Carlos Stasiuk, trabajador despedido de Cresta Roja, describe con claridad el conflicto iniciado en 2015, que derivó en una nueva represión el viernes pasado, en Esteban Echeverría. Crónica de una situación desesperante, que necesita una urgente solución.
Texto: Rodrigo Ferreiro. Edición: Fernando Tebele. Producción: Nicolás Rosales y Natacha Bianchi.
El de Cresta Roja parece un conflicto interminable. Comenzó antes de que asumiera Mauricio Macri, pero su gobierno empeoró la situación y el gobierno actual no ha conseguido normalizar la situación. Los trabajadores volvieron a sufrir el embate de las fuerzas represivas el viernes pasado. Uno de los trabajadores despedidos, Carlos Stasiuk, dialogó con La Retaguardia.
—La Retaguardia: ¿Querés comentarnos un poco sobre la genealogía del conflicto en Cresta Roja?
—Carlos Stasiuk: Esto comenzó en febrero de 2015 con una cesación de pagos por parte de la patronal. Entonces se hizo una asamblea para intentar cobrar en cuotas. Aceptamos esa condición, pero la situación se fue agravando, comenzaron a querer pagar el aguinaldo en cuotas también y más adelante se decidió despedir a algunos compañeros. Para el mes de diciembre de 2015, con el cambio de gobierno, la situación se hizo aún más difícil, la gestión macrista nos reprimió en Ezeiza, a fines de ese año (Todo el acuerdo es provisorio). Para abril de 2016 se reabre Cresta Roja luego de la quiebra, con la presencia de Macri y Vidal y la intervención estatal, y dicen que es una empresa que va a volver a producir como antes, cosa que no sucedió. De los 3300 que éramos en 2015 quedamos 2100 y pusieron a cargo de la empresa a Santiago Perea, un testaferro de un funcionario del gobierno de Cambiemos, que es sobrino de Amadeo Perea, diputado del PRO. Perea estuvo casi dos años explotando la empresa con el aval de la jueza Valeria Pérez Casado. En febrero de 2018 el operador macrista se va, y se pone a otro, que viene de la empresa Wade/Tres Arroyos, cuyo dueño es Joaquín de Grazia. Llegan con una nueva propuesta para reabrir la empresa, avalada por el Ministerio de Trabajo, que implicaba despedir nuevamente del personal, reducción salarial y el pago en 24 cuotas de la indemnización que nos debían desde 2015. Algunos compañeros aceptaron, pero cerca de 250 decidimos no hacerlo, y fuimos despedidos por la empresa. Hoy en día esa empresa sigue operando, con el mismo dueño y con una planta total de 1300 compañeros. Es decir, en 2015 éramos 3300, luego pasamos a 2100, y quedaron hoy 1300. Una reducción de más del 50%. Hoy, este operador no quiere tomar a nadie, ni a los despedidos ni a los cesanteados, que firmaron un acuerdo que venció en julio de 2019 y que reciben sólo 10 mil pesos por mes. Es una situación desesperante para cerca de 2000 familias y esperamos una pronta respuesta del gobierno actual, porque estamos reclamando volver a trabajar.
—LR: ¿qué sucede a partir de diciembre de 2019 con el cambio de gobiernos nacional y provincial?
—CS: Para el mes de diciembre de 2019, cuando recién había asumido el gobierno, nos reunimos con el equipo del ministro de trabajo, Claudio Moroni. Quedaron preocupados por la situación y dijeron que iban a hacer una presentación. A finales de diciembre nos reunimos con el Ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, nos escuchó y dijo que iba a armar una mesa de diálogo con Fernando Gray, Intendente de Esteban Echeverría. Esa mesa jamás se hizo, ningún secretario nos llamó. El 2 enero nos volvimos a juntar con otro ministro, Daniel Arroyo, de Desarrollo Social. Nos comentó que la solución iba a tardar, pero nos prometió medicamentos y bolsones de mercadería que ayuden a las familias. Nunca llegaron. En este momento solo tenemos diálogo con el Secretario de gobierno de Esteban Echeverría, pero con nadie más. Pasaron dos meses de la promesa de Arroyo, y la paciencia se agota. Por eso mismo nos volvimos a juntar, hicimos una olla popular, una más, para juntar mercaderías de las diferentes organizaciones que apoyan, y que ayuda a la situación grave de las familias. Esto empezó temprano, cerca de las 8 de la mañana, y cuando fuimos a bloquear los portones, apareció el GAD (Grupo Apoyo Departamental) e Infantería de la Provincia de Buenos Aires. Cuando impedimos la salida de un camión, empezaron reprimir con balas de goma y gases lacrimógenos. Había chicos, familias y fue una situación tensa. Estamos cansados de que nos repriman, venimos de un gobierno de Cambiemos que nos reprimió nueve veces, y ahora cambia el gobierno y nos vuelven a reprimir. Nos tratan como lo peor y lo que queremos es abrirnos al diálogo y llegar a una solución para volver a trabajar, porque las heladeras siguen vacías y la situación es desesperante.
—LR: ¿Hubo alguna explicación del Estado ante esta represión?
—CS: Bueno, cuando fueron detenidos un par de compañeros y fuimos a la comisaría para que los liberaran apareció gente del Ministerio de Trabajo a apoyar, trajeron su solidaridad, pero nosotros lo que queremos es volver a trabajar. Esperemos que lleguemos a un acuerdo lo antes posible.
Fuente: http://www.laretaguardia.com.ar/2020/03/estamos-cansados-de-que-nos-repriman.html