El presidente de Chile, el pinochetista Sebastián Piñera, el máximo evasor del país, ha declarado la guerra a la población con los carabineros y militares en las calles de las ciudades soliviantadas, que con movilizaciones masivas pararon el aumento desorbitado del boleto del metro. Pero, había mucho más que este incremento puntual: toda la rabia de años de vivir bajo la impunidad de los corruptos, herederos de Pinochet, que hicieron del Chile una cadena de empresas corrompidas con las que controlan todos los servicios necesarios para vivir: el agua, la gasolina, la educación, la salud, las pensiones, la luz, el gas, la tierra… y por supuesto dejando robar a las Fuerzas Armadas todos los días en todos los horarios, y con el beneplácito a que los evasores despachen sus maletas. Piñera es el mayor evasor, el 80% de su fortuna de oscura procedencia, está resguardada fuera de Chile.
El pinochetista Piñera le ha declarado la guerra al pueblo, habla de un enemigo monstruoso, su mujer habla de alienígenas… hay que avisarles que es el pueblo desesperado.
Ni el estado de excepción ni los toques de queda, ni los gases lacrimógenos, ni los disparos, ni los palazos, ni las detenciones, han podido parar la pueblada hastiada de tanta ignominia acumulada.
El pinochetista Piñera lanzó los tanques a las calles, no puede ocultar sus inclinaciones genocidas; sin embargo, ahí están las gentes levantando torniquetes, banderas y barricadas.
El pinochetista Piñera estaba en una fiesta mientras caían los dos primeros muertos en las calles. Ya son muchos más, hay cientos y cientos de heridos, torturados, más de dos mil detenidos…
El sistema de pensiones está en manos de un negociado de Pinochet, sin límite de tiempo, a perpetuidad, la misma que aspiran para seguir controlando y oprimiendo a todo un pueblo mermado en derechos.
La convocatoria unitaria de la huelga general, ya es un éxito. En el país de las anchas alamedas, el pueblo de canciones compartidas, el pueblo con el que nos hermana no solamente las resistencias a las peores dictaduras, nos une mucho más la fuerza de nuestra convicción: que un nuevo mundo es posible, nos une el combate al capitalismo.
Del otro lado de la cordillera, estamos compañerxs, y sentimos especialmente sus aires de digna rebelión.
No es el metro: Es salud – Es educación – Es pensiones – Es vivienda – Es el sueldo del parlamentario – Es el aumento de la luz – Es el aumento de la gasolina – Es el robo de las fuerzas armadas – Es la amnistía impositiva los empresarios.
Es el Ya Basta ¡! Vamos Chile carajo ¡!!
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