Luciana Robledo fue asesinada y encontrada el 24 de diciembre en una habitación de la manzana 99 de la Villa 31, en la zona de Retiro, Ciudad de Buenos Aires. En el parte de la Policía no respetaron su identidad de género. La nombran como varón y la llaman “el travestido”. Una persona fue detenida, pero ya fue liberada.
Luciana tenía 32 años, era de Paraguay y vivía en Argentina desde hacía 8 años. La última vez que su mamá supo de ella fue el 22 de diciembre cuando hablaron por teléfono. “Los datos no son muchos. La madre no está aquí, está en el Paraguay. Cinco días después, su pareja se acercó a la casa de una amiga de Luciana para decirle que estaba muerta. Entonces la madre empieza a hacer una investigación, a pedir a pedir y llegan a concretar que está muerta”, dijo a Presentes Madelein, integrante del colectivo La Rosa Naranja.
Interviene el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional nº 32, Secretaría 114, a cargo del Dr. Santiago Alberto Poncio. La causa está caratulada por “averiguación de homicidio”.
El dueño del edificio, un hombre 33 años de edad, y su sobrina le dijeron a la Policía que habían escuchado “discusiones y golpes en el interior de una de las habitaciones en el primer piso, puerta nº 2”, y que después vieron “a un travestido retirándose del lugar” (sic).
Los policías entraron al edificio, tocaron en el nº2 pero no atendió nadie. Derribaron la puerta y encontraron a Luciana acostada boca arriba en el piso, sobre una frazada. Como no reaccionaba llamaron al SAME del Hospital Fernández para que los médicos constataran que había fallecido. Después rastrillaron la zona hasta que encontraron a un hombre peruano de 35 años y lo detuvieron.
Hace mucho tiempo Luciana vivió en el Hotel Gondolín. De eso se acuerda Zoe, la presidenta de esa Asociación Civil, pero después perdió contacto con ella.
Según información que pudo recolectar Teresa, la madre de Luciana que vive en Paraguay, hay una persona imputada a la que se le tomó declaración indagatoria pero se resolvió una falta de mérito, por lo que quedó libre. Teresa pidió ayuda, a través de la organización La Rosa Naranja, para poder repatriar el cuerpo que, según datos judiciales, aún está en la morgue.