Bolivia: la izquierda, como siempre, sirviendo al patrón la esperanza popular

LA IZQUIERDA, COMO SIEMPRE, SIRVIENDO

AL PATRÓN LA ESPERANZA POPULAR

Por Rafael Bautista S.

Cuando los diputados lineristas declaraban que,

ya no era el indígena sino la clase media,

el motor del “proceso de cambio”, no se daban cuenta

que estaban sembrando las semillas

del fatídico aburguesamiento del propio “proceso”.

La cosecha de aquella apuesta

es lo que presenciamos ayer.

¿Quién ganó, quién perdió?, son parte de la pirotecnia mediática y sus analistas, para darle continuidad a su promiscua exhibición circense. Pero las verdaderas preguntas no pasan por resaltar un resultado como si se tratara de un hit comercial. Una de las preguntas que no hacen los medios ni se preguntan los supuestos todólogos es: ¿cómo se viabiliza ahora la presencia del Estado boliviano en el nuevo panorama geopolítico multipolar?

Porque de eso depende la sobrevivencia de nuestro país en las nuevas condiciones de disputa regional entre el globalismo y las potencias emergentes, es decir, el decrépito mundo unipolar, el MAGA de Trump, la urgencia de sobrevivencia de la Unión Europea y los BRICS. Y ahí no hay cabida para el mero pragmatismo político ni la ingenuidad que exhibe el candidato vencedor momentáneo de las elecciones nacionales. De buenas intenciones está lleno el camino al infierno, se dice; por eso se señala acertadamente que, en plena reconfiguración mundial, los economistas y la visión economicista es la peor ubicada en esta profunda alteración de la geopolítica global.

Todos los candidatos no entendieron esto y el ganador momentáneo, Paz Pereira (porque va a segunda vuelta con el “mileismo” boliviano) también da muestras de una supina ignorancia en geopolítica. Es decir, de nada sirven sus ofertas (que, como las demás, MAS incluido, son sólo circunstanciales) pues no resuelven ni la viabilidad ni la proyección de nuestro Estado.

En tal situación, todo lo que creen que resolverá los problemas actuales, no hará sino profundizarlos para ingresar en una nueva crisis de gobernabilidad. Y será más pronto de lo que se cree. No sería de extrañar que Jaime Dunn, probable ministro de economía del eventual ganador, otro ignaro en geopolítica, sea el que desate el descalabro que provoquen sus “ajustes” anacrónicos (además de creer que se deben hacer en tiempo récord, como les convencieron a los obedientes asistentes a la reunión de Harvard, patrocinado por Claure, ligado a Elon Musk).

En alguna medida, se entendió por el supuesto binomio ganador, que había que dar fin al modelo de Estado prebendal y heredero de la corrupción estructural que, como ya lo señalamos, proviene del movimientismo[1]. Pero lo que creen resolverá la corrupción, por ejemplo, no resolverá nada y, metidos en la “democracia pactada” con los dinosaurios de ese Estado, tendrán que pactar para sobrevivir y dejar incólume la cultura de la corrupción política hecha naturaleza estatal.

Y allí no habrá MAS a quien acusar del desastre; aunque le acusen de haber provocado aquello. El MAS nunca se atrevió a tocar el carácter estructural del Estado señorial, y se conformó en administrarlo, creyendo que eso le iba a proporcionar continuidad en el tiempo, pero eso también hizo que subordinara lo político a lo burocrático y, de ese modo, terminaron arriando las banderas que les llevaron al poder (el “vivir bien” como horizonte político-estatal, la “descolonización” como el modo de transición hacia una nueva idea de Estado y “lo plurinacional” como su contenido real).

La derecha, en su consuelo de tontos “libertarios”, festeja el haber sacado al socialismo de Bolivia, aunque no se den cuenta que no se puede sacar algo que nunca hubo. La izquierda eurocéntrica no puede, ni siquiera, promover realmente el socialismo que tanto pregona. Peor el nuevo horizonte político que había dado origen al Estado plurinacional: el “vivir bien”.

A pocas horas de saberse los resultados oficiales, ya los candidatos ganadores empezaron a develar acuerdos que les llevará a tener que lidiar con poderes corporativos, como, por ejemplo, el magisterio trotskista (que sólo vela sus intereses) y su más señalada confluencia: acabar con la ley de reforma educativa “Abelino Siñani” (en la cual sólo ven “adoctrinamiento”, como aquel que ve fantasmas donde sólo hay sábanas secándose al sol). Eso ya da muestras de una tónica que va manifestando el nuevo binomio (si sale ganador en segunda vuelta), es decir, la actitud adolescente de no querer enfrentar el problema, simplemente anularlo.

Por ello también promueven algo que no sólo es irrealizable sino demuestra una total ignorancia del concepto en juego: el “capitalismo para todos” que promueven es resultado de una ignara confusión. El capital no es la platita, como dicen. Tal vez una promoción más elástica del flujo crediticio para los emprendedores haya sido posible en la época del Estado de bienestar, pero hoy vivimos globalmente dentro del paradigma financierista y para realizar lo que pretenden, tendrían que nacionalizar la Banca. Pero ello va contra sus credos “libertarios”.

