En los Juegos Olímpicos se construye el deporte, más allá de los podios. Tras 5 días desde el inicio de la máxima competencia mundial, compartimos y analizamos los eventos más importantes para comprender de qué manera la masificación del deporte de alto rendimiento es una oportunidad para poner en juego nuevas miradas y contribuir a transformar estructuras rígidas y profundamente desiguales.
Por Mica Gamuza para Red Eco.
Hay mucho para hablar del evento más importante del deporte mundial. Siempre es linda la espectacularidad con la que se presenta esta fiesta. La ceremonia, la mixtura de diversas culturas en un mismo lugar, las luces y los ojos puestos en lo que pasa dentro de los espacios de juego y las historias de sus protagonistas para ser testigos de enormes éxitos o posibles frustraciones. Pero existen otros aspectos por fuera de los partidos y las medallas que contribuyen u obstaculizan la reconstrucción del deporte que conocemos.
Por eso haremos un recorrido por algunas de las características más importantes de Tokio 2020* y la representación de las deportistas argentinas en estos primeros días (*a algunes todavía nos resulta incómoda esa especie de demencia del mercado que finge en gráficas e insiste con el Tokio 2020 en el 2021).
Por empezar fue muy particular el período de organización. Por primera vez en 125 años de historia fueron postergados y se desarrollan luego de una pausa de 5 años respecto de su antecesor en Río de Janeiro, Brasil (si bien fueron suspendidos en 1916, 1940 y 1944 como consecuencia de la Primera y Segunda Guerra Mundial, nunca habían sido postergados).
Además tuvieron que adaptar toda su estructura de convivencia a protocolos de cuidado y aislamiento preventivo que llevaron a medidas que van desde la construcción de camas de cartón para sugerir que no haya encuentros sexuales entre deportistas, hasta la imposibilidad de que haya público en los eventos.
Los procesos de clasificación para las distintas disciplinas también fueron particulares por la situación epidemiológica y las consecuentes medidas y restricciones dispuestas en cada país en los distintos momentos del último año. La gran mayoría tuvo que adaptar sus rutinas y procesos de preparación además de padecer la suspensión de torneos previos a los JJOO.
Participan en total 11.693 deportistas de los que el 48% pertenece a la categoría femenina(1). Una de las medidas tomadas por el Comité Olímpico Internacional (COI) para equiparar la participación fue la incorporación de 9 competencias mixtas dentro de 7 deportes: natación, judo, triatlón, tiro con arco, tenis de mesa, tiro y atletismo. Otra de las decisiones implementadas a partir de este año, que se anima a transformar las tradiciones de una competencia profundamente arraigada en su herencia, es la posibilidad de doble representación de les abanderades de cada delegación durante la ceremonia inaugural. Los países pudieron elegir que haya dos representantes en la bandera (uno femenino y otro masculino).
Argentina aprovechó esta oportunidad para homenajear en el reconocimiento a Santiago Lange y Cecilia Carranza, la dupla de velistas que obtuvieron la medalla dorada en Río 2016. De esta manera, Cecilia se inscribe como la séptima abanderada de nuestra delegación después de Isabel Avellán (1956), Cristina Hardekopf (1960), Jannette Campbell (1964), Gabriela Sabatini (1988), Carolina Mariani (1996) y Luciana Aymar (2012).
Cecilia además llega a la cita portando la bandera de la comunidad LGTBQ+ tras haber decidido hacer pública su orientación sexual colaborando en la campaña de la fundación “It Gets Better”, que trabaja en propuestas para la inclusión y visibilización de la comunidad especialmente entre las juventudes. Esta representación en nuestra bandera mixta es fundamental porque toma como estrategia la enorme masividad del evento en el mundo para poner en agenda y en palabras la necesidad de un deporte y una sociedad más igualitaria.
Tokio se anota como el Juego Olímpico con mayor participación de deportistas públicamente declarades dentro de la comunidad LGTBQ+ (168 según la revista Out Sports) y esto se traduce en esos momentos particulares que vale la pena mencionar y que ubican al deporte como una herramienta para poder modificar ciertas estructuras. En el cuarto día de competencia, Tom Daley, deportista de Gran Bretaña que se desarrolló en Salto Sincronizado a 10 metros y es activista del movimiento LGTBQ+, obtuvo la medalla dorada junto a su compañero Matty Lee y dijo en conferencia de prensa: “Me siento increíblemente orgulloso de decir que soy gay y también campeón olímpico, cuando era joven pensaba que nunca sería alguien o que no lograría algo por ser quien era”(2).
