Los agentes de la Policía Bonaerense Jonathan Cabrera, Micaela Estigarribia, Vanesa Cano y Ariel Estévez Pitrau fueron denunciados y luego detenidos por demorar a dos jóvenes de 14 y 16 años, insultarlos, amenazarlos, golpearlos y simular un fusilamiento tras llevarlos a un descampado. La familia acompañada por la Comisión Provincial por la Memoria, que se presentó como particular damnificado institucional, realizó la denuncia penal y administrativa. Los jóvenes, aterrados por los hechos vividos, aún atraviesan una importante afectación psicológica.
Dos jóvenes que hacían un mandado en su barrio fueron detenidos por un móvil policial ocupado por dos efectivos, un hombre y una mujer, que los frenó y pidió sus datos. Inmediatamente llegó otro patrullero con una nueva pareja de agentes. “Ahí arrancaron las armas”, uno le puso a uno de los chicos el arma en las costillas. Como algunos vecinos se asomaron les pusieron las esposas y los subieron a las camionetas. “Ahora van a ver cómo los matamos (…) dos más no van a hacer nada”, los amenazaron mientras avanzaban y las calles se iban poniendo cada vez más oscuras.
Llegaron a un descampado a unas 10 cuadras de donde estaban y los bajaron. Arrodillados, escuchaban el “clack clack” de las pistolas mientras en todo momento recibían golpes y cachetazos, hasta que uno de los oficiales fue a buscar una escopeta y mientras la cargaba les decía: “ahora empiecen a correr, les dejamos tres segundos”.
“Ellos salieron a comprar y demoraban. Mi mamá salió a buscarlos pero no los encontraba. En un momento, desde la esquina de mi casa vio los patrulleros que pasan para el lado de los descampados, no le dio importancia porque es normal que anden deambulando. Ya se había puesto nerviosa por lo que tardaban y a los dos segundos cae mi hermano alterado porque lo había agarrado la policía, le habían pegado. Estaban mal, vinieron súper asustados, llegaron embarrados, golpeados, con la ropa rota, lastimados y yo enseguida hice todo legal, como tiene que ser”, cuenta la hermana de uno de los chicos.
Cuando los jóvenes llegaron a la casa familiar de uno de ellos decidieron realizar la denuncia penal que finalmente recayó en la Fiscalía 12 de Mar del Plata y que fue acompañada por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). El organismo también realizó la correspondiente presentación ante la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad para la realización de una investigación exhaustiva y rigurosa de los hechos cuyos responsables resultan ser efectivos de la Policía Bonaerense.
La CPM se presentó también como particular damnificado institucional ante el Juzgado de Garantías 3 del Departamento judicial de Mar del Plata, a cargo de Rosa Frende, conforme sus atribuciones como Mecanismo Legal de Prevención de la Tortura, según dispone la ley nacional 26.827 que crea el Sistema Nacional de Prevención de la Tortura.
Cabe destacar que éste no es el primer caso en el que dos policías simulan un fusilamiento en Mar del Plata; en el inicio de las medidas de aislamiento, desde la CPM se denunciaron hechos similares contra dos jóvenes que circulaban por la calle una madrugada y dos policías los demoraron, los hicieron arrodillarse mientras los reprendían por estar incumpliendo la cuarentena y les gatillaron a la cara.
La CPM viene denunciando la práctica sistemática de la tortura de parte de la policía bonaerense en su actuación cotidiana. Este hecho de inusitada gravedad fue cometido contra jóvenes de 14 y 16 años, sin que la policía cumpla con requerir la intervención de los dispositivos del Sistema de Promoción y Protección de niños, niñas y jóvenes. El año pasado en la provincia, 38 jóvenes menores de 20 años fueron víctimas del uso letal de las fuerzas de seguridad, sobre 120 registradas. En muchos de estos casos, la muerte es la culminación de prácticas de persecución, hostigamientos y torturas previas aplicadas por los agentes en su control o gestión de los territorios.