La parte del valor agregado que se explica por las ganancias escaló hasta el 48,1% en el segundo trimestre del año según datos del INDEC. El peor impacto lo sufrieron los trabajadores autónomos y los no registrados donde se destruyó el 34% de los puestos.
Por Alfonso de Villalobos.
El informe de la Cuenta de Generación de Ingresos e insumos de la mano de obra (CGII) cuya publicación retomó el INDEC desde el primer trimestre de 2016 permite observar el aporte en materia de valor agregado que realizan los distintos componentes de la producción.
Allí se pone de relieve, de alguna forma, la evolución en la distribución del producto desde el punto de vista del lugar que ocupan las personas en el proceso de la producción y no, como lo pone de relieve el informe de distribución del ingreso de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), desde el punto de vista de los ingresos de las personas y los hogares divididos en deciles. Por ese motivo, resulta un reflejo más nítido de lo que acontece en el seno de la contradicción fundamental que existe en la sociedad entre capital y trabajo.
Así las cosas, el estudio pone de manifiesto la apropiación del Excedente de Explotación Bruto que podría equipararse con la ganancia de la clase capitalista. Allí surge que, entre el primer trimestre y el segundo trimestre de este año, su participación sobre el total del valor agregado escaló desde un 35,7% hasta un 48,1%.
Con todo, no han sido los asalariados los que perdieron en la participación sino especialmente la categoría denominada Ingreso Mixto Bruto que agrupa a los trabajadores autónomos. Ese segmento en particular pasó de explicar el 15,4% del valor agregado a apenas un 10,1%. Por el lado de las remuneraciones al trabajo asalariado (que incluyen los salarios brutos y las contribuciones patronales), la participación se redujo del 50,2% al 49,8%.
El último ítem que se presenta en el informe da cuenta de las transferencias del Estado en materia de exenciones tributarias y subsidios. En este caso, se registró una suba (expresada en números negativos porque se trata de una erogación), que pasó de -1,2% a un -8%. El informe da cuenta de una erogación durante el período equivalente a $839 mil millones que incluye pago de salarios de empleados públicos que no pueden trabajar, el Ingreso Familiar de Emergencia y el ATP bajo la forma del pago de parte de salarios y del subsidio a las tasas de interés de los créditos destinados a monotributistas.
Impacto económico por sector en términos reales
En términos absolutos, el valor agregado total de la economía mensual promedio entre el primer y segundo trimestre de 2020 sufrió un retroceso del 4,3% que, tomando en cuenta una inflación en el período marzo-junio 2020 de 5% implicó, en términos reales, un retroceso del 9,7%.
Para las remuneraciones del trabajo asalariado, el retroceso en términos reales alcanzó un 9,56%, mientras que los ingresos de los trabajadores autónomos sufrieron un derrumbe de hasta un 40%. En el otro extremo, y a pesar de la pandemia, el excedente de explotación bruto (ganancias empresarias) se incrementó un 22% en términos reales.
La comparación con el primer trimestre tiene relevancia en la medida en que la pandemia impactó especialmente en la producción durante los tres meses que van de abril a junio aunque arrastra el defecto de la estacionalidad en la agregación de valor que sufre ese trimestre con relación al anterior en condiciones normales.
Sin ir más lejos, en términos porcentuales, ese excedente representaba un 45,7% del valor agregado en el segundo trimestre de 2019 contra un 48,1% en el de este año. El primer trimestre de 2019 la apropiación empresaria del valor agregado representaba un 38% del total mientras que, como se ha dicho, este año fue del 35,7%.
La estacionalidad se explica especialmente por el impacto en el sector agrícola que, por caso, en el segundo trimestre de 2019 alcanzó un pico de 81,6% cuando, el promedio anual, fue del 68,1%. Para este cuatrimestre el porcentaje se ubicó en un 79,2%. Algo similar ocurre en el sector de la industria manufacturera que durante 2019 registró una apropiación empresaria del valor agregado del 31,3% en el primer trimestre y del 43,6% en el segundo mientras que, este año, pasó del 28,8% del período enero–marzo al 42,6% entre abril y junio.
Puestos de trabajo
El informe también da una pauta del impacto de la pandemia sobre los puestos de trabajo. A nivel global se verificó la destrucción de 3.758.000 puestos de trabajo entre el promedio del primer trimestre y el segundo de este año. Se trata de una destrucción del 18% de los empleos existentes durante los tres meses de pandemia que van de marzo a junio. En la comparación interanual la cifra se reduce a unos 3.449.000 que implican una caída del 16,7%.
Con todo, la cifra se reduce drásticamente entre los sectores registrados donde se perdieron en el trimestre un 2,7% de puestos mientras que, entre los no registrados, el numero escala al 34,8%. Entre los puestos de trabajo no asalariados (autónomos) la caída llega al 32,7%.
Así las cosas, del informe se desprende un dato paradójico. En la actualidad apenas el 23,6% de los trabajadores asalariados se encuentran sin registrar mientras que, en el primer semestre, esa cifra escalaba hasta el 31,5%.