Otra enorme victoria es la participación de Laurel Hubbard, la neozelandesa que practica halterofilia (levantamiento de pesas) y será la primera mujer trans en disputar un Juego Olímpico, aunque esta es una batalla que no está saldada. Quienes gestionan y establecen los criterios del deporte siguen dividiendo a las personas de forma binaria y por eso sólo existen las disciplinas femeninas y masculinas (o mixtas) y para eso deben determinar y fundamentar ¿Qué variables determinan qué es ser mujer o varón? La respuesta es compleja y tiene enormes errores. Según el cuerpo médico: la testosterona, una hormona presente en varones y mujeres, pero que se desarrolla principalmente en varones, que potencia el aumento de la masa muscular y el consecuente desarrollo de capacidades como la fuerza y la potencia. Por eso, Laurel, que decidió realizar el tratamiento de regulación hormonal donde controla sus niveles de testosterona y los certifica a través de estudios mensuales, puede participar de la competencia y lo celebramos.
Pero, de la misma manera y bajo las mismas reglas, Namibia Christine Mboma y Beatrice Masilingiles de 17 y 18 años respectivamente, quedaron excluidas de las competencias de atletismo por decisión de la World Athletics (WA) por producir naturalmente un nivel de testosterona más alto que el estipulado y elegir no someterse a un tratamiento de regulación.
Es que mientras las ciencias del deporte se empeñan en encontrar parámetros para hacer encajar a les deportistas en su categorización binaria, las respuestas políticas de la competencia, es decir, las decisiones de quienes tienen el compromiso de fomentar el deporte sano y virtuoso excluyen a deportistas. Así es como mientras el COI se presenta como enemigo del doping, es decir, del consumo de sustancias que permitan a les atletas mejorar sus rendimientos, se muestra a favor de tratamientos invasivos que obliguen a les atletas a reducir sus rendimientos o limitar sus ventajas naturales.
A su vez la falta de representatividad de deportistas trans o no binaries también excluye a miles de personas del otro lado de la pantalla porque, al fin de cuentas, es fácil fundamentar que el deporte y especialmente este evento contribuyen a construir representaciones sociales o, también, a sostener desigualdades.
Otro de los casos relevantes en torno al doping es la participación de la delegación rusa, ya que el Tribunal de Arbitraje Deportivo prohibió por dos años el uso del nombre del país e incluso la utilización del himno nacional en consagraciones, debido al caso de falsificación de pruebas del control antidoping, con complicidad del Estado, cuando el laboratorio era regido por ese país. Muchos atletas quedaron descalificados de la competencia y quienes sí viajaron participan bajo el nombre de ROC (por referencia al Comité Olímpico Ruso) y su bandera es una llama blanca, roja y azul encima de los anillos olímpicos.
A la lista, cada vez más grande, de quienes ven en el deporte la posibilidad de construir nuevas perspectivas, se anota también la selección femenina de Beach Handball de Noruega que se opuso a participar del certamen con la indumentaria reglamentaria (bikini, con un alto de 10 cm) por considerarla una medida anticuada que sólo sexualiza a las deportistas y resulta poco práctica para el juego. Las jugadoras utilizaron shorts en su partido contra España en reclamo y fueron sancionadas por la Asociación Europea de Handball (EHF) con multas para cada una y el equipo . El reclamo incluso atravesó el mundo de la música y la cantante estadounidense conocida como Pink propuso pagar las multas en apoyo a esta demanda.
Por su parte, la actual máxima referente del deporte olímpico de Estados Unidos Simone Biles, de 24 años, que llegó como candidata a varios podios después de haber conseguido 4 medallas doradas y 1 bronce en Río 2016, tuvo que retirarse por complicaciones médicas durante la competencia final por equipos y también aprovechó los micrófonos que contribuyen a la masificación de la experiencia para manifestar la necesidad de comprender a les deportistas de manera integral cuando dijo que priorizaría ante todo su salud mental y aclaró: “Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos y no sólo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”(3). Estas ideas aparecen como revoluciones de ciertas formas construidas de hacer deporte de alto rendimiento, donde naturalizamos el sufrimiento y lo justificamos para obtener resultados deportivos.
