Assange
A Julian Assange lo metieron preso por lo que publicó. No por robar, no por matar, no por cometer actos violentos y mucho menos terroristas.
Ni siquiera lo metieron preso por lo que piensa. Fue por publicar a cualquier precio pero no cualquier cosa. No publicó chismes ni intimidades. Publicó filtraciones muy fuertes de Rusia y de China, además de Estados Unidos. Revelaciones de su Australia natal, de Kenia, Indonesia y Perú. Cruzó un límite cuando publicó cientos de miles de cables de embajadas estadounidenses, exponiendo los crímenes que esos cables detallan. Y pagó el precio. Por su defensa tecnológica del independentismo catalán había quemado sus últimos puentes con las potencias de la Unión Europea. Por eso lo metieron preso: por publicar hasta quedarse solo.
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