En el duro invierno de 1946, miembros de las Comunidades del Pueblo Kolla: Queta, Tinate, Casabindo, Casa Colorada, Guadalupe, Agua Chica, Miraflores de la Candelaria, Quichagua, Abra Pampa y Rinconada, emprendieron una histórica marcha desde la Puna hacia Plaza de Mayo para hacer visibles sus justos reclamos territoriales y denunciar situaciones reiteradas de explotación y opresión por parte de quienes se hacían llamar “dueños de la tierra”. Recorrieron más de 2.000 km para presentar sus pedidos al entonces Presidente de la Nación Juan Domingo Perón.
03/08/2021
El trasfondo era crudo: sus territorios ancestrales fueron ocupados casi en su totalidad por europeos y sus descendientes criollos. En algunas regiones los miembros de los Pueblos Originarios fueron asimilados como “siervos”, en otras desplazados y hasta exterminados.
El Malón partió el 15 de mayo de 1946 de Abra Pampa, Jujuy; arribó a la capital provincial San Salvador de Jujuy el 24 de mayo, donde los puneños, a pie, se juntan con otra columna que venía de Orán y de Iruya (Salta). Eran 174 personas que, convencidas de sus reclamos, decidieron emprender este desafío. Dos días más tarde llegaron a Salta, luego a Tucumán el 9 de junio, a Córdoba el 22 de junio, y continuaron hacia Rosario.
La marcha seguía incansable y perseverante; pasó por San Nicolás de los Arroyos el 18 de julio y por Pergamino el 21 de julio, donde una Comisión de Vecinos les ofreció comida y ropas. Fueron recibidos por una multitud, incluyendo autoridades municipales y agricultores, que además venían reclamando por una reforma agraria. El Malón llegó a Luján el 30 de julio, y a Merlo el 1 de agosto, donde fueron bienvenidos y recibieron nuevamente aportes de solidarizados vecinos.
Los manifestantes Indígenas ingresaron a Buenos Aires desde Liniers el 3 de agosto de 1946, luego de más de 70 días de marcha. Fueron recibidos por los directores del Departamento de Protección Aborigen y alojados en el Hotel de Inmigrantes, en Puerto Madero, en lo que significó una demostración simbólica que, junto a una carta escrita por el Presidente Perón -donde se comprometía a la restitución de los territorios- resultó solamente eso, un simbolismo vacío.
Luego de esta recepción, el 27 de agosto, lejos de recibir respuestas a sus demandas tan postergadas, los miembros de las Comunidades Originarias fueron obligados por la Prefectura Naval Argentina a tomar un tren de regreso. Al encontrar resistencia, fue llamada la Policía Federal Argentina, y hacia la medianoche el Hotel de Inmigrantes fue atacado con gas lacrimógeno.
En la madrugada, tropas de asalto ocuparon el lugar de hospedaje, irrumpieron en los dormitorios y comenzaron a sacar a los indígenas por la fuerza. Fueron golpeados y empujados, como antes en sus territorios ancestrales.
A golpes los obligaron a subir al tren, que después pasó por Rosario y Córdoba en ruta al NOA, con las estaciones cercadas por la policía para impedir que los luchadores originarios se bajaran.
El 3 de septiembre el tren llegó a San Salvador de Jujuy, los esperaban capataces y capangas, que se cobraron ese grito de libertad que hoy es un mojón de vergüenza en la historia nacional : el Malón de la Paz
En 1949 como repercusión del Malón, el gobierno nacional expropió tierras en la Puna y en la Quebrada de Humahuaca, para devolverlas a las Comunidades Indígenas, pero la efectivización nunca se llevó a cabo.
El Malón de La Paz todavía se encuentra invisibilizado en el relato historiográfico, tanto el liberal como el revisionista. El Pueblo Kolla continúa su lucha por la recuperación de sus territorios y el efectivo cumplimiento de sus derechos.
Con la colaboración de Mercedes Murúa