Empresarios advierten por nueva crisis en la producción nacional. Un decreto permitirá arancel cero para la importación de buques que ya se fabrican en el país.
La crisis de la industria mostró otro vórtice tormentoso ante la incertidumbre del crecimiento descontrolado de las importaciones. Fabricantes de buques alertaron por la destrucción de la industria naval y toda su cadena productiva, con afectación a las exportaciones y al empleo ante la inminente desregulación para la compra de naves que se producen en el país pero que llegarían con arancel cero desde otros puntos del mundo.
La situación se desprenderá del decreto 650/2018 que reglamenta la Ley N° 27.419, denominada “Desarrollo de la Marina Mercante Nacional y la Integración Fluvial Regional”, que según industriales bonaerenses llevaría la situación a un estado de cierre de astilleros y talleres navales, desinversión, destrucción de la cadena de proveedores, pérdida de recursos humanos calificados formados tras años de inversión pública y privada, y deterioro de infraestructuras, de equipos y de herramientas.
“Con el objetivo de facilitar la incorporación de buques a la flota mercante argentina, la iniciativa establecerá un arancel de importación cero para los buques nuevos, principalmente, y usados. De aplicarse dicha medida, no contemplaría la situación actual que atraviesa nuestra industria naval, y dejaría de lado la capacidad vigente que tiene el sector local para diseñar y construir estas mismas embarcaciones”, alertó la Uipba que lidera Martín Rappallini.
Si bien los antecedentes de destrucción del sector provienen de la década del 90, mediante decreto firmado por el expresidente Carlos Menem, hay un precedente reciente: la compra por parte del Estado de buques a España e Israel ante la urgencia para la reconstrucción de la marina mercante, a pesar de que esas embarcaciones pueden ser fabricadas en el país.
Según los empresarios, el sector privado realizó “máximos esfuerzos a fin de lograr los mejores consensos y así aportar tanto a la calidad normativa como a un resultado efectivo para el país”, pero aclararon que “las alternativas legislativas de Marina Mercante e Industria Naval -que estaría al salir-, demuestran todo lo contrario”, al señalar que la “competitividad que se le exige a las industrias nacionales demanda de leyes acordes a la competitividad internacional general y específica que existe para este sector industrial”.
La industria naval es parte de una cadena amplia que afecta no sólo a las empresas del sector sino que se eslabona con la logística, las actividades portuarias, fluviales y marítimas. Es parte fundamental en el comercio exterior, y a donde llegan las economías regionales. Y lejos del clima de bonanza que el presidente Mauricio Macri y el empresario astillero Federico Contessi dieron -días atrás- sobre la actividad positiva del sector, desde el Sindicato de la Actividad Naval de Mar del Plata salieron al cruce: “Se importan barcos nuevos y usados y en lo que va de esta gestión, ya se construyeron 6 embarcaciones de empresas argentinas, más todo lo que construye Armon para operar en nuestro caladero para terceras empresas, No señor Presidente, la industria naval no está activa”.