Manifestación en Plaza de Mayo en defensa de la democracia

Este viernes la Plaza de Mayo desbordó durante toda la tarde con la presencia multitudinaria de manifestantes que repudiaron el intento de asesinato contra la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner.

Fotos: Nicolas Solo (((i)))

Por más de seis horas columnas sindicales, movimientos sociales, organismos de derechos humanos y organizaciones políticas, entre otras, convergieron en Plaza de Mayo y colmaron las calles y avenidas adyacentes en una convocatoria realizada de urgencia ante el intento de magnicidio contra la dos veces presidenta y actual vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner en la noche del jueves.

Tras el atentado, el presidente Alberto Fernández se dirigió al país en cadena nacional y declaró que este viernes sea feriado para que “el pueblo argentino pueda expresarse en defensa de la vida, de la democracia y en solidaridad con nuestra vicepresidenta”.

Paralelamente en esos últimos minutos de la noche del jueves se lanzaron convocatorias a movilizar en localidades de todo el país. En la Ciudad de Buenos Aires se convocó a Plaza de Mayo a las 12.

Desde antes del mediodía y hasta pasadas largamente las 18 horas la Plaza estuvo repleta por una manifestación que reunió desde contundentes columnas gremiales y sociales a como muchísimos manifestantes y grupos familiares que fueron por su cuenta. La rotación fue también alta, y durante varias horas se veían entrar nuevas columnas mientras se retiraban algunas de las que habían llegado más temprano. Un cálculo aproximado de la presencia rondaba el medio millón de personas.

Fotos: Indymedia Trabajadoras/es

La jornada concluyó con la lectura de un documento por parte de la actriz y titular de la Asociación Argentina de Actores, Alejandra Darín, desde un escenario colmado por figuras del gobernante Frente de Todos y referentes sindicales, de organismos de derechos humanos y culturales, entre otros.

Compartimos el documento:

La paz social es una responsabilidad colectiva

Frente al intento de asesinato de la principal dirigente política del país, nadie que defienda la República puede permanecer en silencio o anteponer sus diferencias ideológicas al repudio unánime que esta acción depara.
No hay manera de relativizar ni minimizar un intento de magnicidio. La solidaridad y el repudio de dirigentes de toda América Latina, de los EEUU, de Europa y del Papa Francisco, muestran que el mundo comprende cabalmente la gravedad de lo ocurrido. En el mismo sentido se expresó el movimiento obrero organizado, entidades empresarias, comunidades religiosas, asociaciones deportivas y demás organizaciones intermedias del país. También gran parte de la dirigencia política nacional, a quienes agradecemos que comprendan que la convivencia democrática debe prevalecer sobre cualquier desacuerdo político.

El “límite”, del que hemos oído hablar mucho en las últimas horas, no se cruzó ayer. Si no queremos que la intolerancia y la violencia política arrasen con el consenso democrático que hemos construido desde 1983 a la fecha, debemos contextualizar lo ocurrido anoche contra la vicepresidenta Cristina Kirchner: Desde hace varios años, un sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios partidarios, viene repitiendo un discurso de odio, de negación del otro, de estigmatización, de criminalización de cualquier dirigente popular o afín al peronismo, y aún de cualquier simpatizante. Todos hemos visto movilizaciones donde se pasearon por las plazas más importantes de la Capital Federal bolsas mortuorias, ataúdes o guillotinas.

No es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del adversario político. Nadie es individualmente responsable por las acciones de otros, pero quienes cedieron minutos de aire a los discursos de odio deberán reflexionar sobre cómo han colaborado para que lleguemos hasta esta situación.

La vida democrática es incompatible con el accionar de minorías violentas que pretenden llevar de las narices al resto de la sociedad, u obligar a determinada dirigencia a tomar posiciones cada vez más sectarias con tal de contentar a esa supuesta clientela electoral.
La convivencia en el marco de un orden democrático también es el umbral de las condiciones necesarias para el desarrollo de nuestros hijos y nuestras hijas. El daño que producen las acciones y las palabras violentas en las mentes de niños y niñas es una condena para el futuro de la Argentina.

El pueblo argentino está conmovido, impactado por lo ocurrido, incluyendo a millones que no simpatizan con Cristina ni con el peronismo. En honor a todos nuestros compatriotas es que hacemos este llamamiento a la unidad nacional pero no a cualquier precio: el odio afuera.

#TodosPorLaDemocracia 🇦🇷

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