Entrevista a Renán Vega Cantor de la Universidad Pedagógica Nacional (Bogotá-Colombia)
M.H.: Contanos cuál es tu balance y visión de esta segunda vuelta presidencial en Colombia donde triunfa el candidato de la derecha, el candidato de Uribe.
R.V.C.: Lo que puedo decirles es que justamente Colombia ha dado un salto al pasado, a los peores momentos de la historia reciente del país. Porque todo el entramado que está detrás de Duque es terrorífico en varios sentidos. Primero en cuanto a lo económico, ha dicho y ratificado en estos días que va a aplicar un programa neoliberal, privatizador de las pocas empresas públicas que quedan en este país, que le va a hacer exenciones monetarias al gran capital extranjero para atraerlo, que va a firmar todos los Tratados de libre comercio que pueda con todos los países. Es terrorífico en el plano internacional porque ha dicho que va a continuar con la política de injerencia y saboteo del gobierno de Santos con respecto a Venezuela. Y va a ser incondicional respecto de los EE UU. En este sentido es un gobierno igual a otros actuales en América Latina hoy, como el de Macri en Argentina o el de Piñera en Chile.
Pero hay un elemento adicional que siempre diferencia a Colombia de otros países, esta no es solamente una extrema derecha neoliberal, sino que es una extrema derecha que se basa en la violencia para eliminar a sus adversarios y ahora desde el Estado el terrorismo se va a ampliar y generalizar y se van a multiplicar las detenciones arbitrarias, los falsos positivos que son los asesinatos de Estado y todo tipo de persecución, porque este es un gobierno que llega con espíritu vengativo, porque tiene un relato ficticio, pero que le ha sido muy favorable, generando temor en la población porque supuestamente este país se entregó a la insurgencia de las FARC.
Es justamente lo que ha anunciado en una entrevista concedida el 19 de junio, que va a revisar los acuerdos, como si no hubieran sido revisados ya y modificados de tal manera que de lo firmado en Cuba ya no queda nada a favor de la insurgencia ni del pueblo colombiano. Esto indica que vamos a tener un gobierno profundamente represivo, antipopular, que se va a basar en la violencia para acallar a todos los opositores y esto ha iniciado un nuevo ciclo de guerra en Colombia.
Hay que decir que históricamente en nuestro país, por lo menos desde 1950, hay elecciones que marcan el comienzo de nuevos períodos de violencia y podemos decir que el gobierno de Duque o lo que acaba de pasar con las elecciones es el inicio de un nuevo ciclo de violencia en este país. Cuando se pensaba, que debido al acuerdo de las FARC, eso ya era cosa del pasado.
Esto está claro porque por lo menos con el ELN no se va a llegar a ningún acuerdo, teniendo en cuenta la experiencia negativa de las FARC y además el mismo gobierno de Duque anuncia cuestiones absolutamente imposibles de aceptar por parte de la dirigencia del ELN para llegar a un acuerdo. En ese sentido el panorama es absolutamente oscuro y tenebroso en el futuro próximo para Colombia y no solamente, yo diría que para América Latina toda y sobre todo para Venezuela.
M.H.: Justamente sobre eso te quería preguntar, porque Guillermo Almeyra señalaba en una entrevista anterior que el triunfo de Duque prepara la invasión a Venezuela.
R.V.C.: Yo creo que esa es una hipótesis bastante probable por todo lo que se ha venido realizando y dando. En la política del imperialismo estadounidense Colombia es una ficha estratégica, por eso no nos puede sorprender el activismo del embajador de EE UU en estos últimos dos días, dejando claro que ellos son los que mandan.
El gobierno de Trump felicitó a Duque diciendo que era un ejemplo de la democracia colombiana y lo peor es que el entreguismo del gobierno de Santos va a ser continuado y profundizado por Duque en un momento en que se presentan hechos vergonzosos no solo para Colombia sino para toda América Latina y el mundo, como lo que está sucediendo en la frontera entre México y los EE UU y la separación de las familias migrantes, que deberían ser hechos que generaran un rechazo de los países latinoamericanos y sus gobiernos. Por supuesto, a ellos no les importa y menos a Duque que es una ficha incondicional de los EE UU en todos los terrenos sin duda alguna.
Si uno mira la composición de los partidos que lo apoyan, es el bipartidismo y la oligarquía más tradicional y más conservadora de este país, los que siempre han dominado, son los verdaderos dueños del país. Por eso no hay expectativas positivas en lo inmediato, en contra de lo que muchos analistas consideran, porque entienden a Colombia como un país similar a los demás, pero aquí hay un ingrediente distinto que es el uso sistemático de la violencia por parte del Estado, cuando lo necesitan, es decir prácticamente en todo momento.
