Un joven gay de 27 años denunció que el 1 de mayo fue golpeado y agredido por agentes homoodiantes de Infantería y por policías de la comisaría sexta de Río Gallegos (provincia de Santa Cruz. Contó que mientras estuvo alrededor de seis horas detenido, en el contexto de la pandemia, le quebraron un maxilar, le fisuraron las costillas y le dejaron hematomas en todo el cuerpo, burlándose de su orientación sexual. La denuncia está en el juzgado de instrucción número 1 a cargo de la jueza Marcela Quintana.
Por María Eugenia Ludueña con colaboración de Hilo Violeta.
Jorge Astorga, la víctima, denunció este 7 de junio ante la delegación del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia) en Río Gallegos la violencia policial sufrida. La delegación local ya pidió la apertura del expediente y dijo a Presentes que está acompañando a la víctima. La discriminación hacia una orientación sexual disidente puede terminar agravando la pena de quienes ejercieron violencia institucional en dos fuerzas de seguridad: la Infantería y la policía.
La denuncia
Según relató Jorge Astorga, la víctima: “El 1 de mayo sufrí un abuso de poder de parte de la policía y de Infantería. Me encontraba acompañando a mi madre y me dirigía a mi domicilio a las 2:45 de la madrugada -estamos a cinco cuadras de distancia-. Infantería me paró, no me preguntó mi nombre ni el motivo de por qué circulaba a esa hora, y me hizo subir a la camioneta. Ahí adentro les pregunté por qué me detenían y uno de Infantería me respondió: “mirá cómo hablaste, trolo, maricón”. Empezaron los abusos: piñas, trompadas, y así fue todo el camino hasta la seccional 6ta. en el barrio Evita. Me bajaron de los pelos y me arrastraron por toda la comisaría hasta un sector de quinchos”.
Insultos y amenazas de violación
Jorge cuenta que en el camino perdió las zapatillas y las medias, y que la violencia continuó luego por parte de los agentes policiales. “Ahí había tres o cuatro policías de la comisaría, entre ellos una mujer. Siguieron patadas y trompadas, se reían de mí por ser gay, por cómo estaba vestido. Me denigraban por homosexual. Cuando llegué me sacaron los aritos y no me los devolvieron”. Jorge dice que al principio no quiso revelar su nombre hasta no saber el motivo de su detención. Pero en un momento, mientras seguía siendo “denigrado gente homofóbica, estaba sentado en una silla, llegó el jefe de turno y me dijo si iba a firmar papeles. Les dije que no, entonces uno de Infantería me tiró de la silla, me patearon en el suelo. Uno de ellos me presionaba los pies, otro en la espalda y otro me ahogada en el cuello con su borcego hasta dejarme sin aire. Accedí a decirles mi nombre y firmé los papeles, eran cuatro”.
Hasta hoy no sabe qué firmó. “No me mostraron. Pedí comunicarme con familiar y me lo negaron. Me repetían que yo no tenía derechos. Decían que yo había mirado muchas películas. Me negaron hasta el permiso para ir al baño, me decían que me hiciera encima. Me levantaron todo golpeado, y en el trayecto al al calabozo me amenazaban que me iban a llevar con otros presos para que me violen. Pensé que iba a suceder. Pero en el calabozo había dos personas detenidas por incumplir la cuarentena. Sólo estaban demoradas, las habían tratado bien”.
Revictimización
Jorge pasó la madrugada helada de Río Gallegos “descalzo y muerto de frío”. Sin poder creer lo que estaba viviendo. A las 9 y media de la mañana recuperó la libertad y se fue a su casa. “Me acosté a dormir y a la tarde fui al Hospital Regional de Río Gallegos. Me hicieron exámenes y placas que demuestran que tengo fractura maxilar y fisura en las costillas, aparte de hematomas en todo el cuerpo. Salí a las 2 de la mañana y me dirigí al Comando 101 a hacer mi denuncia. Me trataron muy mal y me dijeron que no tomaban denuncias, que tenía que volver adonde habían sucedido los hechos. Yo no quería cruzarme con el turno y revivir todo. Me armé de valor y de fuerza y fui. El jefe de turno no estaba al tanto de lo que había sucedido en el turno noche. No podía creer. Después fui a hablar con Jefatura y tampoco estaba al tanto. Así yo hubiera estado incumpliendo la cuarentena -aunque estaba fuera del horario estipulado, estaba acompañando a mi madre- no era para que me dieran esa golpiza ni el trato que sufrí. Me dijeron que como mucho me correspondía un acta o demorarme”. Me sugirieron que esperara uno o dos meses, porque esto tarda un montón”.
El tiempo pasó y Jorge no recibió respuesta. “Esperaba alguna sanción o sumario para quienes están en esas fuerzas, pero siguen trabajando con total normalidad”.
El lunes 8 de junio el Ministerio de Seguridad de Santa Cruz informó a través de un comunicado que el personal que intervino fue sumariado.
La intervención del INADI
“Tomamos la denuncia administrativa y lo estamos acompañando. También estamos articulando con la Secretaría de Derechos Humanos para que pueda llevar adelante la denuncia penal. El INADI ya dio apertura al expediente”, dijo a Presentes Lucrecia Vivanco, delegada de INADI en Santa Cruz. “Esto un hecho gravísimo donde se ponen de manifiesto prejuicios y discriminaciones de odio hacia las personas con orientaciones sexuales disidentes y nos encienden todas las alarmas. Es un acto de violencia institucional que nos parece inadmisible y que debe ser enérgicamente repudiado”.
Y agregó que “las intervenciones que hemos tenido del INADI en Santa Cruz en contexto de pandemia han tenido que ver con situaciones que vuelven a vulnerar a colectivos ya vulnerados y discriminados, como la diversidad sexual”.
Coronavirus y abusos policiales
“Más allá de este caso particular que va sobre la orientación sexual, la policía de Santa Cruz viene teniendo actos violentos en toda la provincia. Hace poco tuvimos violencia en Pico Truncado, los últimos feminicidios están relacionados con agentes de la fuerza como parejas de las víctimas -dijo a Presentes Romina McNamara, integrante de PA.DE.HU (Patagonia por los Derechos Humanos), quien participa de la Mesa de Mujeres -una organización de Río Gallegos que nuclea a organizaciones diversas: barriales, sociales, sindicales y también pastorales-. “El tema de la pandemia les dio cierta autoridad en las calles y están cebados”.
Jorge dice que no le ha sido fácil salir a hablar. Lo impulsa lo mismo que a tantas víctimas: “Así como me pasó a mi, le debe pasar a mucha gente en el barrio, en la ciudad. Muchos nos callamos por miedo a represalias. Quiero que se haga justicia. Que las personas que estuvieron involucradas en ese turno se hagan cargo de lo que hicieron. Nunca me habia pasado nada de esto ni había sufrido discriminación. Que todavía pasen estas situaciones de homofobia y por parte de la policía me produce miedo. No es fácil hacer una denuncia y hablar. Pero hay que dejar de callarnos y que se haga justicia”.
Esta nota contó con la colaboración de Noticias de la Patagonia Austral, programa de @FMUNPA 99.9, Radio Universidad Nacional de la Patagonia Austral, y el Hilo Violeta, noticias con perspectiva de género de Radios Universitarias de Argentina nucleadas en ARUNA (Asociación de Radios Universitarias Argentinas).
[…] Fuente: Argentina Indymedia […]