La sexta Marcha del Orgullo de la Diversidad Plurinacional Transvillera llevó las demandas LGTB de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a la 31 y 1 Bis de Retiro. Fiesta y resistencia ante el avance de la derecha.
Por Alma Fernández, activista travesti. Fotos: Ariel Gutraich. Edición: María Eugenia Ludueña.
La sexta Marcha del Orgullo de la Diversidad Plurinacional Transvillera llevó las demandas y reivindicaciones de la comunidad LGTB de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a las calles de la 31 y la 31 Bis de Retiro. Pedir Justicia por Zoe García, trabajo y viviendas dignas para las personas trans, preguntar dónde está Tehuel, decir Basta de lesbicidios y de travesticidios. Una de las principales consignas fue que este sector de la ciudad no quede afuera de la urbanización. Pero sobre todo gritar: el Orgullo también es villero.
Porque la marcha villera es una fiesta. A la hora de la siesta del sábado 7 de diciembre, las travestis bailan entre los motocarros y los vecinos, mientras frente del mural con la figura del ex presidente Néstor Kirchner los paraguayos juegan al fútbol. Las lesbianas agitan, las marikas gritan. El orgullo también es villero. El río lo sabe, los vecines lo saben. Hoy las travestis hacen la comunión, las marikas se bautizan, las lesbianas se confiesan. Vasos grandes de cerveza fría van de mano en mano mientras cruza la Gendarmería.
Las familias se acercan acompañando a algún familiar que viene por primera vez, aunque es la sexta del orgullo trans villero en la ciudad más rica del país. Un niñe de seis años corre entre los pasillos con una bandera del arco iris, desafiando la urbanización, olvidando apenas un instante la falta de comida en el comedor, abrazando el dolor con orgullo. La purpurina se escapa por la autopista del playón, la marcha irrumpe en la feria al ritmo de Sudor Marika, el salchipapa la estalla.
Desarrollar la comunidad, ocupar el espacio, aprender que cuando no se puede crecer para un costado se crece para arriba con todos y todas, eso es ser villera para mi. Hoy marchamos, mañana rezamos, pasado mañana reclamamos, pero hoy bailamos cumbia subidas al motocarro de la vida. Con todas las banderas, con todas las remeras, marchamos en la villa por todas las que ya no están, en una fiesta convocada por la Asamblea Feminista de la Villa 31 y la 31 Bis e INTI Travesti Trans.
“Soy vecino del sector Correo Viejo”, se presenta Gustavo Arias, parte del grupo que organiza la marcha, Las Norteñas. “Para nostrxs esta Marcha del Orgullo Trans Villera tiene un significado muy profundo. No se trata sólo de participar en la lucha, sino también de reafirmar nuestra presencia y nuestras identidades en un contexto donde la avanzada de la derecha busca borrarnos de un plumazo”, dice. “Queremos reivindicar que en el barrio existimos las maricas, las lesbianas, las personas trans y travestis. Salir a las calles y visibilizar nuestras necesidades es un acto de resistencia, especialmente frente a los procesos de gentrificación que excluyen a nuestras comunidades. Las travestis y trans son quienes mas sufren la falta de recursos, muchas veces no tienen acceso a empleos registrados”.
Gustavo es uno de los tantos que denuncia que en CABA, no se cumple el cupo laboral travesti trans en el empleo público. “Es indignante que ninguna persona travesti trans trabaje por ejemplo en el Ministerio de Educación de la Ciudad, que queda a pasos de nuestras casas. Nuestra lucha surge desde nuestra trinchera, el barrio. Las travestis históricas, vecinas con mas de 30 años viviendo aquí, no pudieron acceder a las nuevas viviendas. Todo esto a pesar de ser parte esencial de estos pasillos y espacios que consideramos nuestros. Estamos aquí habitando y defendiendo nuestro barrio, orgullosxs de quienes somos”, dice.
La marcha villera cruje por las calles que antes eran de tierra y ahora de pavimento. Manitos marrones saludan desde las ventanas de las casitas a las travas, que van montadas de punta en blanco desde algún motocarro. al grito de Justicia por Zoé López García. Ella hoy hubiera estado aquí con las chicas del hotel Gondolín, copeteando. Igual todas sabemos que hoy la tía Zoé marcha y nos cuida desde arriba.
Pauli Burgos es gestora cultural y vecina del barrio. Dice “La marcha trans villera significa un espacio de encuentro para las travestis y las disidencias, en un año muy complicado para las y los vecinos. Aun con todas las dificultades que tiene la gente, hacemos estos eventos. Incluso también con las necesidades insatisfechas que tienen lxs vecinxs, apostamos por la cultura. Y la marcha es cultura en Retiro. Nos encontramos para bailar, abrazarnos, pedir justicia y no olvidar las violencias, los travesticidios y transfemicidios. “Me parece muy importante que esto siga pasando en el barrio, por los derechos de todas y todos”, finaliza.
La marcha villera cruza la esquina en dirección hacia donde partió y al llegar se junta con la procesión de la Virgen de Urkupiña. Los vecinos y las travestis se saludan, la virgen bendice la marcha, el padre Mujica se levanta para abrazar a las travas, los colores, el espacio y las costumbres del barrio de Retiro. En el escenario se lee el documento y se recuerda a las que ya no están. Baila la tía Lali mientras cae la tarde. Se canta en los parlantes: Milei, Milei, para vos mucho sexo gay. La marcha ha terminado. Reyes y peones vuelven a la caja, al igual que los chismosos y mirones. Nos vemos el año que viene. ¡Furia travesti siempre!