El Ministerio de Energía neuquino prometió que “no habrá despidos”, pero sólo 44 de los 104 trabajadores tienen actividad y cobran en cuotas. La planta operaba con 400 especialistas.
Los profesionales y técnicos que trabajan en la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) se reunieron, ayer, con el Ministro de Energía de la provincia de Neuquén, Alejandro Monteiro, para buscar una solución a la angustiante situación que atraviesan.
Es que, hoy, apenas 44 de los 104 ingenieros y especialistas que operan la planta tienen tareas asignadas “de mantenimiento” y cobran su salario en cuotas. La cancelación del acuerdo con China, por parte de Mauricio Macri y la administración nacional, para construir las centrales Atucha IV y V, dejó en situación de virtual parálisis a la PIAP.
Monteiro, responsable de la administración de la planta, les respondió que “no tiene solución desde provincia y que la provincia no se puede involucrar y poner plata”, contó Pablo Sosa, uno de los delegados de la PIAP, al salir de la reunión.
El ministro provincial aseguró que no habría más despidos, aún cuando en el plan de mantenimiento no hay contemplada actividad para unos 60 técnicos e ingenieros.
La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), que trabaja en la provisión del material refrigerante para las centrales nucleares de Atucha I, Atucha II y la Central Embalse, entre algunas de las funciones mas importantes, se encuentra en estado de virtual parálisis.
A pesar de ser el emplazamiento industrial más grande del mundo en el rubro de producción de agua pesada, la cancelación de los proyectos de construcción de las centrales Atucha IV y V, con China, provocó un proceso de desfinanciamiento y parálisis de la actividad que derivó en cambio de funciones para la planta y un plan de retiros voluntarios y despidos para 300 de los 400 investigadores, técnicos, ingenieros y profesionales que solía tener.
60 técnicos a la deriva
“Nos vamos decepcionados porque teníamos muchas expectativas al respecto”, dijo Sosa en diálogo con Telefé Neuquén, quien agregó que “lo que si nos dijeron es que hay un presupuesto para el año que viene para la PIAP, que eso ya estaría, pero lo cierto es que hay 60 trabajadores que no estamos dentro del plantel de conservación”.
Sosa hace referencia a los empleados de la planta que no se encuentran dentro del plan de mantenimiento, que viene perdiendo funciones a raíz de la discontinuidad de la inversión en el sector nuclear, frenada definitivamente en el año 2016, cuando Mauricio Macri decidió dar de baja al acuerdo para la construcción de las centrales nucleares Atucha IV, de tecnología CANDU y Atucha V.
Esa discontinuidad, que prometía llegar a su fin, continuó y el panorama se ensombreció, culminando en despidos y transferencia de funciones de la planta y pérdida y desaprovechamiento del capital científico y tecnológico.
“Montero nos dijo que el compromiso es que no va a haber despidos pero están viendo como hacer para pagar los sueldos”, dijo Sosa.
El representante de los trabajadores y técnicos contó que la provincia prometió no avanzar con más despidos y retiros voluntarios. “En la planta quedamos 104, y queremos estar todos incluidos en este contrato que está a la firma, porque todavía no se firmó”.
“Teníamos muchas expectativas porque el contrato implicaba tener no sólo el pago de nuestro salario, sino también poder realizar todos los trabajos que hacen falta en la planta, tanto de mantenimiento como de operación de equipos”, explicó Sosa.
Es que en el contrato, hoy, hay contemplados apenas 44 trabajadores de los 104, por lo que, a pesar de las promesas del Ministerio de Energía de Neuquén, la continuidad laboral para el 60% de la planta es incierta.
Carta de APCNEAN
En julio, la Asociación de Profesionales de la CNEA (APCNEAN), coordinada por el Físico e Investigador, Andrés Kreiner, emitió un comunicado, justamente, en el que reclamaron por la reactivación de la construcción de la cuarta central con tecnología CANDU, fundamental para reactivar la PIAP.
Bajo de la órbita de la CNEA, (Comisión Nacional de Energía Atómica), creada bajo la presidencia de Perón en el año 1950, para la coordinación de las investigaciones y el desarrollo de la energía atómica en nuestro país, la PIAP integra una de las 5 empresas (PIAP, INVAP, NA-SA, CONUAR, DIOXITEC) que absorben y contienen el capital científico, tecnológico y profesional de nuestro país.
Los problemas de la PIAP
La PIAP estuvo detenida casi 7 años y fue reactivada durante el gobierno de Néstor Kirchner con una inversión cercana a los US$ 1.000 millones. A partir de esta inversión, la planta ENSI (Neuquén) obtuvo la capacidad de abastecimiento de agua pesada para 4 Centrales Nucleares de Uranio Natural.
“En la actualidad esta enorme capacidad instalada se encuentra subutilizada”, explica un informe del Centro de Economía Polìtica de la Argentina (CEPA). El acuerdo con China genera aún más incertidumbre sobre el futuro de la empresa”.
Adicionalmente, no continuar con la tecnología CANDU, significaría una dependencia total de los combustibles nucleares de uranio enriquecido, sólo provisto por las grandes potencias.
La industria nuclear explica el 6% de nuestro sistema energético, pero su crisis es una señal política contundente, puesto que la apuesta por fortalecer este sector implica una jugada mucho mayor que es la de ofrecer energía a las industrias y PyMEs del país.