…sólo los lugares que no están marcados en los mapas son reales

sólo los lugares que no están marcados en los mapas son reales…

Taller de Ecología Social y Comunalismo
Steka 4 nov 2024

Extractos seleccionados del Diccionario de la sinrazón en las artes, las ciencias y los oficios.

Entre 1984 y 1992, la Encyclopedia of Nuisances publicó quince números de su revista bajo el título Dictionary of Unreason in the Arts, Sciences & Trades (Diccionario de la sinrazón en las artes, las ciencias y los oficios).

La lucidez sobre el estado de las cosas en nuestra deplorable sociedad tiene la ventaja de poder mantener su relevancia en el tiempo; a diferencia de los desvaríos lastimeros de aquellos que se supone deben liderar su destino y que, al mismo tiempo, habrán declarado todo y su contrario, para finalmente hacer lo contrario. Por tanto, no habrá sido difícil extraer de esta fuente algunos pasajes cuyo grado de actualidad cada uno podrá apreciar libremente.

El salto cualitativo del rechazo, necesario en todas partes, que constituiría la elección de plantear audazmente los problemas de la vida real afirmando inequívocamente que son insolubles en el marco social existente, esta elección parece fuera del alcance de los conflictos del momento, no porque que se habría ignorado esa posibilidad -la cuestión social surge en todas las conversaciones sobre molestias, y la cuestión de las molestias surge en todas las conversaciones- pero, más simplemente, porque nunca se hizo. No hay precedentes y eso es lo que falta. Pero no falta nada para que se siente un precedente.

Para empezar, creemos que una corriente de crítica social debe ser capaz de hablar en sus propios términos de todos los problemas de la sociedad: su existencia y su eficacia están sujetas a esta exigencia de poder considerarse y discutirse a sí misma. Las ideas no tienen existencia real fuera de su aplicación y del debate sobre esta aplicación. La primera tarea es, por tanto, crear las condiciones para tal debate, tendiendo a la mayor objetividad, reduciendo cada vez más la parte de la arbitrariedad, los caprichos sectarios y las pretensiones de infalibilidad teórica.

La emancipación no es la reducción al mínimo común denominador de la miseria social, sino ante todo un intento de igualar y superar el pasado en estos delicados terrenos donde la razón y la sensibilidad humana han avanzado a lo largo de la historia.

La descalificación de la sensación es sin duda la causa histórica más profunda y duradera de la decadencia del lenguaje. (…) La tecnología ha creado relevos para nuestros sentidos, cuya multiplicación y alienación han distanciado todo lo que se percibía directamente en representaciones que se asemejan a las realidades correspondientes, como un número de teléfono a un abonado.

La inútil ideología de los “derechos humanos” no es más que un epitafio sobre la tumba de todo lo que todos los Estados han enterrado. La abolición de la separación entre la ciudad y el campo se logró mediante el colapso simultáneo de ambos. La separación entre trabajo y ocio se vino abajo cuando el trabajo se volvió enormemente improductivo e inepto (en el miserable “sector terciario”) y cuando el ocio se convirtió en una actividad económica tan aburrida y agotadora. Las desigualdades en la cultura han sido abolidas en casi todas partes y para casi todos con el nuevo analfabetismo: el viejo proyecto de supresión de la ignorancia se ha transformado en una supresión de la ignorancia sin diplomas. El dinero está a punto de ser abolido de manera especial por la banca electrónica, mediante la cual, confiados y bien educados, los niños-ciudadanos tendrán que dejar la gestión de su pequeña hucha a máquinas más competentes que ellos, y que sin duda saben más que ellos. qué les conviene y de qué deben abstenerse.

Puedes hacer cualquier cosa con tecnología avanzada excepto sentarte en ella. La usurpación que gobierna en nombre del progreso debe crear constantemente nuevas pruebas de ello. Expuesta a todas las comparaciones sugeridas por arrepentimientos, frustraciones o esperanzas, está obligada a justificarse siempre por otras realizaciones; la inacción más razonable y mejor motivada se convierte en un peligro para él. (…) La sociedad moderna, al no ser amada, se contenta con ser temida, pero el miedo que suscita puede volverse contra ella en cualquier momento, porque ya no es capaz de ofrecer seguridad a cambio de la pasividad.

