El acuerdo económico y social debuta con zanahorias pero prepara el garrote

Panorama Semanal.

El tío de Marcos Peña y dueño de La Anónima, Federico Braun, llevó la voz cantante durante toda la primera reunión ente el nuevo gobierno y los supermercadistas.

-Creéme que es así. Creéme que es así. Lo único que hacemos nosotros es trasladar al consumidor los precios que recibimos de las fábricas. Y lo hacemos con mínimo margen.

Al tercer “creéme que es así”, el ministro Matías Kulfas lo miró fijo y le respondió:

-Nosotros no tenemos prejuicios ni preconceptos. Yo le voy a creer en la medida que me muestre los números. Tráigame los números y conversamos.

Alfredo Coto, también presente, tomó nota. Veterano de mil batallas, sabe que su sector puede convertirse muy rápidamente en un villano desde el atril presidencial, especialmente cuando la inflación se dispara. Recuerda nítido el momento en que Néstor Kirchner le soltó aquel “yo lo conozco y sé cómo trabaja sobre el bolsillo de los argentinos”. Por eso eligió cuidadosamente las palabras con las que comentó aquel encuentro del jueves pasado y el de este miércoles con Alberto Fernández, a quien recibió junto al resto de la Asociación Empresaria Argentina (AEA).

La secretaria de Comercio, Paula Español, le elevó anteayer a Kulfas los primeros estudios técnicos sobre aumentos de precios acumulados en las distintas góndolas de los supermercados. Lo más grave no es en alimentos sino en artículos de limpieza e higiene. La bolsa de diez pañales cuyo precio releva el INDEC, por ejemplo, se fue de $73,46 a $139,95. Aumentó un 90%, muy por encima de la inflación, y los modelos más caros treparon todavía más.

Los supermercadistas culpan a las grandes fábricas de alimentos y artículos de tocador por los incrementos arriba del 55% con el que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) apunta a cerrar 2019. Las multinacionales dueñas de esas usinas, a su vez, responsabilizan a las cadenas comerciales. Pero en la reunión del jueves pasado, después de que Braun cargara contra los autoservicios chinos casi hasta el límite de la xenofobia (“íencima son todos extranjeros!”), uno de sus colegas acusó a la industria de haber aumentado sus precios preventivamente, para anticiparse a un congelamiento de precios que nunca estuvo en estudio pero que se rumoreó toda la campaña. Es exactamente lo que procuran averiguar Kulfas, Español y también Miguel Pesce desde el Banco Central: si hubo empresas que hicieron un “colchón” de rentabilidad a costa de sus clientes.

Pindonga y Cuchuflito

Español trabajará en estrecha comunicación con Pesce, que ya le dijo a dos banqueros que será su “ángel de la guarda”. No se trata de un rapto espiritual sino un imperativo macroeconómico. Para tener éxito, el plan de desinflación heterodoxo con el que el nuevo jefe del Central aspira a llegar a un dígito a fines de 2021 requiere que el dinero que el Gobierno ponga en manos de los sectores más bajos (beneficiarios de planes sociales, jubilados de la mínima y empleados estatales) no se vaya por la canaleta de la recomposición de los márgenes de rentabilidad empresarial.

La inyección a la demanda vendrá por partida doble. Por el lado fiscal, por los recursos que reasigna la ley que el oficialismo aspira a sancionar hoy. Todos los que mejoran sus ingresos con esa ley destinarán al consumo el 100% de lo que perciban. Pero también habrá impulso monetario, por la rebaja de tasas que impulsa Pesce para reavivar la economía. Esa rebaja va estar operativa la próxima semana; por eso Fernández designó en comisión a los primeros cuatro directores del Central.

