Los policías de la provincia de Buenos Aires Eduardo “el turco” Hamué —apartado de la fuerza— y Renzo Giracci se negaron de declarar durante la audiencia indagatoria convocada por la fiscal Patricia Fernández; los dos están acusados de brindar falso testimonio en el juicio por la masacre de la comisaría 1ra de Pergamino. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que patrocinó a las familias de las víctimas, había requerido durante los alegatos en el debate oral y público que los testigos presentados por la defensa sean investigados por encubrimiento; para el organismo, sus declaraciones inconsistentes y contradictorias sólo buscaron beneficiar a sus compañeros de fuerza para eludir la justicia.
El 20 de diciembre de 2019, el Tribunal Oral Criminal N° 1 de Pergamino condenó a seis ex policías por la muerte de siete jóvenes en la masacre de la comisaría 1ra y dictó penas de entre 6 y 15 años. En el mismo veredicto, también ordenó que se extraigan copias del juicio y se investigue por falso testimonio a los compañeros de fuerza de los condenados Eduardo Hamué y Renzo Giracci.
Recién siete meses después de la sentencia, la UFI N° 6 de Pergamino recibió las copias del expediente y tras el análisis de la prueba llamó a declaración indagatoria a los dos imputados. Los dos hicieron uso de su derecho y se negaron a declarar.
Durante los alegatos del juicio, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) había señalado: “Se advirtieron inconsistencias y contradicciones en sus declaraciones que tenían un sustento: el espíritu cuerpo. Dirigieron el testimonio para favorecer a sus compañeros de fuerza de dos maneras: por un lado, los pusieron actuando en medidas de auxilio que no se corroboraron; por otro lado, inculpando a los bomberos. Es decir, sumaron voluntades para que sus compañeros eludan la justicia”.
En ese momento, la CPM pidió que se investigue por encubrimiento a ocho policías. Para los jueces del Tribunal, sólo debían ser investigados por falso testimonio a Hamué y Giracci; en sus declaraciones fueron, precisamente, las más inconsistentes, con mentiras incluso que fueron corroboradas no sólo por los testigos, entre ellos los sobrevivientes de la masacre, sino también por el registro fílmico de una cámara de seguridad que estaba frente a la dependencia policial.
Eduardo “el turco” Hamué fue uno de los primeros testigos presentado por la defensa de los policías en el juicio; en su declaración dijo que los imputados entraban y salían de la zona de calabozos “buscando medios para apagar el fuego”, que ayudaron a los bomberos a desplegar la manguera para sofocar el incendio.
Para ese momento, habían pasado frente al Tribunal más de diez testigos, entre sobrevivientes y bomberos, ninguno de ellos declaró haber visto a los policías colaborando con las tareas de rescate. Los sobrevivientes, incluso, remarcaron una y otra vez que a pesar de los pedidos de auxilio, los policías no abrieron las puertas ni la llave de paso para que llegue agua a la zona de los calabozos. Y cuando llegaron los bomberos, los policías demoraron en entregarles las llaves de la puerta de reja que conectaba el patio con las celdas.
El relato de Hamué terminó de perder fuerza cuando se contradijo a sí mismo: primero dijo que Alexis Eva, uno de los imputados, tenía las llaves de la reja y que se las entregó a los bomberos luego de abrir la puerta del calabozo 6 para socorrer a las personas alojadas allí. Después dijo que las llaves las tenía él y se las alcanzó a Eva.
Cuando se realizó el juicio, Hamué ya había sido apartado de la fuerza policial por una publicación injuriante y amenazante en sus redes sociales. Publicó la imagen del tambor de un arma cargada de balas, los casquillos de las balas tenían emojis y en el post agregó: “nuevas municiones menos agresivas, aprobadas por los derechos humanos. Estas balas son para que vean que somos buenos, no malos como dicen. Saludos a los DH”.
La declaración de Renzo Giracci también fue cuestionada seriamente por el Tribunal, las inconsistencias en su testimonio fueron evidentes y contrastadas con la prueba fílmica. Él dice haber llegado en un patrullero con otro compañero de fuerza para firmar unas actuaciones y que al ver la situación se pone a disposición del comisario Alberto Donza.
En su declaración asegura haber visto a sus compañeros de fuerza toser por las tareas de rescate, que sin el aporte de los imputados los bomberos no podrían haber completado las tareas e intenta con sus testimonio cargar la culpa sobre los bomberos: Giracci dijo que las tareas de sofocación del incendio se demoraron porque los bomberos perdieron tiempo “maniobrando el autobomba para ingresarlo por el portón de la comisaría, aunque por las dimensiones no pasaba”.
En ese momento, el presidente del Tribunal detuvo la declaración, le recordó que estaba bajo juramento de decir la verdad y le mostró el video de la cámara de seguridad ubicada frente a la comisaría: en las imágenes nunca se ve que el autobomba haya realizado las maniobras descritas por Giracci. Tampoco se ve el patrullero en el que supuestamente llegó a la comisaría; es decir, ni siquiera se pudo comprobar que haya estado allí el día de la masacre.
Hamué y Giracci siguen sosteniendo el espíritu de cuerpo y el pacto de silencio que mostraron en el juicio, no alcanzó para garantizarles la impunidad a Alberto Donza, Alexis Eva, Brian Carrizo, Matías Giulietti, Sergio Rodas y Carolina Guevara. Y todavía tendrán que responder a la justicia por su participación en ese juicio.