Prólogo del acuerdo entre empresarios y sindicalistas que alienta el Gobierno con monitoreo internacional y patrocinio de Gustavo Béliz.
El Gobierno avanzó ayer con el diseño de un acuerdo con empresarios y gremialistas que se intentará encarar en dos niveles: uno, en lo inmediato, para encaminar medidas de impulso productivo orientadas a la contención y eventual salida de la crisis; y otro, de mediano y largo plazo, que requerirá la constitución de un Consejo Económico y Social por ley, como prometió Alberto Fernández en campaña, con iniciativas de fondo relacionadas con el marco tributario, crediticio, social y hasta laboral. Fue a través de una reunión presencial y virtual que presidieron el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, y el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, con la participación de funcionarios extranjeros ligados a los mecanismos de diálogo social.
El encuentro, que anticipó ayer Ámbito, reanudó los contactos que el propio Ejecutivo había impulsado en la prepandemia bajo el paraguas del gabinete económico que tenían como objeto la preparación para el lanzamiento de un pacto social. Ayer volvieron a juntarse con ese propósito dirigentes de la CGT, la CTA de los Trabajadores, la Unión Industrial (UIA) y la Cámara de Comercio (CAC) con referentes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las Naciones Unidas (ONU) y de países como Bélgica y Grecia. El propio Gobierno planea para la semana que viene iniciar una ronda de encuentros con los mismos protagonistas pero ya para evaluar medidas de política económica para atender la coyuntura.
Para Alberto Fernández es, además, un modo de reafirmar su vocación dialoguista con las principales cámaras empresarias como respuesta a los sectores del Frente de Todos, entre ellos la propia Cristina de Kirchner o Hebe de Bonafini, que pusieron reparos a una mesa de negociación con la participación del gran capital local.
Antes del arranque del encuentro el cosecretario general de la CGT Héctor Daer descartó que un fruto inmediato de las negociaciones pudiera ser una reforma laboral: “si empieza por ahí no hay diálogo posible. Lo que tenemos que tener son objetivos claros para que nuestro país evite la fragmentación social, el desempleo y la informalidad”. En Trabajo confirmaron que no hay en principio un capítulo puntual sobre modificaciones a la legislación laboral pero admitieron que podrán realizarse actualizaciones o mejoras a la normativa en cada convenio colectivo, con aval del Gobierno.
Además de Béliz, Moroni y Daer acudieron Cecilia Nicolini, asesora de Presidencia, Daniel Funes de Rioja (UIA), Natalio Grinman (CAC), Gerardo Martínez (CGT), Hugo Yasky (CTA-T), Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la oficina argentina de la OIT, Roberto Valent, coordinador residente de la ONU en Argentina. Para Yasky la convocatoria representó la vuelta a las mesas multisectoriales luego de haber quedado afuera del acto por el 9 de julio. La experiencia internacional relacionada con las negociaciones multisectoriales promovidas por los Estados estuvo expuesta por Youcef Ghellab, jefe de la Unidad de Diálogo Social y Tripartismo de la OIT; Apostolos Xyraphis, secretario General del CES de Grecia, y Geert De Poorter, presidente de la Junta Directiva, Servicio Público Federal Empleo, Trabajo y Diálogo Social de Bélgica.