El compromiso del Gobierno con el agronegocio es evidente. En ese sentido se inscribe el “sacrificio” de las estructuras de lo que era la Secretaría de Agricultura Familiar con el despido masivo de sus trabajadores: en su mayoría son los técnicos que en todo el territorio acompañan los procesos productivos del sector de la Agricultura Familiar y Campesina, quienes a su vez producen la enorme mayoría de lo que nos alimenta cada día.
Después de la eliminación del Monotributo Social Agropecuario (MSA), las dos tandas de despidos terminan de desmantelar la estructura. En provincias enteras los técnicxs que quedan se cuentan con los dedos de una mano… y algunos despedidxs llevan décadas acompañando organizaciones y procesos.
Justo cuando la FAO anuncia que el hambre y la obesidad siguen creciendo en el mundo, y es cada vez más evidente que el avance del agronegocio y la industria alimentaria nos puso en una enorme crisis sanitaria; con los despidos se golpea al sector que en todo el mundo produce el 75% de lo que nos alimenta con apenas el 25% de la tierra; y sólo con quienes será posible construir la Soberanía Alimentaria para nuestros pueblos.
Después de 13 días de permanencia pacífica en el edificio del ex Ministerio de Agroindustria, los trabajadores siguen luchando por las reincorporaciones y contra el desmantelamiento de las políticas para el sector. Es importante que reconozcamos que su lucha es la de todxs.
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