El capitalismo para desarrollarse, desarrolla relaciones de explotación y dominio y, en esa medida, crea las condiciones de desigualdad necesarias para que, en la competencia, se seleccionen los ganadores, dejando a los perdedores, que son siempre los más, en la condición de ser los explotados para el beneficio de transferencia de riqueza unilateral, siempre ascendente hacia los centros del sistema económico, a nivel global (toda una sangría, que es más despiadada en los cordones periféricos de la economía global).

Por eso no es que un país se haga o sea capitalista, sino que está inevitablemente dentro de un sistema global que es el capitalismo real y existente. Confundir todo ello con la simple platita o el dinerito que uno puede lograr es no haber entendido nada y por eso también fracasan hasta las buenas intenciones. Entonces, ¿qué esta en juego? La viabilidad del Estado. Y ningún candidato dio muestras de consciencia al respecto. La gente votó por la típica apuesta inmediatista que lo único que logra es agudizar los problemas que, como una bola de nieve, no hace sino crecer.

Mientras tanto, El TSE debería frenar el malabarismo de las encuestadoras, para ya no alterar la salud mental de la sociedad. También sancionar a los medios que promueven semejantes disparates estadísticos. Si no lo hace es porque hay confluencia de intereses, como la hay entre la ASFI y los Bancos privados. De aquí en adelante, los analistas debieran buscar algo de qué vivir dignamente, porque de adivinos se aplazaron (incluso el Ramsés podría ser analista de segunda vuelta); por ejemplo, ¿qué pasó del millón de venezolanos que venían, según dicen a inflar el voto del MAS, o era sólo producto de los sueños mojados de una analista? Estos sólo saben justificarse, ante sus monumentales desaciertos, tratando hasta de recomendar al ganador, el comportarse fieles a sus conclusiones precoces.

Lo paradójico es que, con esta elección se desafío el tiempo lineal, ya que volvimos al pasado de las megacoaliciones, la democracia pactada y la partidocracia, y de eso, de “volver al pasado” (que la obtusa mentalidad colonial no entiende y acusa a los descoloniales de semejantes disparates), ya no podrán culpar a ningún descolonizador. Y si nos enteramos de alguien que tropezó al abismo en la green tower y grita ¡carajooo! Ya sabremos de quién se trata.

Al agente-candidato de la CIA, el Tuto, no se le vio con serenidad; como no piensa por cuenta propia, creyó que radicalizar su discurso y subordinarse a la agenda camba, le garantizaba todo. Y perdió todo, porque todo significaba arrasar. Por lo menos, por ahora, no hay lugar para otro Milei, ya que el Manfred, también por bravucón, se fue haciendo zetas, solo y perplejo, por las calles sucias de su municipio. Y la dizque moral cristiana, de los que votaron al binomio ganador Paz-Lara, nunca cuestionaron el lenguaje soez del capitán; quizás porque se refería a puro indios (y los cristianos evangélicos ahora se creen los cruzados de una nueva “extirpación de idolatrías”). Una advertencia, el binomio ganador está a tiempo de apartarse del apoyo del kencha antes de kencharse ellos mismos.

Y ahora, ¿de qué van a parlotear los haters, ya que su objeto de odio fue derrotado? Ahora que ya no hay Evo ni el MAS, en el Congreso o en el gobierno, ¿volverán presumidos a sus quehaceres, o se enfrascarán aún más en su síndrome de Estocolmo? Porque lo que ignoran es que, el odio no se va, sino consume al que lo ha alejado en sus entrañas.

Dos lecciones para aprender, si los apodos no siguen las reglas del arte de la ironía, sólo generan compasión: ahora los “capibaras” uniformados se sentirán “empoderados” y abusivos ante el pueblo (jamás ante los verdaderos ladrones y criminales; o sea, la promesa de Lara, de acabar con la corrupción en la policía, acabará en una nueva decepción para sus votantes); y, para no caer en errores semánticos, hay que expresar muy bien y explícitamente los deseos: se pedía paz para Bolivia, no un tal Paz (hijo de Jaime Paz, ejemplo de la mega corrupción en Bolivia y de haber cruzado ríos de sangre para llegar a ser presidente).

Algo de vergüenza ajena. Primera vez que un presidente no se dirige al país como se debe y sólo se despide vía X. Y el triunfo pírrico del Evo, será el que todo el campo popular deba cargar en adelante. Su opción del “o yo o el desastre”, terminó provocando el desastre. Será hora de hacer las evaluaciones más pertinentes, de las cuales no debiera eximirse a nadie. Ya que no faltarán, aquellos que, cuando la muerte latiguee a todos por la espalda y se ría de las inútiles fidelidades, los penados seguirán repitiendo que Evo es el único líder. Y puede que nadie ya esté en pie, para poder señalarles lo equivocados que estaban.

La Paz, Chuquiago Marka, 18 de agosto de 2025
Rafael Bautista S., es autor de: Hacia la Universalización

de los Códigos del Vivir Bien.

Dirige “el taller de la descolonización”
rafaelcorso@yahoo.com

[1] https://www.nodal.am/2023/03/bolivia-crisis-en-el-mas-cisma-o-reencauce-por-rafael-bautista-s/

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