Ofreció Washington Webinar a Cuba en ayuda frente al desastre

Por Trudy Franquez.

 

Estados Unidos, el gobierno de la más potente tecnología, los mejores medios, incuestionable experiencia en sofocar incendios de hidrocarburos de grandes proporciones, y a menos de 1 hora de distancia se limitó a ofrecer ayuda virtual a la Habana frente al desastre.

Todavía incandescentes focos dispersados y calientes las cenizas humeantes de la catástrofe, esa abstracta contribución contrasta con el protagonismo de México y Venezuela que ipso facto encabezaron el soporte humano y material para sofocar el incendio y limitar los daños; al tiempo que más ayuda despachada desde otras latitudes se acerca.

Ridícula, deshumanizada, insensible, cruel, insensata? No hay epíteto competente para describir el ofrecimiento de Washington de asistencia técnica especializada a distancia.

Cuba acaba de experimentar, sin duda alguna, una de las peores tragedias de su historia con el desbastador incendio que arrasó con aproximadamente la mitad del mayor depósito y centro distribuidor de hidrocarburos de la isla.

En magnitud aun por estimar; el evento golpea al país de forma resonante en los órdenes ecológicos, sicológicos, humano y material, sobre una economía ya severamente afectada.

Dos pandemias afectan a Cuba.

La familia cubana de la isla está bajo el impacto de 2 pandemias: la Covid – 19, la más reciente, y el asedio de Washington, la más vieja. Sin embargo, esta no ha sido óbice para que sus autoridades sigan una actitud totalmente opuesta.

Recordar que en 2008, a solo 24 de haber arremetido contra New Orleans, Misisipi, Luisiana y Alabama, Cuba ofreció 1 100 médicos avituallados con botines de campaña para asistir a las víctimas.

También en 2001, sólo momentos después de haber ocurrido los atentados terroristas del 9.11, la nación caribeña abrió sus campos aéreos a todos los vuelos de Estados Unidos; y mucho más allá, en 1984, compartió información fidedigna que permitió a las autoridades norteñas frustrar el magnicidio contra el presidente Ronald Reagan. Estos son ejemplos supremos de sensibilidad y sentido ético.

Incalculables especies de animales, entre ellos los seres humanos, son naturalmente gregarios, tienen un sentimiento innato de cooperación y ayuda ante las desgracias, de asistir al desvalido. Ante el siniestro de Matanzas, Washington ha dado una monumental lección de pobreza de espíritu, moral y ética que podría titularse: “Cuando la ciega pasión política asfixia la esencia humana”

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