Dice Cristina, su madre: “Mi hijo era peronista y defendía sus derechos. Y creo que a alguien eso no le gustó y se excedió”.
Por ejemplo, su derecho a declararse adepto del creador de la Triple A, e impulsor y organizador de la Operación Cóndor.
Su derecho a votar corruptos en el poder político, en los sindicatos y donde sea que estos delincuentes puedan hincar la uña.
Su derecho a apuntalar la hegemonía peronista de 77 años, que casi ha logrado convertir en inviable un país que debiera mirar a los demás por encima del hombro.
Facundo defendió su derecho a morir —como tantos otros jóvenes— en el país brutal y corrupto que el peronismo ha moldeado con el apoyo de millones de Facundos.