Tomar una mandarina y morir a la hora de la siesta
Tomé una mandarina, dijo la nena en guaraní: "ha´u mandarina". Los agroquímicos fueron fulminantes cuando Rocío, como cualquier niño a la hora de la siesta en Corrientes, quiso comer una mandarina que encontró en el piso. Este nueve de septiembre se cumplieron cuatro años de su asesinato. Su familia sigue pidiendo justicia.
Por Melina Sánchez.
"Queremos que no sigan fumigando
Queremos que se cierre esta quinta
No queremos más víctimas
Cuatro años que sucedió esto
Perdí familia
Nunca hay justicia
Estamos peleando en eso
Yo quiero que haya justicia."
(Evaristo Pared, padre de Rocío Pared)
Rocío Pared era una niña, tenía 12 años, esa siesta iba a la catequesis, junto con Damián, su sobrino de 10. Pero la mala suerte quiso que vivieran al lado del campo del...