En paralelo a la emergencia sanitaria producto de la pandemia del COVID-19, los casos de dengue ascienden a 32.223, según el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud, en tanto que son 24 las personas fallecidas.
“La epidemia del Coronavirus irrumpió en la vida, uno no lo esperaba. Pero el dengue era un tema previsible que no se abordó”, criticó, en entrevista con FM La Barriada, Alcira Ferreres, epidemióloga y ex Jefa de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Penna de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En este sentido, apuntó que en los casos de dengue, tuberculosis, Chagas, parásitos y enfermedades de transmisión sexual, los profesionales en el ámbito de la medicina preventiva y epidemiología conocen al respecto, en tanto que aquellas personas que tengan a cargo un proceso de gestión (sea una comuna, un barrio o una intendencia) “deberían tener una previsión mínima” sobre la aparición de enfermedades contagiosas que se presentan en brotes.
“Con el tema del dengue no se cuidó el ambiente. No se cuida desde el año 70”, señaló. “Da igual si la persona vive en Puerto Madero o en un asentamiento, el Estado debe proveer higiene ambiental, recolección de residuos, agua potable y cloacas”, reclamó, destacando que dichos servicios deben ser garantizados indistintamente, “ ya sea un grupo de personas que viven “legalmente” o una persona que tuvo que ocupar un espacio porque no hay planes de vivienda o porque los alquileres son imposibles de pagar”.
“Le bajan un folletito al individuo diciéndole que se lave las manos, y la persona no tiene agua. Le dicen que se ponga repelente, pero la persona vive con un montón de residuos y mal saneamiento porque no tiene agua potable y debe recolectar agua en baldes”, observó.
Además, advirtió que en las ciudades la gente también recolecta residuos para vender, poniéndolos en el patio, donde cuando llueven acumulan agua, por lo que “son perfectos criaderos”.
“Hay una “lógica no entendida” de cómo vive la gente, opinó en relación a las medidas adoptadas por el gobierno, planteando que “el folleto no está mal” pero no tiene en cuenta las circunstancias en las que vive una persona a la cual “un Estado indiferente” llevó.
“En las circunstancias que tenemos, hasta que no cambien, entre los vecinos debemos encontrar formas para ver cómo nos protegemos”, alertó.
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