la ronda fue su esposa, Olga”.
Estos indígenas trabajaban en los ingenios bajo condiciones de esclavitud. La asesora legal del colectivo GUIAS, Cintia Chávez, destacó que “el libro ingresó como prueba en una de las causas contra Blaquier de la mano de Arédez, hija del médico desaparecido en la última dictadura cívico militar, como prueba de la continuidad de la violencia ejercida desde el ingenio latifundista”.
El pedido realizado al Museo de La Plata por la niyat wichi Octorina Zamora en representación de la comunidad Kajianteya (Mujer estrella) data del 1 de junio de 2016. El texto finaliza expresando: “A fin de que nuestros ancestros regresen con su pueblo para que puedan encontrar su descanso final en el territorio sagrado de nuestra comunidad, de acuerdo con nuestra cosmovisión y cultura, y procurando así se constituya en un acto de reparación histórica para nuestro pueblo”.
Zamora explicó: “Nuestros antepasados tienen que volver a su tierra, ellos eran y son gente que deben cumplir su ciclo de vida, nacer, crecer, morir y descansar en su territorio, si no el alma no descansa. Ellos, espiritualmente, están sufriendo”.
Ahora, solo falta el paso final en el Consejo Superior para finalmente llegar a la restitución de los tres Wichi asesinados en 2020 como solicitó la comunidad.
“Hoy nuevamente nos encontramos en un día histórico donde la política de reparación histórica de nuestra Universidad encuentra un correlato en el Estado Nacional. Eso nos llena de esperanza después de cuatro años de resistencia, en los cuales nunca dejamos de trabajar en pos de la defensa de los pueblos originarios en condiciones absolutamente adversas. La Universidad fue un refugio de las políticas públicas y ello nos llena de orgullo”, concluyó Pepe.
Mi difunto esposo era de la comunidad mapuche de los toldos provincia de Buenos Aires. . Tengo hijos que son mestizos…y hace muchos años atrás yo fui testigo de como toda la comunidad a mi parecer se auto discriminaba en el sentido que veía como los mayores no enseñaban las costumbres ni el idioma de los antiguos.Hoy con alegría veo que todo a cambiado se esta volviendo a sentir el orgullo de ser HOMBRES DE LA TIERRA ( MAPUCHES)…se vuelven a practicar la cultura de los ancestros y a enseñar a los más jóvenes sobre sus raíces… realmente me llena de orgullo ya que como viuda de un mapuche madre de sus hijos me siento parte de todos ellos.