Además, el pabellón de gimnasia olímpico de Tokio protagonizó un momento histórico tras despedir de pie a Ezbeka Oksana Chusovitina, la atleta de 46 años que participó de 8 Juegos Olímpicos (desde Barcelona 1992) en representación de la Unión Soviética, Alemania y Uzbequistán.
Otra curiosidad de estos Juegos es la incorporación de 5 deportes a la terna olímpica: beisbol, karate, escalada deportiva, surf y skateboarding que en los primeros días suma un récord con el podio femenino más joven de la historia. La medalla dorada fue para la japonesa Momiji Nishiya y la plateada para la brasilera Raysaa Leal, ambas de 13 años. Que un deporte de cuna urbana alcance el nivel olímpico resulta importante porque aporta a un evento profundamente conservador, la oportunidad de aggiornarse a nuevas emergencias que, como queda demostrado, habilitan la participación de la juventud.
No necesitamos muchos días para demostrar que, así como la competencia deportiva más importante del mundo estimula nuestra pasión por los colores, también nos permite ver de cerca el deporte de alto rendimiento construido a través de una larga tradición del olimpismo que se rige por los principios de amateurismo y arraigo en las bases deportivas, pero que además debe acoplarse a tiempos cambiantes que implican transformaciones y que muchas veces dejan de manifiesto profundas desigualdades que el deporte reproduce hace cientos de años.
La televisación masiva y el enorme mercado que generan, sumado a deportistas que utilizan sus redes sociales para mostrarnos el día a día de aquellas personas que dentro de la zona de juego son representadas como glorias nacionales, deja de manifiesto cómo el deporte es una herramienta para interpretar, pero además proponer nuevas miradas sobre nuestra realidad.
Más allá de los hitos y novedades de esta edición de los JJOO, hasta hoy, la delegación argentina también tuvo algunas participaciones destacadas:
* Paula Pareto sorprendió en la ceremonia inaugural tras ser elegida para representar a América en la bandera olímpica. En su competencia de Judo obtuvo un diploma olímpico tras perder el repechaje y se retiró ovacionada por la delegación argentina, que la esperó en la Villa Olímpica para expresar el cariño y la profunda admiración por una de las deportistas más importantes de la historia de nuestro país (primera medallista dorada femenina en disciplinas individuales).
* Abigail Magistrati: La gimnasta de 17 años, que es la más pequeña de nuestra delegación, compitió en su primer Juego Olímpico tras haber clasificado días antes de la competencia por la expulsión de su compañera Martina Dominici por haber dado positivo en el doping en el Campeonato Sudamericano de Río.
* Belén Perez Maurice: Es esgrimista y culminó su tercer Juego Olímpico tras quedar eliminada en primera ronda, en un fallo que cuestionó, contra la húngara Ann Marton. Cuando finalizó la competencia, su novio y entrenador desde la infancia, Lucas Saucedo le propuso casamiento en cámara, con una imagen que dio vueltas al mundo.
De todas las que nos representaron hasta ahora siguen en competencia: Ana Gallay y Fernanda Ruso (Beach Voley), Delfina Pignatello (800 mts libres de Natación), Las Panteras (Voley), Las Leonas (Hockey), Lucía Falasca, Celia Tejerina y Cecilia Carranza (Vela), Victoria Travascio y María Sol Branz (Yachting), Eve Silvestro y Milka Kraljev (Remo).
Culminaron su participación en Tokio: Fernanda Ruso (Tiro), Paula Pareto (Judo), Virginia Bardach y Julia Sebastián (Natación), Melisa Gil (Tiro al plato), Abigail Magistrati (Gimnasia), Nadia Podoroska (Tenis), Belén Pérez Maurice (Esgrima), Romina Biagioli (Triatlón) y Sofía Gómez Villafañe (Ciclismo).
Fuentes:
(1) https://olympics.com/tokyo-2020/olympic-games/es/resultados/todos-los-deportes/deportistas.htm
(2) https://cnnespanol.cnn.com/video/simone-biles-salud-mental-jjoo-digital-pkg-originall/
(3) https://www.bbc.com/mundo/deportes-57990411
Fuente: http://www.redeco.com.ar/nacional/masdelpais/33503-m%C3%A1s-all%C3%A1-de-los-podios-y-medallas