En la madrugada del 19 de enero dos trabajadores ferroviarios se electrocutaron con 25 mil voltios en los depósitos de lavado ubicados en Llavallol, partido de Lomas de Zamora, al sur del conurbano bonaerense. Al cierre de ésta nota uno de ellos pelea por su vida, con el 80% del cuerpo quemado. Una vez más, la vida de un trabajador está en riesgo.
Por trabajador ferroviario, para ANRed.
En este caso hablamos del sector ferroviario de trabajadores del depósito de Llavallol donde se realiza, entre otras tareas, el lavado de las formaciones. Pasadas la una de la mañana, ya martes 19 de enero, los trabajadores ferroviarios se preparaban para arrancar con el lavado de una formación. Un trabajo de rutina.
Cuando dos de ellos se disponen a subir al techo de la formación (por donde se empieza el lavado) el primero es absorbido por los 25 mil voltios que tiene el cable que está por encima, que es lo que hace funcionar el tren. Su compañero que venía detrás es expulsado por el arco eléctrico y arrojado al piso desde el techo de la formación. Los otros trabajadores que no habían llegado a subir vieron esto e intentaron hacer algo, logrando apagar con un extintor a su propio compañero que estaba literalmente prendiéndose fuego producto de la descarga. Una hora después se hicieron presentes los bomberos para rescatar al trabajador que había quedado en el techo de la formación, vivo aún, pero con el 80% de su cuerpo quemado y su vida muy comprometida.
Ese cable por el que corren 25 mil volts no debía estar energizado en ese momento y los trabajadores encargados de la tarea tenían experiencia y conocían el protocolo de trabajo. La pregunta es entonces, ¿cómo y por qué sucedió?
Ninguna autoridad ha esclarecido por el momento los hechos, ni públicamente ni a sus trabajadores, por lo que la información con la que contamos es de los propios trabajadores ferroviarios.
Hace ya varios meses, los trabajadores del depósito de Llavallol encargados del lavado de las formaciones piden no hacer más esa tarea de noche, porque no había buena visibilidad por no contar con la iluminación adecuada, por lo que justamente habían pedido también arreglar varios artefactos que no funcionaban y, además, agregar otros. Hasta el día de la fecha estas remodelaciones no se han realizado, más alla de pequeños arreglos y los trabajadores siguieron y siguen haciendo esa tarea en condiciones no aptas.
Hace tres años un ferroviario perdió la vida haciendo la misma tarea, en el mismo depósito de lavado de Llavallol; y se dieron también otros “accidentes” que por suerte no fueron fatales. Es preciso mencionar también que en los distintos talleres del ferrocarril debería haber presente una guardia médica o ambulancia para atender a los trabajadores de manera inmediata ya que en esos sectores se llevan adelante tareas que son de alto riesgo. Pero hace poco más de tres años las autoridades definieron sacar las ambulancias porque se gastaba demasiado dinero, explicación que se le dio a los ferroviarios en su lugar de trabajo.
Esto marca de una manera muy clara la negligencia de las autoridades por no actuar frente a repetidos accidentes similares y no responder a la demanda de los trabajadores que son quienes llevan adelante la tarea. Una vez más, las y los trabajadores somos víctima de este sistema de trabajo donde vale más el dinero de las empresas que la propia vida humana.
Saludamos a las familias de los trabajadores ferroviarios, esperamos que los responsables paguen, sean gerentes, empresarios o funcionarios del ministerio, y que los trabajadores puedan recomponerse lo mejor posible.