La mayor devaluación desde 2023 golpea una economía en caída. Y, aunque el Gobierno celebra que la inflación corra por debajo del dólar, distintas consultoras económicas alertan que sectores clave ya están remarcando. Los detalles, en esta nota.

Por Gladys Stagno
La última semana de julio, el peso argentino volvió a crujir. Fue la mayor devaluación desde el “sinceramiento” cambiario de diciembre de 2023, cuando el dólar saltó cerca de 120% y la inflación alcanzó el 25,5%.
Si bien en la historia argentina, ambas variables (devaluación-inflación) han ido de la mano, hasta ahora el pase a precios no parecía concretarse, a fuerza de un costo social altísimo. Es por eso que la pregunta del momento, según plantea el último informe de la consultora Vectorial, es si la nueva corrida “se trasladará a precios y, de ser así, con qué intensidad”.
Desde la macro, advierten, los indicios son contradictorios: “una demanda agregada contenida” y “capacidad ociosa de la industria manufacturera elevada” podrían amortiguar el golpe, pero hay rubros –como los alimentos– donde el traslado es casi automático. La apertura importadora también podría promover un pase a precios.
La tasa de interés, usada como dique contra el dólar, también encarece. “Para el consumidor, el aumento de la tasa incrementa el costo de acceder a bienes y empuja para abajo la demanda. Para las empresas, genera un mayor costo del capital de trabajo, lo que las obliga a aumentar precios, reducir márgenes o una combinación de ambas”, aseguran en Vectorial.
En los bolsillos, la foto es brutal. “Niveles 20 puntos por debajo de las marcas registradas en noviembre de 2023”, señala el estudio, salvo para el percentil más rico de la distribución, donde la pérdida fue solo 5 puntos más baja.
En el plano micro, algunos sectores –electrodomésticos, autos, motos– “han aumentado precios por debajo del nivel general” y registran “buena demanda y ventas en alza”, lo que les deja margen para nuevos aumentos. El golpe de julio, prevé Vectorial, “es más probable que se manifieste en el mes de agosto”, lo que deja en el aire la pregunta de si se abandona el sendero inflacionario del 1-1,5% para ir “por encima del 2% o 2,5%”.
¿El pass through murió?
Desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), el interrogante se formula de otro modo: “¿El pass through murió?”.
El pass through es una expresión económica que proviene del inglés y se refiere, en este caso, al impacto que tiene en los precios una suba del tipo del cambio. En el CESO plantean que el Gobierno celebra que la inflación “haya estado sostenidamente por debajo de la devaluación nominal del peso”, lo que pondría en duda –al menos temporalmente– la persistencia de este histórico fenómeno argentino. Pero el optimismo es precario.
“Para agosto, por ejemplo, numerosas empresas de alimentos locales y multinacionales anunciaron remarcaciones de precios que van del 3% al 9% (Mondelez, Unilever, La Serenísima, Danone, AGD Cañuelas, etc.)”, detallan en su estudio.
Además, el nivel de actividad entró en una meseta desde la salida del cepo y, con el estancamiento de los salarios privados y disminución del crédito, “se apagan los motores de crecimiento que sostuvieron la recuperación en 2024”.
Por otro lado, la intención del Gobierno era que parte del vencimiento de las LEFIS (Letras Fiscales de Liquidez) se volcasen como crédito al sector privado para sostener el nivel de actividad. Pero los bancos “no lograron/no quisieron hacerlo” y generaron un “excedente de liquidez que aumentó la presión sobre el tipo de cambio y puso en duda por primera vez desde su implementación la sostenibilidad del esquema cambiario”, analizan desde el CESO.
A mediano plazo, la herida sigue abierta: “la necesidad de financiamiento externo para enfrentar vencimientos de deuda sigue siendo elevada” y los fundamentos, déficit en la cuenta corriente y tipo de cambio apreciado, traban el descenso del riesgo país.
Entre la macro que no da señales claras y la micro que habilita remarcaciones sectoriales, el veredicto parece imponerse: el pass through argentino no murió. Por el contrario, de forma gradual y prologada, ocurrirá para beneficio del sector más concentrado de la economía y para mal de todos los demás.