En los últimos 20 años, la cantidad de agrotóxicos arrojados en la parte más poblada de la Argentina, aumentó en más del 1000 % pasando ya cómodamente los 500 millones de litros anuales. La resistencia de las malezas aumenta, las inundaciones se hacen cíclicas y el cambio climático se hace sentir. La deforestación y la pérdida de biodiversidad son incesantes. Todo inherente y consecuencia de este modelo agrícola químico dependiente, inventado por las corporaciones y avalado por todos los gobiernos de turno.
Los 39 campamentos sanitarios implementados por la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR como practica final para que los alumnos se reciban de médicos, nos informan permanentemente del crecimiento de las enfermedades en pueblos de 4 provincias, que duplican o triplican los índices medios nacionales, y que solo tienen en común el modelo agroindustrial y las fumigaciones con agrotóxicos.
Los estudios de ingenieros como Marcos Tomasoni, son claros con respecto a las fumigaciones: hay varios tipos de derivas y son incontrolables. No en vano el Conicet encontró atrazina y endozulfan en el aire de la Antártida.
El modelo transgénico, casi un monocultivo, destruyó la diversidad productiva y el monte nativo, expulsando en las últimas décadas por hambre y necesidad a varios millones de habitantes, a los arrabales de las ciudades a sobrevivir en la jungla de cemento. Actualmente, con la tecnología disponible, con un trabajador se atienden laboralmente 500 has y según estudios del INTA de Marcos Juárez, el monte nativo absorbe por hora 300ml de agua de lluvia y un cultivo de soja transgénica, fumigado e impermeabilizado por estas sustancias, solo 30 ml por hora.
De los químicos utilizados en estas prácticas agrícolas industriales, el glifosato (+ de 300 millones de litros anuales aprox.) es la estrella máxima, pero la ciencia y la OMS, a través del IARC nos hablan claramente de su toxicidad: son productos categorizados como probables cancerigenos. Ademas, estos venenos son teratogénicos (afectan al embrión en su desarrollo pudiendo causar malformaciones congénitas) y disruptores endocrinos (afectan al sistema hormonal y producen daños irreversibles).
Este breve resumen, no puede expresar o visibilizar la desesperación de los enfermos ni el dolor por los fallecidos. Pero pretende ser claro, sin ambigüedades. Las buenas prácticas agrícolas son un intento a algo parecido a humanizar la guerra a través de pactos internacionales, que de paso nadie cumple. En la guerra las armas matan, en este modelo los tóxicos intoxican y a la larga matan. No se debe humanizar la guerra: no debe haber guerra. No debe haber un modelo que envenena, debe haber uno que respete la vida.
No hay forma de evitar los efectos de este modelo. Solo cambiarlo por otro que sea amigable con la naturaleza y con la vida. Las Buenas Prácticas Agropecuarias o Agrícolas no son una respuesta a todas las agresiones de este modelo. Son solo una estrategia de las corporaciones agroindustriales con la complicidad de los gobiernos, para lograr consenso social, confundir a la población y seguir ganando dinero para un sector concentrado del capital agroindustrial, financiero y especulador, en detrimento de la salud y el bienestar de un pueblo.
¡No maquillemos este genocidio silencioso de personas y especies naturales – transformemos este modelo en uno agroecológico!
¡En Santa Fe y en DEFENSA PROPIA, queremos leyes que nos protejan, en el camino al cambio de modelo!
Que se traten y aprueben nuestros proyectos de:
*MODIFICACIÓN DE LA LEY N.º 11273 (mal llamada de fitosanitarios).
* LEY DE SILOS.
*LEY de FOMENTO DE LA AGROECOLOGÍA.
BASTA ES BASTA
¡GOBIERNE QUIEN GOBIERNE, LA SALUD NO SE NEGOCIA!
Santa Fe, 4 de noviembre de 2019.
MULTISECTORIAL PAREN DE FUMIGARNOS
Fuente: https://www.facebook.com/ParenDeFumigarn0s/photos/a.200450793386328/2406891456075573/?type=3&theater