La misión que le encomendó Kulfas a Español es que las empresas respondan a esa mayor demanda aumentando la oferta y no los precios. Para lograrlo procurarán restablecer el sentido original del programa Precios Cuidados: que vuelva a ser una referencia de precios para los productos más importantes de la canasta y no un catálogo de ofertas para pobres. “Se terminó la joda de poner Pindonga y Cuchuflito. Van a volver las primeras marcas”, dijo a BAE Negocios una fuente del equipo. La canasta navideña de 6 productos a $199 fue primer intento que lo logró a medias. En algunas cadenas tendrá sidra Real, en otras Victoria y en otras se ofrecerá la ignota “Señorío de Ondas”. “Es lo que conseguimos en una semana”, se defendió la fuente consultada.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, cree que los planes de pagos impositivos y las facilidades para Pymes que contiene la ley ómnibus ayudarán a que las empresas respondan al crecimiento de la demanda produciendo más. Kulfas también quiere importar una idea brasileña: la “tarjeta BNDES”, una tarjeta de crédito de ese banco estatal de fomento con la que empresarios Pyme pueden comprar insumos en 6 ó 12 cuotas sin interés. La ventaja es que solo se aplica a insumos nacionales. Es una forma de direccionar el crédito desde el Estado.

De todo modos, para enderezar el barco, en el equipo económico creen que el acuerdo social no solo necesita zanahorias sino también palos. Por eso, además de Precios Cuidados, pondrán en marcha el tantas veces postergado Tribunal de Defensa de la Competencia. Desde ahí se impondrán severas multas a quienes incurran en comportamientos anti-competitivos o intenten ejercer una posición dominante en un mercado.

Seres de luz

Las zanahorias y los palos no tienen nombre y apellido, pero sí asoman los primeros candidatos para cada uno. La generación eléctrica, por caso, está “sobre-remunerada” según la óptica oficial. Dicen que no quieren pagar por nueva la electricidad de usinas “ya amortizadas hace décadas”. Asoma allí un cortocircuito con Marcelo Mindlin, Nicolás Caputo y Rogelio Pagano, entre otros pesos pesado del sector. Por eso el fin de semana pasado Fernández marcó la cancha con su anuncio de “revisión tarifaria” por 180 días, que muchos interpretaron como un congelamiento tarifario total pero que en realidad expresó con la suficiente ambigüedad como para revisarlo antes. “Hasta el 30 de junio -dijo- nos vamos a dar tiempo para redeterminar el sentido de las tarifas”.

Lo que ya decidieron en el edificio de Diagonal Sur y Alsina donde tiene despacho el nuevo secretario de Energía, Sergio Lanziani, es que no habrá otro aumento de combustibles antes de Año Nuevo. Las petroleras reclaman que siguen casi 10% atrasados. Pero con el retoque de las retenciones a la exportación de crudo que contiene la ley ómnibus, ese argumento caducó. Aunque del actual 5,5% ($4 fijos por cada dólar de $63) no se sube al techo al 12% previsto inicialmente, el 8% que impone también representa un incremento. Es decir, un incentivo a refinar y vender acá y no a exportar ese crudo.

En Bienes Personales, según otra fuente del equipo económico, habrá una zanahoria jugosa: para que no le cobren la sobrealícuota del 100% que prevé la ley por tener el dinero fuera del país, alcanzará con que un contribuyente repatríe una parte ínfima de esos fondos. No hará falta repatriar todo. Es algo que definirán en la reglamentación. Pero que ya transmitieron por lo bajo el propio Presidente y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en la reunión con AEA donde participaron Héctor Magnetto, Luis Pagani y Paolo Rocca, entre otros.

El que verá el palo antes que la zanahoria es el dueño de MercadoLibre, Marcos Galperín. No será tan duro como quisiera Juan Grabois, porque en el Gobierno valoran el canal de venta que representa la plataforma de e-commerce para las Pymes. Pero de a poco apuntan a corregir las distintas ventajas a su favor que representa la ausencia total de regulación sobre sus actividades. Pesce buscará desde el Central que no haga intermediación financiera, algo que tiene prohibido. Es decir, que no gane dinero por captar depósitos y prestar esos fondos a tasas más altas. La AFIP procurará que se combata de manera más efectiva la venta de productos de contrabando. Y el Ministerio de Trabajo, que deje de pagarles como empleados de comercio a quienes se desempeñen en tareas filo-bancarias.


Fuente: https://www.baenegocios.com/columnistas/El-acuerdo-economico-y-social-debuta-con-zanahorias-pero-prepara-el-garrote-20191219-0104.html

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