Los dueños de la popular fábrica de alfajores de La Matanza la vaciaron y sus trabajadores resisten. “Hace 2 meses estamos bancando y esperando solución. Necesitamos producir”, explica Marcelo Cáceres, delegado sindical de Pasteleros en la empresa.
“Alfajor Grandote…Doble, Triple sabor”, quién no habrá escuchado ese jingle en la radio. Lo cierto es que tanto ese producto como el alfajor La Recoleta se producían en La Nirva, la histórica fábrica de alfajores ubicada en Lomas del Mirador, La Matanza, corazón del conurbano bonaerense.
Si se producían en tiempo pasado, o habrá presente y futuro no lo saben sus trabajadores. Al día de hoy, se mantiene con ellos una deuda salarial de 18 millones de pesos, y una estafa que ha sido sistemática con pago de cheques a 60 y 90 días, y la falta de registro de sus cargas sociales hace un buen tiempo, por parte de los dueños de la empresa, Matías Paradiso y Marcelo Iribarren. Los mismos son propietarios en distintas cadenas del rubro gastronómico como My Urban Food, Amaratotto, y también se dedican al servicio de comidas en transporte: áereo, terrestre y marítimo.
Cuando el 8 de Junio de este año, los propietarios de Productos La Nirva S.R.L se encontraron en el Departamento de Justicia de La Matanza con representantes del Sindicato de Pasteleros, el Agente Fiscal y una instructora judicial, aún no se sospechaba el desenlace de esta historia. Allí en el acta labrada y certificada por los presentes puede leerse: “…Finalmente, todos estuvieron de acuerdo en que lo esencial es retomar las actividades laborales junto al pago del 100% de lo adeudado”.
Un ex delegado del Sindicato de Pasteleros en la empresa con 12 años de trayectoria, Marcelo Alejandro Cáceres, dialogó con ANSOL detallando la situación: “Llevamos meses de audiencia en La Plata. Al día de hoy, después de 2 meses de bancar en la vereda con frío, lluvias, y en mi caso una denuncia penal por usurpación, sólo recibimos bolsones de mercadería del municipio de La Matanza, y aún ninguna ayuda ni del Gobierno Nacional ni del provincial. Nuestro camino es la conformación de la cooperativa, pero será largo, por lo pronto, continuamos en asamblea permanente”.
Las cifras en La Nirva impactan: 10 meses sin cobrar, 3 sin aportes jubilatorios, y una permanencia de 58 de los 160 trabajadores y trabajadoras que supieron integrar la planta en el mejor momento.
“Tal fue la estafa que si ingresas a ANSES figuramos al día con todo. Las necesidades son muy grandes, esta semana una compañera falleció y la familia no podía pagar el sepelio, hubo otro caso de una compañera imposibilitada de comprar sus remedios oncológicos por la carencia de obra social. Hay mucha bronca, pero también claridad de lo que necesitamos: producir. Nosotros hacemos alfajores, podemos trabajar con colegios, con comedores comunitarios, merenderos, etc”, concluyó ante ANSOL.
En La Nirva, la consigna sigue siendo la misma que en las primeras recuperadas allá por el 2001: Ocupar, Resistir, Producir.