La desaparición de esta mínima conciencia del paso del tiempo, que impide el más mínimo juicio sobre la propia vida, prohíbe también cualquier juicio más amplio sobre el progreso de este mundo, juicio sin el cual ninguna sociedad puede pretender controlar su destino.

Al mismo tiempo que disuelven ciudades, campos y periferias urbanas, las infraestructuras de los sistemas de comunicación modernos reintegran a los individuos aislados y los residuos de las ciudades antiguas en el vasto territorio homogeneizado y planificado de la economía totalitaria. La distancia geográfica entre cada polo funcional, así como la concentración en el mismo lugar de individuos aislados juntos, realiza en el espacio de separación el potencial de esclavización de las redes de comunicación modernas.

En la representación abstracta de la injusticia, toda responsabilidad concreta desaparece bajo la mentira, elevada al rango de sistema.

Los pobres hoy son los primeros sospechosos antes de ser considerados vagos.

Para encontrar el favor de la economía, uno debe entrar en el sistema del engaño recíproco y hacer de toda su existencia una publicidad de su valor de mercado.

Al mismo tiempo que la dominación moderna se esfuerza por rebajarlo todo para perpetuarse, se hunde en la inconsciencia histórica que está en su base. Por un lado, entre sus súbditos, el sentimiento de desposesión total frente a un sistema omnipotente e incontrolable, y el miedo que lo acompaña, mantiene la sumisión, cuando se ha perdido el respeto a los hombres y clases que gobiernan este sistema. Por otra parte, todos aquellos que trabajan para mantener a la población en la realidad de su servidumbre y en la apariencia de su ciudadanía, y que todavía se creen dueños de este mundo, se encuentran a su vez sujetos a los efectos de estas nuevas formas de dominación: las fuerzas de la falsa conciencia antidialéctica que han desencadenado los rebajan al rango mismo de estas máquinas a las que ahora confían su destino.

Hay que señalar, sin embargo, que al dejar de ser actor de la historia no nos protegemos de sus golpes: sólo los recibimos en una lucha que no hemos elegido.

La pérdida de cualquier pertenencia a cualquier comunidad se compensa con la histeria nacionalista, la xenofobia y el racismo. Trabajo, Familia, Patria: pobres realidades bastardas, productos del acoplamiento de mercancías modernas con alienaciones más antiguas que ahora pierden toda apariencia de naturalidad; pero su corrupción irreversible suscita un conformismo tanto más desenfrenado y odioso cuanto menos satisfecha su necesidad de seguridad.

Anticipando la inminente desaparición del tipo de viaje que le parecía digno de emprender, Herman Melville señaló, con su humor característico, que sólo los lugares que no están marcados en los mapas son reales; y esto ahora suena como una profecía, al menos para las personas que se niegan a encontrar su camino en un mundo marcado y cuadrado de un lado al otro.

La degradación extrema de los alimentos es un hecho evidente que, como otros, se soporta generalmente con resignación: como una inevitabilidad, el precio de este progreso no se puede detener, como saben quienes lo conocen, “lo aplasta todos los días”. Todo el mundo guarda silencio al respecto. Arriba porque no queremos hablar de ello, abajo porque no podemos. En la gran mayoría de la población, que apoya esta degradación, aunque tengamos fuertes sospechas, no podemos afrontar una realidad tan desagradable.

Toda sociedad es ante todo, como organización de supervivencia colectiva, una forma de apropiación de la naturaleza. A través de la actual crisis en el uso de la naturaleza, la cuestión social surge una vez más, y esta vez de manera universal. Al no haber sido resuelto antes de que los medios materiales, científicos y técnicos permitieran alterar fundamentalmente las condiciones de vida, reaparece con la necesidad vital de cuestionar las jerarquías irresponsables que monopolizan estos medios materiales.

Ciertamente, para ser consciente de un posible cambio en la vida, hay que rechazar radicalmente la organización existente. Pero para practicar este rechazo es necesario también poder contar ya con la conciencia de otra vida posible.

fuente: https://ecologiesocialeetcommunalisme.org/2024/11/04/extraits-choisis-de-lencyclopedie-des-nuisances/

también editado y en difusión desde
https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/11/04/solo-los-lugares-que-no-estan-marcados-en-los-mapas-son-reales/

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