La excepción no va a ser ahora, teniendo en cuenta que tienen que limpiar la imagen de un político desprestigiado a nivel internacional pero con amplio prestigio a nivel nacional como es Uribe Vélez y las 300 demandas que hay en su contra. Le van a limpiar su imagen y para eso van a recurrir a todos los medios. Cuenta además con la mayoría parlamentaria y el poder en las Cortes. Es decir, es un poder abrumador ante el cual no veo posibilidades reales de resistencia, salvo las comunidades en las regiones que se organicen y se movilicen.
M.H.: Lo mencionaste al pasar pero muchos analistas políticos ponen el acento en la gran elección de Petro, señalando que por primera vez la izquierda colombiana ha tenido una votación de esa magnitud.
R.V.C.: Yo tengo mi propio punto de vista, considero que lo electoral significaría un avance si viniera acompañado de un nivel de organización en la población. Pero cuando es un voto especialmente de opinión, no le veo mucha perspectiva. Tuvimos situaciones similares, por ejemplo, en el año 2006 con el candidato del Polo Democrático, Carlos Gaviria, que sacó una votación importante, no de la magnitud de la de Petro pero para el momento era significativa, algo así como 2 millones de votos en pleno gobierno de Uribe. Pero de eso no quedó nada.
En 1990 cuando el M19 se desmovilizó e ingresó a la vida política colombiana también tuvo una importante votación pero se diluyó rápidamente. Es decir que lo electoral por lo menos en Colombia es algo muy fugaz, un capital vaporoso, que se escapa rápidamente. Si no está acompañado de niveles organizativos, y el caso de Petro no es una excepción, porque él no está interesado en organizar nada, tiene una concepción política caudillista.
Además, un hecho que llama la atención es que si las elecciones se demoran 20 días más Petro hubiera terminado a la extrema derecha de Duque, porque su programa en la segunda vuelta tuvo un eclecticismo impresionante, mezcló cosas que no se pueden mezclar, reivindicó a personajes nefastos de la vida colombiana como al conservador Álvaro Gómez Hurtado, a partir de lo que se llamaba “unámonos por lo fundamental”. Reivindicó a políticos como Alfonso López Pumarejo, opuesto a Gaitán y luego reivindicó a Gaitán. Tuvo salidas muy desafortunadas como decir que él iba a extraditar a Jesús Santrich pero no extraditaría a Uribe. Claro, eso con la perspectiva de captar votos de la derecha, pensando que eso iba a ser suficiente para ganar las elecciones.
También tuvo una postura absolutamente cuestionable respecto de Venezuela. Hablaba de los presos políticos en Venezuela pero no de los presos políticos en Colombia, por ejemplo. Decía que el gobierno del Presidente Maduro es un gobierno ilegítimo y desconocía las elecciones realizadas en Venezuela hace pocas semanas. La postura no difería en nada a la del establishment hacia Venezuela.
En Colombia han pasado cosas que la izquierda debería haber agitado y cuestionado en estas elecciones, como la vinculación a la OCDE y a la OTAN. En cuanto a eso, Petro guardó un silencio sepulcral, no dijo absolutamente nada. En ese sentido con Petro pasa y va a pasar lo que ha sucedido en otras experiencias latinoamericanas, como en Brasil con Lula, que en cada período electoral se iba más al centro y a la derecha; como pasa ahora con López Obrador en México. En ese sentido no le auguro mucho éxito como programa de izquierda porque es un programa típicamente liberal, que como opinión está bien, y está bien que se votara por él en contra del candidato uribista, pero no significa eso que ahí se haya consolidado un proyecto con bases organizativas que lo respalden y sean garantía de que eso va a continuar. Va a suceder lo que pasó con el plebiscito de 2016 cuando la gente salió a movilizarse al otro día porque se había votado por el No, pero luego eso se desvaneció. Ahí no hay mucha perspectiva, además la oposición en el Parlamento es minoritaria y ahora vienen los ajustes de mucha gente que se va a pasar a apoyar al nuevo régimen.
Lo que acaba de pasar en Colombia expresa la reconstitución en el bloque de poder, y esto es lo que me parece más importante y a la vez lo más peligroso para el país y para el continente.
La clase dominante tradicional había recurrido a los paramilitares, a los asesinos, como una cosa efímera, pero se había separado de ellos. En el gobierno de Duque viene una reconstitución en el poder que involucra a los asesinos y criminales como parte de la clase dominante. Tenemos entonces una burguesía mafiosa reconstituida, donde se mezclan los terratenientes, el capital financiero, los ganaderos, los exportadores, los pocos industriales que quedan, unidos a los narcos, a los paramilitares y a los asesinos y ese es el nuevo bloque de poder que hay en Colombia y cuya consolidación va a tener consecuencias inmediatas en este país y en el resto de América Latina.
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